domingo, 11 de mayo de 2025

HISTORIA DE LA BRUJERIA Y WICCA PARTE XX

 


Uno de los aspectos más curiosos de todo el período de la cacería de brujas es que, del mismo modo que el miedo al terror comunista puede emplearse para justificar un grado extraordinario de represión política, el miedo a la magia fue una de las cosas que indujo a ciudadanos, que de otro modo se hubiesen mostrado temerosos de Dios, a entregarse a aquellas prácticas prohibidas en defensa propia. Doreen Valiente habla, por ejemplo, de una caja cubierta de vidrio, que se cree fue vendida por Hopkins, como protección con-tra las brujas y que contenía algunos de los materiales empleados en. brujería.

 

¿Hipocresía? Creo que la historia es mucho más complicada. Lo que las personas normales aceptaban, completamente aparte de los sermones sobre el mal intrínseco de la hechicería que debían oír en su iglesia parroquial, era que la práctica de la brujería existía realmente... y que parecía dar resultado. Siguiendo el mismo proceso mental de los buenos cristianos que pedían dinero prestado a Shylock, en El Mercader de Venecia, de Shakespeare, podía ser condenable dedicarse a determinado tipo de actividad, pero no lo era aprovecharse de esa actividad. Los pogromos, por ejemplo, terminaron cuando los cristianos europeos descubrieron que los judíos eran "útiles" y los únicos dispuestos a encargarse de las prohibidas pero imprescindibles prácticas de los préstamos monetarios.

 

En Inglaterra, uno de los factores que mitigaron la caza de brujos fue que nadie, aparte de los más fanáticos perseguidores, quería librarse de todos los brujos, por miedo a quedarse indefensos ante algún nuevo ataque del Espíritu del Mal.

 

Jeffrey Burton Russell, un historiador que sitúa los orígenes de la locura de la brujería en las creencias y prácticas de los siglos anteriores, sugiere que solamente un 20 por ciento de los cargos por brujería contenían "refinamientos teológicos". El resto provenía de una tradición popular que los teólogos, incluyendo hombres como Institutoris, habían más bien aprendido que inventado.

 

A esa tradición es a la que deberemos dedicar nuestra atención, si queremos penetrar en las leyendas de la vieja y la nueva brujería, para averiguar cuál fue la verdad de las brujas en el pasado y cómo puede ayudarnos esto a comprender las posibilidades que tiene la magia en el presente.

 

* La verdad sobre los brujos :

 

Hemos examinado dos leyendas, una la reconstrucción de la "Antigua Religión", por Margaret Murray y los grupos rituales de hoy; y la otra, la imagen medieval de los ado-radores del diablo, pisoteada por los celosos perseguidores que sobrepasaban los límites de las leyes civiles y eclesiásticas. Aunque Tanya no acepta el grupo ritual con-temporáneo como un vehículo adecuado para su propia magia, ni tampoco cuadra con la imagen de una consorte del diablo, sigue calificándose a sí misma de bruja. En este aspecto, yo la he animado a ella y a otros, principalmente porque carezco de otro término adecuado como sustituto y porque implica un sentido de tradición que yo considero indispensable para una magia efectiva. ¿Cuál es, pues, la verdadera historia de esos que hoy llamamos brujos?

 

Las leyendas de las que ya hemos hablado partían siempre de un ambiente europeo, y voy a limitar las consideraciones siguientes a Occidente y en especial a fuentes celtas. Más adelante deberemos tratar del significado de la magia en medios que no sean occidentales, pero, por ahora, bastará con indicar que hay pocas cosas en la tradición de Africa, Asia o las Américas que difieran sustancialmente de las tradiciones de una Europa más antigua.

 

La propia Europa puede ser concebida como una playa a la que han ido a morir sucesivas mareas, depositando cada una de ellas nuevos materiales. No conocemos apenas nada sobre las primeras, puesto que el grueso de nuestras pruebas arqueológicas y toda nuestra historia escrita son producto de las olas que llegaron después. Pero hacia el segundo milenio podemos ya situar esas mareas metafóricas con mayor precisión. Algunos pueblos, como los aqueos y los etruscos, desarrollaron civilizaciones que rivalizaron con las más antiguas culturas de Egipto y Siria, con los que comerciaban, pero se fundieron a su vez al ir empujando nuevos pueblos hacia el norte del mar Negro. Los griegos y romanos invadieron las penínsulas del norte del Mediterráneo; iranios y arios, el Medio Oriente y el subcontinente de la India, y los celtas, el territorio intacto de Europa Occidental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario