Toma una pequeña botella de vidrio transparente e introduce en ella tres alfileres, tres pedacitos de raíces de ruda macho, un puñado de sal gruesa y la cáscara de medio limón. Tápala con un tapón de corcho. Coloca la botella en una ventana y déjala allí, sin cambiarla de lugar, y l as maldiciones jamás te llegarán.
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