CAPITULO X. LA EXPERIENCIA CURATIVA.
PRIMER NIVEL DE PODER:
LA INICIACION.
Todas las cosas poseen un campo energético que
las rodea y, a su vez, las cosas están interconectadas por medio de esos campos
energéticos, con lo cual no existe espacio alguno que no los posea. Todo,
incluido usted mismo, vive en un mar de energía. El arte de la curación
espiritual requiere del desarrollo de la percepción extrasensorial, para lo
cual es necesario entrar con cierta facilidad en un estado de conciencia
ampliado, y para ello existen diferentes métodos. Podemos citar la meditación,
también el jogging, el pasear al aire libre o el sentarse tranquilamente
observando un paisaje como prácticas para el desarrollo de tales capacidades.
Lo más importante es concederse el tiempo suficiente para escuchar el propio
yo; es el momento que necesita la mente para permanecer silenciosa, pues ella
por lo general siempre nos está diciendo qué es lo que vamos a hacer, cómo
podíamos haber hecho mejor tal o cual cosa en el pasado, cómo podíamos haber
triunfado para lograr algo, qué es lo que va mal dentro de nosotros, etc.
Cuando se logra diluir este incesante murmullo, se abre ante nosotros todo un
mundo de armoniosa y dulce realidad. El individuo comienza a integrarse más con
el entorno y, al mismo tiempo, no sólo no pierde su individualidad, sino que la
mejora. La curación o sanación espiritual está muy ligada al trabajo sobre el
campo de energía que posee cada persona. Para tener una imagen más gráfica al
respecto, podemos comparar el cuerpo humano con la llama de una vela. La
primera capa, plano, estrato, dimensión o esfera es la llama en sí misma, que
sería equivalente al cuerpo físico; en segundo término, encontramos la luz que
despide la llama; y, en último lugar, podemos percibir la luz más tenue que se
expande desde la vela por el resto de la habitación, abarcando toda ella. El
campo energético humano está íntimamente relacionado con la salud y el
bienestar de la persona. Si alguien está enfermo, tal circunstancia se refleja
en su campo energético en forma de un flujo de energía desequilibrado o como
energía estancada, lo cual los clarividentes observan como colores oscuros. Por
el contrario, una persona saludable manifiesta en su aureola energética colores
brillantes que fluyen con facilidad en un campo equilibrado. Según este
principio, la mayoría de las enfermedades se inician en el campo energético,
las cuales se transmiten posteriormente al cuerpo hasta convertirse quizás en
una dolencia grave. El sanador, con la práctica, puede desarrollar un cierto
proceso de clarividencia, y durante el tiempo que realiza la sesión de
curación, o posteriormente, puede abrirse a una facultad denominada
canalización (channeling). Esta información canalizada y que es relativa a la
persona a la que se está curando, se puede presentar en forma de palabras, conceptos
o imágenes simbólicas que penetran en la mente del sanador mientras él está
reequilibrando el campo energético de su paciente. El proceso de curación
consiste en el reequilibrio del campo energético, pero también en el cambio que
ha de realizar la persona sobre su forma de vida, pues de alguna manera la
enfermedad es un mensaje que el cuerpo transmite, diciendo: "aguarda un
momento, algo no va bien, no prestas atención a todo tu ser; estás ignorando
algo muy importante para ti. ¿Qué es?". El nuevo método curativo que se
extiende como una mancha de aceite por los Estados Unidos es el arte de curar
por la acción de las manos, sistema el cual pretende activar las propias
energías que el paciente tiene dentro de sí mismo. Autocurarse significa
transformarse a sí mismo y, la enfermedad, ya sea psicológica o física, le
conducirá a un viaje de exploración y de descubrimientos que cambiará su vida
por completo, de dentro hacia fuera.
