En el mundo latino existe la generalizada creencia en que
los nombres de los días de la semana corresponden (Salvo en Portugal y en el
Brasil), a las dos luminarias y a los cinco planetas conocidos desde la más
remota antigüedad:
Tiu es el equivalente anglosajón del
nórdico Tyr, hijo de Odín, dios de la guerra al
igual que Marte en Roma y Ares en
Grecia. Woden es Odín: Mercurio en Roma
y Hermes en Grecia. Thor es el dios nórdico
del trueno: Júpiter en Roma y Zeus en
Grecia. Frigg (o Freyja), esposa de Odín, es
la diosa nórdica del amor: Venus en Roma y Afrodita en
Grecia. Desde luego, Tiu, Woden, Thor y
Frigg tienen sus respectivas correspondencias astrales, así como en
la tradición náhuatl Quetzalcóatl está asociado a
Venus, Xólotl a Mercurio, Tláloc a
Marte, Tezcatlipoca a Júpiter y Xiuhtécuhtli a Saturno.
Pero las lenguas anglosajonas adoptaron los nombres latinos para los planetas
mientras conservaron los nombres de sus propios dioses para los días de la
semana. Sea como fuere, está claro que los días de la semana no
aluden a los astros sólo en su carácter de entidades físicas. Considerarlos
así revela una confusión que, si bien viene de larga data, se ha consolidado
firmemente en la mentalidad moderna y contemporánea, tanto entre los latinos
como entre los anglosajones. La confusión proviene del progresivo abandono de una
sabiduría tradicional que enseña a ver los astros como símbolos de las
potencias celestes, o sea, como entidades vivientes y participantes en
nuestras propias vidas, y no como mera masa inerte. La arbitraria y
completamente anticientífica escisión entre astronomía y astrología ha sido y
es fuente de toda clase de malentendidos.1
Un asunto llamativo Muchas veces, empero, no resulta sencillo aprehender a
primera vista la unidad fundamental entre el universo de los símbolos y el
universo material. Es esta dificultad la que nos ha impulsado a escribir el
presente trabajo, abordando una cuestión tal vez en apariencia poco
significativa pero esencial para comprender el simbolismo que encierra
la semana planetaria. Es tan conocida la correspondencia entre los días de la
semana y los astros, que nadie -o casi nadie- encuentra en ella algo que le
llame la atención. Siete días, siete astros (o siete dioses): ¿Qué
"misterio" podría esconderse detrás de semejante obviedad?. A decir verdad, no hay allí ningún misterio en el sentido
de algo que no pueda ser revelado. Pero sí hay algo que, cuanto menos,
debería llamar poderosamente la atención: Cualquier niño con instrucción
primaria sabe que el orden en que aparecen los astros en la semana no guarda
la menor relación con su orden físico: Mercurio, Venus, (Luna), Tierra,
Marte, Júpiter, Saturno, etc., contando a partir del Sol. Y en un mundo como
el actual, donde el aspecto material de las cosas es tenido por único criterio
de verdad, una discordancia tan evidente tendría que ser inmediatamente
advertida por cualquier persona... si la gente practicase el sano aunque a
veces riesgoso ejercicio de interrogarse acerca del por qué de todas las
cosas. Por otra parte, el orden de los astros en la semana
tampoco se corresponde con ninguna concepción geocéntrica ni con los
ordenamientos simbólicos que nos vienen desde la antigua Grecia. En efecto, el ordenamiento propuesto por Anaxágoras y
adoptado por los pitagóricos, por Platón, Eudoxio, Aristóteles y los antiguos
estoicos, fue:
Posteriormente, los estoicos retomaron las ideas de la
antigua astronomía caldea y propusieron un nuevo ordenamiento, que fue
adoptado por Hiparco y conservado hasta Copérnico:
Pero el orden de los días de la semana no es lunes,
domingo, viernes, miércoles, martes, jueves, sábado; y tampoco es lunes,
miércoles, viernes, domingo, martes, jueves, sábado. A su vez, en el monumento conocido como Calendario
Azteca o Piedra del Calendario, los astros aparecen
en el siguiente orden:
Como se aprecia, el Calendario Azteca reúne
o, mejor dicho, sintetiza los dos órdenes griegos. Por un lado, la posición
de los planetas interiores (Venus-Mercurio) es igual a la propuesta por
Anaxágoras y se corresponde con la realidad física vista desde la Tierra. Por
otro lado, la posición del Sol es la misma que la propuesta por los estoicos
y se corresponde con la realidad simbólica, toda vez que el Sol ha de ocupar,
simbólicamente, el lugar central aún cuando se considere a la Tierra como el
centro físico del Universo. Pero nada de esto se verifica en el ordenamiento
planetario de nuestra semana: El Sol no está en el Centro y los astros
aparecen completamente mezclados. |
jueves, 19 de agosto de 2021
EL ENIGMA DE LA SEMANA PLANETARIA Parte I
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