3. ¿ES LA HUMILDAD UNA
CLAVE ESENCIAL EN MAGIA? Parte III
En el sentido
contrario, el mismo error o el mismo desequilibrio se manifiesta cuando la
persona se cree más de lo que realmente es capaz de manifestar en un momento
determinado de su trayectoria espiral evolutiva. Eso produce también una
alteración en la conciencia del yo y, por tanto, no se está siendo de igual
manera, un buen canalizador o un buen "aparato de radio" de las ondas
cósmicas que continuamente estamos recibiendo.
Por ello, tanto lo
comúnmente denominado complejo de inferioridad como el también llamado complejo
de superioridad son desequilibrios en la conciencia, que curiosamente suelen
alternarse en un momento y en otro, al igual que muchas veces una semana de
depresión es consecuencia de una temporada reciente en la cual existió
sobreexcitación o estrés en el sistema nervioso.
Por tanto, para ser
capaz de maniobrar las energías que en todo momento nosotros recibimos, es
necesario mantener una conciencia justa del yo o del ego, como dicen algunos
místicos.
Si nos creemos
demasiado poco, realmente estamos cerrando demasiado el diámetro del diafragma,
tal como sucedería con una cámara fotográfica, con lo cual, no habrá suficiente
luz en la fotografía. Por el contrario, si se abre excesivamente el diafragma y
pensamos que estamos por arriba de nuestras posibilidades o de nuestra altura
de vuelo, entonces, siguiendo el mismo símil, el diafragma se abre
excesivamente y la foto sale demasiado clara o inclusive semivelada.
Este es el concepto
amplio de lo que entendemos por humildad, y es algo especialmente difícil,
probablemente más que el equilibrio que realiza el equilibrista o funámbulo
sobre el cable colocado a muchos metros de altura en el circo. Esto recalca la
idea de que el equilibrio en el ser humano tiene que ser un equilibrio dinámico
y de que continuamente hay que realizar un proceso de ajuste, puesto que somos
muchísimo más complicados que el más complejo sistema de radio aficionado.
Si mantenemos ese grado
de apertura hacia las fuerzas cósmicas circundantes en su justo nivel, entonces
logramos interpretar bien la señal.
Si se produce un
excesivo cierre o una demasiada apertura, entonces esas ondas las continuamos
recibiendo, pero sucede que ya entran distorsionadas y nuestro cerebro no es
capaz de interpretarlas correctamente. Esto, frecuentemente conduce a
desviaciones en el justo sendero en el caminar de la conciencia, con pérdidas
de tiempo relativamente importantes.
Esto sucede a pesar de
que, como ya sabemos, tales teóricas pérdidas de tiempo servirán para tomar
conciencia de facetas de la realidad desequilibrada que nos van a hacer tomar
una mejor conciencia de cuál es el verdadero equilibrio. Por tanto, el caminar
de nuestra conciencia es frecuentemente serpenteante, ya que, al ser capaces de
recibir un mayor nivel de energía en una determinada etapa, es bastante normal
que se produzca un excesivo cierre o una demasiada apertura con respecto a esas
fuerzas universales. Por ejemplo, la persona que ha subido
socio-profesionalmente de un manera rápida, puede empezar a patinar en ese
nuevo nivel vibratorio de energía kundalínica material, y eso es debido
precisamente a que ante una nueva amplificación de su conciencia y de su campo
de acción, se encuentre hasta cierto punto realizando sus primeras novatadas.
En esos momentos, le
puede suceder tanto que se sienta inseguro y que se considere un tanto incapaz
de manejar esas nuevas posibilidades y responsabilidades como, por el contrario,
que incluso alternando con otros momentos se sienta demasiado eufórico y casi
dueño de medio mundo.
Estas sensaciones
comentadas son especialmente importantes de analizar internamente para saber en
cuál de las tres fases se encuentra nuestra conciencia, ya que existe una fase
de excesiva amplificación, otra de excesivo cierre y una tercera del justo
equilibrio.
Humildad no es creerse
poca cosa, sino saber estar en el sitio justo y en el momento justo. Esta es
una frase que puede iluminar bastante el tema que estamos comentando, ya que la
conciencia se encuentra en una interrelación con el mundo de la realidad y, por
tanto, esto significa lo mismo que decir que la conciencia está en
intercomunicación con la esfera espacio-temporal.
Debido a ello, cuando
nuestros movimientos, nuestras acciones, nuestras decisiones, nuestros
pensamientos o nuestros sentimientos están un tanto desligados de nuestra
realidad, significa que existe un desajuste de nuestra conciencia, y esto se ha
de solucionar lo más rápida y certeramente posible.
No es buena sensación
para el espíritu el encontrarse aparte o aislado del mundo real pensando, como
al principio se interpretó en ciertos libros semiesotéricos, que la realidad es
simplemente Maya o ilusión. Esto ha sido una interpretación errónea del
concepto Maya proveniente del hinduismo, al igual que el concepto Karma que
llega de la misma cultura también ha sido sacado totalmente de su contexto
original.
El concepto de Maya nos
indica que la realidad circundante de por sí sola puede efectivamente engañar,
tal como dicen algunos refranes: "no es oro todo lo que reluce",
"las apariencias engañan", etc. La cuestión es que para superar este
efecto de imagen aparente es necesario trascender hacia el mundo oculto que se
encuentra detrás de esa realidad física, y ahí es cuando esa conjunción entre
la realidad visible y la realidad invisible nos va a dar, según el concepto del
objeto y su imagen especular, la verdadera clave acerca de la realidad. Por
tanto, no penetrar en la realidad y no realizar esa coherencia o esa chispa
eléctrica entre conciencia y materia significa estar eludiendo nuestra propia
responsabilidad.
Maya no es un visado
para huir de la realidad e ir dejando la solución de nuestras situaciones o
problemas cotidianos para más adelante o incluso para casi nunca. Esto es una
mala técnica para la conciencia, ya que tarde o temprano nos vamos a encontrar
en la realidad ante nuestra propia imagen especular, es decir, se van a
comenzar a desajustar determinados elementos de nuestras situaciones
personales, lo cual estará indicando simplemente que existe un desbarajuste o
un deslavasamiento entre la conciencia del yo y la realidad circundante.
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