Se entiende por campo energético humano (C.E.H.) a la aureola energética de cada individuo. Para percibirla, no sólo se requiere estudios y práctica sino también desarrollo personal interno. Esto exige cambios que aumentan la sensibilidad personal, de manera que se pueda aprender a diferenciar entre ruido mental interno y la sutil información que le llega al sanador, lo que sólo se puede lograr silenciando la mente. Hay abundantes pruebas de que muchos seres humanos están elevando en la actualidad sus cinco sentidos habituales hasta niveles suprasensoriales, lo cual en ningún momento puede llevar al buscador a la obsesión por un desarrollo de tales facultades, ya que si no están despiertas en el momento presente es porque es mejor así para la propia evolución personal. Hay que entender que este proceso de desarrollo de la percepción sensorial elevada es solamente un paso en la evolución natural de la raza humana y, además, en la de cada individuo, con lo cual se puede presentar en diferentes momentos para cada persona. Los pensamientos afectan a nuestros campos energéticos los cuales, a su vez, actúan sobre el cuerpo y nuestra salud. Entonces descubrimos que es posible dar un nuevo rumbo a la vida y la salud. Comprobaremos también que es posible recrear la propia experiencia o vivencia de la realidad a través de la transformación del campo energético. El C.E.H. es el medio por el cual se manifiestan o canalizan nuestras creaciones; además, es la llave que nos permite averiguar cómo podemos cambiar y recrear nuestra realidad si decidimos hacerlo. Se convierte en el medio por el cual hallamos la forma de acceder a lo más hondo de nuestro ser. Es un puente tendido hacia el alma, hacia nuestra vida interna, y hacia esa chispa de divinidad que hay dentro de cada uno de nosotros. Concédase con regularidad algún tiempo en privado para experimentar esta nueva relación. Permítase ser la luz de esa vela que se expande por el universo... Los sanadores hablan de la necesidad de aprender a "seguir la guía interna" para superar la enfermedad, o bien, para mantener la salud. Nos podemos hacer preguntas como éstas: "¿dónde siento molestias, en mi cuerpo o en mi vida?; ¿cuánto hace que las advertí?; ¿qué me están diciendo?; y, ¿qué he hecho para remediarlas?. Cualquier molestia en cualquier parte de su cuerpo o vida constituye un mensaje directo que le comunica que está desalineado con su auténtico yo, o con su guía interior. La práctica de escuchar hacia dentro le mostrará la guía interna directa o verbal. Quizás comience a recibir directrices verbales muy simples con una voz interior que suena dentro de usted, y cuya procedencia puede parecer como lejana. Con la meditación y la práctica, el estudiante empieza a reconocer la guía que ha estado presente a lo largo y a través de las grandes pautas de su vida. ¿Por qué un determinado acontecimiento ha sido seguido posteriormente por otro?. ¿Qué experiencia útil he utilizado de cada una de estas vivencias?. De ese modo, hilvanando el hilo o ruta esencial de nuestra vida, nos vamos percatando de que toda esta cadena de experiencias nos ha estado preparando para un determinado trabajo. Para unas personas, la sed de conocimiento ha sido un elemento fundamental de motivación y de guía en su vida, mientras que para otras lo ha constituido el afán de cumplir escrupulosamente con las propias responsabilidades. Esta motivación interior varía de una persona a la otra, pero cualquiera que haya sido la ruta fundamental de su vida, siempre llegamos a la misma conclusión: "todo ha sido por algo y para algo". Cuando algo se presenta frente a nosotros con una gran claridad, de manera que actuar sobre ello nos parece maravilloso y recreador, lo mejor es hacerlo sin dudarlo ni un momento, pues en tales términos se suele presentar la guía interior. Déjese fluir libremente por el curso de su vida, pues si no lo hace estará bloqueando su guía y su progreso.
Dentro de cada personalidad humana hay un
niño, y este niño que llevamos dentro tiene una gran sabiduría, pues se siente
conectado a todos los aspectos de la vida, al conocer el amor sin condiciones.
Lo vamos cubriendo poco a poco a medida que nos hacemos adultos e intentamos
vivir siguiendo sólo el dictado de la mente racional, lo cual nos limita. Es
este niño interior el que debemos redescubrir para empezar a seguir la guía,
retornando a la sabiduría abierta y confiada del niño que todos llevamos
dentro.
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