CAPITULO IX. LOS 7 CHAKRAS.
PRIMER NIVEL DE PODER:
PRIMER CHAKRA:
MULADHARA (LA TIERRA). PARTE I
Es el centro
fundamental, el que se localiza en la base de la columna vertebral, es decir, a
la altura del coxis. Se encuentra regido por el elemento tierra. Recordemos que
son 4 los elementos de la naturaleza: fuego, aire, agua y tierra. Su planeta
afín es Saturno, los signos zodiacales análogos son Capricornio y en segundo
lugar Acuario, siendo su metal el plomo.
Este centro
interdimensional está en relación fisiológica con las glándulas sexuales y con
el plexo nervioso llamado pélvico. Pero ahora nos centraremos en las cualidades
psíquicas a desarrollar por medio de este centro de energía sutil, así como
también en la dimensión de experiencias con la que se corresponde.
La palabra Muladhara
significa raíz. El nervio ciático, que es el nervio periférico más grande del
cuerpo, desciende por la pierna, y por su función viene siendo como una raíz
del sistema nervioso. Los pies y las piernas, al facilitarnos la locomoción,
permiten que nos ocupemos de las tareas necesarias para obtener la sustancia de
la tierra. Además, nuestros pies tocan el suelo que nos sustenta y a través de
ellos nuestro sistema nervioso conecta con la tierra, elemento del primer
chakra.
Si no equilibramos este
chakra antes de atender a los demás podríamos crecer sin echar raíces y faltos
de fundamento, y ello lo notaremos como una sensación de falta de estabilidad.
Hay quien piensa que
nuestro cuerpo físico nos tiene como "atrapados", y que hay que
tratar de superar esa servidumbre. Esta es una interpretación que mantiene la
consabida división o disyuntiva mente/cuerpo y nos niega la vivencia
equilibrada y unitaria de nosotros mismos. No es que el mundo físico en sí sea
una trampa, sino más bien lo que se pretende es que se trascienda la simple
apariencia del mundo físico.
La Psicología
Trascendental insiste en la necesidad de penetrar hacia lo que hay detrás del
plano físico, pero no huir o tratar de escapar de él. Esta última actitud sería
algo similar a una persona que va al teatro y que, en su pretensión de
dilucidar y profundizar en el trasfondo de la obra teatral que está viendo,
decide levantarse e irse, considerando que la representación es simplemente
Maya o ilusión, y que la mejor manera de entender el trasfondo es no dejarse
engañar por los sentidos.
Parece más lógico
permanecer sentado, relajado, atento y muy motivado contemplando la
representación teatral, para a partir de ese caudal de información trascender
hacia el intríngulis más profundo y esotérico del guión de la obra.
Muchísimas personas aficionadas
al esoterismo, cuando piensan en cuestiones tan "espirituales" como
los chakras, imaginan por lo general un movimiento ascendente de energía que
nos eleva a los dioses sublimes que lo rigen todo "desde allá
arriba".
La emisión de energía
en sentido descendente, que hay quien llama "toma de fundamento",
"enraizamiento", o simplemente "materialización", es tan
poderosa y en todos los aspectos tan reveladora como la energía Kundalini
ascendente, o quizás más...
La toma de fundamento,
o manifestación creativa material, es un proceso de contacto dinámico con la
tierra, según el cual reforzamos nuestra solidez y, lo que es más importante,
nuestra presencia en el aquí y ahora.
Si no se trabaja
adecuadamente el primer chakra somos inestables, y perdemos nuestro centro con
facilidad oscilando como veletas al viento, sin tocar con los pies en el suelo
y extraviándonos en un mundo de fantasías. Este desequilibrio significa que
hemos perdido nuestra capacidad de contenernos y de sujetarnos a nosotros mismos.
Cuando perdemos la conciencia de nuestras raíces y de nuestros cimientos, la
atención se distrae del momento presente, y es cuando los demás nos juzgan como
"ausentes"; en esta situación psicológica particular notamos que la
incapacidad para conectar con el aquí y ahora es enorme, lo cual genera un
círculo vicioso por efecto del cual desearíamos "estar en otra
parte", o simplemente evadirnos.
A través de nuestras
raíces recibimos alimento, fuerza, estabilidad y desarrollo, y cuando estamos
separados de la fuerza magnética de la naturaleza esto nos conduce a una
situación de aislamiento, por lo que podemos ser víctimas fáciles de cualquier
manipulación.
Cuando nuestras raíces
conectan y reciben la vibración terráquea, entonces estamos ligados abajo,
próximos a la tierra y humildes, afianzados en el suelo con una sensación
íntima de seguridad porque sabemos que YA NO ES POSIBLE CAER. Vivimos
sencillamente en un estado de gracia marcado por la tranquilidad, la solidez, y
la seguridad. No podemos olvidar que el plano terrestre es un gran circuito de
pruebas para nuestros ideales, creencias y proyectos. Aquello que tenga fondo,
sustancia y cimientos hallará su camino para manifestarse, lo mismo que sucede
con nuestros pensamientos y acciones los cuales, repetidos y ejercitados
suficientemente, condensan las ideas en manifestaciones sólidas y tangibles.
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