sábado, 13 de julio de 2019

Cada mañana....




Tomate 2 minutos al despertarte para conectarte con tu respiración. 

Inhalando en cuatro tiempos y exhalando en seis tiempos por nuestras fosas nasales, 

llevando todo el aire y nuestra atención al abdomen. 

La práctica de la respiración consciente aquieta nuestros pensamientos, disminuye la 

ansiedad y el estrés y nos predispone mejor para empezar el día con otra energía.


Agradecer mentalmente todo lo que tenemos y visualizar el día que queremos tener. 

La gratitud nos conecta con una mejor frecuencia vibratoria, ya que lleva nuestra atención 

lo que tenemos y no a lo que nos falta.


De a poco... Tomate como hábito quedarte unos minutitos en la cama después de las 

respiraciones. 

Esta práctica gratificante y hay que disfrutarla. 

Repetirla durante el día si notas que te invade alguna emoción desagradable.

Ármate tu propios lugares de conexión. 

Las aromas, la música, nos predisponen desde los sentidos a conectar con nosotras 

mismas. 

Armar un lugar de relajación en casa para estar unos minutos por día ayuda a silenciar 

nuestros pensamientos, y has que, con la practica, nuestra mente se acostumbre a esta 

modalidad. 

Con el correr de los días conseguirás cada vez mayor rapidez conseguir quietud a través 

de diferentes estímulos.

Cuidado con los pensamientos. 

Tener nuestra mente ocupada con pensamientos que van del pasado al futuro sin control, 

genera turbulencia y dispara emociones relacionadas con esas escenas imaginadas, 

generando un gran desgaste energético. 

Por eso es importante estar atent@ a lo que pensás: cuando empezamos la auto-

observación nos corregimos, llevándonos al presente, consiguiendo orden mental y 

armonía. 

Hay días que terminamos agotadas y contracturadas de tanto pensar.

Es importante estar atenta a las conversaciones internas y externas. 

Hablar de temas desagradables constantemente, criticar, contar problemas, relatar un 

hecho desagradable reiteradas veces, enfocarnos en los temas negativos, hace que 

nuestra energía disminuya. 

Y esto es así tanto en conversaciones con terceros como en nuestros diálogos mentales. 

No te hagas eso.

Corrígete y corre cuando detectamos que entramos en esos circuitos de comunicación 

negativa.

Conéctate con tus propios estados internos. 

A lo largo de la jornada pregúntate cómo te sientes: si estás angustiad@, si tienes miedo o 

ansiedad, qué tipo de pensamientos te atraviesan, cómo está tu cuerpo, si estás sintiendo 

una preocupación por algo real o estás imaginando situaciones. Si no te sientes bien, has 

unas respiraciones para soltar y relajarte.

Decir NO. Al tener que tomar una decisión, trata de ver si tu registro interno coincide con lo 

que piensas; es decir, si están en sintonía lo que sientes con lo que vas a hacer. 

Muchas veces pensamos que debemos hacer tal cosa, sentimos que no tenemos ganas y 

lo terminamos haciendo a costa nuestra, generándonos tensión y disconformidad.

Esta incongruencia entre el pensar, sentir y hacer genera conflicto y se traduce en pérdida 

de energía. 

Si nuestro pensar, nuestro sentir y nuestro cuerpo están de acuerdo, ¡ADELANTE!

Trasforma la rutina en rituales. 

Desayuna lentamente, aprovecha el tiempo de viaje en bus o auto para escuchar música 

meditativa y relajante, camina mirando la naturaleza o repitiendo afirmaciones, imagina en 

los tiempos de espera sueños que me gustaría concretar...

Piensa lo mejor. Nuestro pensamiento anticipa en forma negativa, llenándonos de miedo, 

ansiedad y tensión. Antes de emprender una acción, piensa que el resultado va a ser 

bueno para predisponerte bien energéticamente.

Trasforma la queja inactiva en acción proactiva. 

¿Qué puedes hacer hoy, por pequeño que sea, para empezar a cambiar aquello que no te 

gusta, tanto en lo personal como en lo social? 

Hoy puedes poner el primer ladrillo y algún día verás terminado el edificio. 

Poner energía creativa a favor de los cambios que queremos libera de carga emocional y 

nos motiva a seguir.

Sé consciente de la energía. 

Saber que nuestro cuerpo físico, mental y emocional es energía que interactúa todo el 

tiempo, nos permite darnos cuenta del poder de nuestras palabras y de nuestros 

pensamientos. 

Utiliza esta energía para trasformar tu presente, recordando que lo que damos es lo que 

recibimos. 

Una sonrisa, una mirada amorosa, un gracias, un perdón, un buen gesto: lindas palabras 

contribuyen a mejorar tu energía y la del ambiente.

Cuando se nos presenten "personajes" que nos conectan con emociones disfuncionales, 

mira por encima del hecho concreto y pregúntate qué te está mostrando. 

¿Qué veo en mí que me molesta? 

¿Qué puedo aprender de ésto?

El notar el cambio en cómo nos sentimos con estos ajustes pequeños, nos va a dar 

impulso para estar atentas y salir de las discusiones, de las criticas y de los espacios 

negativos con facilidad. 

Con la práctica, "soltar" se hace un acto simple.

Silénciate antes de dormir: a la noche, antes de dormir, enfócate en lindos pensamientos. 

Recuerda lo que quieres, lo que te gusta, agradece por todo y nuevamente, repite ciclos 

respiratorios para renovar la energía y obtener un buen descanso.

Ten  presente que cada segundo tomamos decisiones y que estas pueden estar a favor o 

en contra de nuestros deseos. Escucharte te ayuda a decidir y a lograr que los resultados 

te beneficien. 

Recuerda que siempre "somos creadores de realidades" y que el amor todo lo puede...

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