Lección 8. Lo extraterrestre.
Es
curioso como últimamente se están soltando a la opinión pública
tonterías acerca de supuestas abducciones por naves extraterrestres cuyo
fin es estudiarnos sin ética por parte de los extraterrestres según dicen.
La verdad respecto a ésto es la siguiente:
Nunca
han existido abducciones que no hayan sido queridas por los
humanos.
Respecto
a la voluntad de los extraterrestres de Marte y Venus, hay que
decir
que nos llevan muchos años de adelanto y que su fin al venir a la
Tierra es únicamente de ayuda.
Existe a
nivel de sistema solar una confederación solar física y real, no
sólo a
nivel invisible que marca las opciones posibles que se pueden
permitir
dentro de un planeta y las limitaciones impuestas y nadie
absolutamente puede franjearlas. Porque esta idea sólo cabe en la mente
de
personas que creen que lo que hacen no es visto por nadie, ni tiene
ningún
control cuando la verdad es que no hay nada que no quede
registrado y controlado por la voluntad divina representada físicamente
desde la
confederación solar en nuestro caso formada por Cristo
,Moisés,
Buda y Mahoma entre otros seres conocidos por nosotros,
hasta
las personas que controlan los designios de
aquí en
de los países.
Esta
confederación respeta la libre voluntad de las personas de cada
humanidad, siempre que no se sobrepasen límites que hagan peligrar a un
ente
superior como es
Cualquier pensamiento de estar manipulados como marionetas, por
alguien
superior, u observados, como si fuéramos conejillos de indias
queda
descartado porque quien conoce la vida, la ama y ellos nos llevan
muchos
años de adelanto , además nunca han conocido las guerras ni las
luchas anteriores hasta ahora del planeta Tierra.
Ellos
quieren ayudarnos pero tampoco quieren hacernos los deberes sino
que
desean que aprendamos nosotros mismos y de esta forma
avancemos en la senda del progreso.
EL
MAESTRO Y
Lección 1. El Maestro y el trabajo.
Mientras
no se alcance el nivel de superhombre, todo el mundo necesita
un Maestro, y en su defecto un instructor.
Esfácil
imaginar cuando se han leido cuatro libros de metafísica, que ya
somos
"el no va más", porque nos sentimos identificados con algunas
ideas
metafísicas que leemos, cuando la verdad es que el trabajo de
subida
en la evolución es a veces pesado, más cuanto más abajo se está
cuando se empieza a subir el peldaño a superhombre.
Por otra parte no es suficiente con estar informado de algo.
Tampoco
se está más evolucionado, por saber algo que los demás no
saben sino por aplicar esta información que te hace mejor que otros.
Ocurre
al igual que sucede en un examen, que no por saber las preguntas
del
examen de antemano se aprueba, porque sólo ocurrirá ésto si
previamente se ha buscado las respuestas y se han preparado y
entendido. Sólo llevando a cabo el trabajo de evolución y no sólo
sintiéndose "enteradillo" es como el avance se hace efectivo.
Y es
aquí cuando un maestro o monitor puede ayudarte, dejando de lado
tu falsa
vanagloria y vanidad. Un Maestro no te pedirá nada aunque
realmente le deberás mucho.
Siempre
se ha dicho que cuatro ojos ven más que dos. Con más lógica,
cobra
sentido la necesidad de pedir ayuda a alguien que sabe más que
nosotros en el mundo espiritual.
Esto no
libera de aplicar el juicio y el sentido común a las cuestiones que
se plantean.
A veces
ocurre lo siguiente: se lee algo metafísico, y se intenta
relacionarlo a nuestro deseo, viendo una relación desnaturalizada donde
no hay
ninguna relación realmente, para así querer demostrarnos que eso
es
justamente lo que dice el maestro y por tanto coincide con el deseo
pensado por la persona.
Otras
veces reinterpretamos las verdades que leemos, por ejemplo:
Cuando
leemos que todos tenemos un alma gemela no debemos
entender
como sucede a veces, que hoy es una y mañana es otra,
cambiando de nombre cada año, sino que tenemos una y ya está.
Cuando
leemos que hay que dar amor, no quiere decir ésto que las
personas
tienen que lanzarse en manos del primero que te gusta,
justamente lo contrario, hay que sopesar mucho si esa es la persona que
te hará feliz y a la que harás feliz.
Jesucristo dijo: por sus hechos los conocerás, pero no por un hecho
aislado
sino por el trabajo en su conjunto.
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