3. ¿ES LA HUMILDAD UNA
CLAVE ESENCIAL EN MAGIA? Parte I
La humildad es la
actitud mental que permite estar atento, tanto a los grandes como a los
pequeños detalles.
Ser humilde no es
agachar la cabeza, sino tener un estado mental de finura, el cual es bastante
opuesto al complejo de superioridad, aunque también al de inferioridad. Estos
son dos extremos dentro de la naturaleza humana, al igual que sucede con el
estrés y con la depresión, que son estados mentales que conforman las dos caras
de una misma moneda.
El estrés es la
sobrexcitación o recarga del sistema nervioso y se manifiesta por lo general
como un aumento excesivo de la actividad de nuestro sistema nervioso
inconsciente simpático. Sin embargo, la depresión supone un enlentecimiento de
las funciones psíquicas y corporales, y se puede relacionar, en cierta medida,
como un exceso en la recarga de energía en la parte Yinn de nuestro sistema
nervioso autónomo, que es el comúnmente llamado parasimpático.
Esto simplemente es una
manifestación más de la ley de polaridad, tal como sucede de la misma forma en
el cerebro con los neurotransmisores, que establecen la conexión bioquímica
entre las neuronas o células cerebrales. Como sabemos, las neuronas transmiten
sus "mensajes" a lo largo de ellas mediante impulsos eléctricos pero,
al llegar al término de una ramificación determinada, existe un espacio
interneuronal en el cual no existe contacto físico con la siguiente neurona.
Ahí, al final de la ramificación neuronal, existen unas pequeñas vesículas que
contienen los llamados neurotransmisores, que son compuestos químicos que a la
llegada del impulso nervioso, dentro de la propia neurona son liberados al
espacio interneuronal. Es este neurotransmisor o compuesto químico el que
realiza la conexión o el impacto en determinadas células diana que se
encuentran en la ramificación de la siguiente neurona.
Ya desde hace bastantes
años se sabe que los neurotransmisores, en función del equilibrio o
desequilibrio que mantengan entre sí, producen determinados estados mentales,
los cuales también están bipolarizados: estrés y depresión, esperanza y
desesperanza, actividad y desgana, etc.
Por tanto, hecho este
breve paréntesis, cuando hablamos de humildad nos estamos refiriendo a un
estado de sutileza mental, que hace que la conciencia humana esté ajustada en
su punto central, tal como indica el símbolo del Sol. Recordemos que este
símbolo se ha representado por un círculo como indicativo de la conciencia, en
cuyo centro exacto posee un punto. Este punto indica precisamente el centro de
mando de la conciencia y de la voluntad.
Por tanto, humildad es
tanto no pasarse en la propia conciencia del yo, creyéndose por ejemplo, un
enviado o un gurú llamado a liberar a alguien de sus pecados, como también
reside en el hecho de reconocer la propia valía personal y las potencialidades
internas que cada uno tiene.
Evidentemente, el
desarrollo de la conciencia es espiral y no circular. Esto se estudia
astrológicamente y, más concretamente, astrosóficamente (Astrosofía es la
Astrología Esotérica) mediante el llamado movimiento hacia el Apex del Sol.
El movimiento hacia el
ápex es un movimiento que tiene el Sol hacia un punto determinado en la bóveda
celeste y que hace que el movimiento de la tierra alrededor del Sol no sea
circular sino espiral. Esto es lógico, ya que si el Sol se proyecta hacia un
punto determinado del Universo, el movimiento circular de la tierra, en plano
alrededor del Sol, se convierte dinámicamente en un movimiento elíptico de
resorte hacia el mismo punto llamado ápex. Esto, desde el punto de vista de la
Magia y de la conciencia, significa que en cada momento hay que seguir estando
en el centro.
Encontrar el centro no
es algo estático. Es un proceso dinámico del desarrollo interno de la
conciencia, ya que en cada momento vamos descubriendo aspectos nuevos de
nosotros mismos, que es lo que simbólicamente significaría una teórica
amplificación del perímetro de ese círculo que confirma el símbolo del sol. Es
decir, el punto siempre está en el centro pero el diámetro del círculo que lo
rodea es cada vez un poco mayor. Por tanto, según vamos siendo conscientes de
nuevas potencialidades internas, debemos ser capaces de utilizarlas y
desarrollarlas como dones personales puestos al servicio de algo positivo. El
ser humilde no es mantenerse en la ignorancia, o simplemente negar lo evidente,
que es que estamos hechos potencialmente a la imagen y semejanza del Creador.
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