LAS CUATRO FASES
DE LA RESPIRACIÓN
El ciclo
respiratorio está marcado por cuatro tiempos o fases. Trabajarlas nos ayudará a
relajarnos y a dominar nuestros propios ritmos tanto físicos como emocionales.
Salvo que se
trate de poner en práctica un método concreto de respiración, siempre debemos:
- Inhalar el aire
suave y lentamente para que nuestros pulmones se hinchen poco a poco.
- Retenerlo sin presión
una vez ya está dentro, es el segundo paso. Debemos contenerlo siendo
conscientes de que está en nuestro interior.
- Expulsarlo
suavemente y, salvo que se nos indique lo contrario, empleando el mismo tiempo
que hemos invertido para obtenerlo.
- Contener sin
respirar es uno de los puntos básicos que muchas personas olvidan,
especialmente en momentos de tensión. A no ser que estemos practicando la
respiración circular, debemos estar sin aire el mismo tiempo que hemos
invertido para tenerlo en el interior.
LA RESPIRACIÓN
CIRCULAR
Cuando estamos en
tensión, cuando notamos que estamos perdiendo la seguridad o nos sentimos
atacados, llega el momento de emplear la respiración circular. Esta técnica
estriba, esencialmente, en no retener el aire una vez ya está dentro ni tampoco
en pasar ni un momento sin él. En esta metodología, anulamos las fases de
retención y contención para que el organismo reciba continuamente la energía
del aire. De hecho, es lo que hacemos cuando nos sentimos atacados o bajo una
gran presión. En dichas situaciones y también en las que sentimos ansiedad, el
aire entra y sale del cuerpo, pero al hacerlo de forma descompensada y nerviosa
podemos hiperventilarnos, con el consiguiente riesgo para la salud. La
metodología de respiración circular nos permite imaginar un círculo de aire que
entra y sale de nuestro cuerpo y en perpetuo movimiento, regenerándonos con su
acción.
Paso a paso
Haremos un
esfuerzo por concentrarnos en la respiración sintiendo el ritmo que le estamos
imprimiendo.
Reduciremos poco
a poco la velocidad con que estamos cogiendo el aire y nos dispondremos a
tomarlo con la mayor suavidad que nos sea posible.
Una vez el aire
ya está en el interior, sin dejar ni un segundo de retención permitiremos que
salga hasta vaciarlo por completo.
Cuando percibamos
que el aire está fuera, volveremos, sin esperar, a tomarlo de nuevo.
Debemos realizar
este ejercicio con la mayor lentitud posible estando muy pendientes de no
incrementar la velocidad de inhalación o expulsión del aire. Para relajarnos
correctamente debemos procurar que el aire entre y salga cada vez con mayor
lentitud.
Podemos emplear
este tipo de respiración siempre que estemos en tensión, cuando necesitemos
concentrarnos o en aquellos momentos que percibamos hostilidad en el ambiente
que nos rodea.
LAS RESPIRACIONES
PROFUNDAS
Son relajantes
siempre que las efectuemos tomando el aire muy lentamente por la nariz hasta
sentirnos totalmente llenos para después expeler el aire dejándolo salir, sin
presión.
Deberíamos
respirar profundamente dos o tres veces seguidas al menos una vez cada dos
horas.
LAS VEINTE
RESPIRACIONES CONECTADAS
Este sistema de
respiración es perfecto para todas aquellas situaciones que nos producen
tensión, especialmente cuando estamos muy nerviosos, tenemos estrés o ansiedad.
Se trata de una técnica que fue desarrollada por el médico y terapeuta de
California Leonard Orr. Es una práctica que debe realizarse en un tiempo total
de 30 segundos.
Nos sentaremos
cómodamente o si estamos en pie, apoyaremos la espalda en una pared.
Efectuaremos dos respiraciones profundas previas al ejercicio.
Realizaremos
cuatro respiraciones cortas pero intensas, de forma que el aire entre y salga
lo más rápido posible.
Efectuaremos una
respiración larga, tomando aire profundamente y dejándolo salir también con
suavidad.
Repetiremos el
ciclo anterior cuatro veces sin detenernos.
Al acabar el
ciclo respiratorio, permaneceremos un minuto en total quietud sintiendo el
cuerpo. Si hemos notado mareo, esperaremos un par de minutos más antes de
movernos. En el caso de ser fumadores debemos esperar al menos cinco minutos
antes de prender un cigarrillo ya que nuestro cuerpo está muy oxigenado y la
nicotina podría ser perjudicial.