Cuando respiramos
no sólo oxigenamos la sangre, logrando así el correcto funcionamiento cerebral.
Respirar bien nos permite:
Tonificar y
revitalizar todo el organismo.
Relajar el cuerpo
y la mente.
Establecer
parámetros de control sobre estados de ansiedad.
Mejorar
cuantitativamente las capacidades de estudio.
Facilitar la
creación de pensamientos armónicos y positivos.
Lograr el aumento
de la creatividad y de la imaginación.
La superación de
dolencias y enfermedades de los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo
y nervioso.
TEÓRICAMENTE
TODOS SABEMOS RESPIRAR. De hecho, al tratarse de un proceso automatizado que
iniciamos al nacer, no le prestamos demasiada importancia. Sin embargo de una
buena respiración o, mejor dicho, del correcto ritmo respiratorio depende buena
parte de nuestra salud tanto física como psíquica.
Una correcta
respiración puede convertirse en la mejor de las medicinas. Veamos, por
ejemplo, que favorece la circulación y oxigenación de la sangre, pero también
nos ayuda a mejorar las funciones digestivas. Respirar bien implica recargar de
energía todos los centros nerviosos, significa también poder conseguir una
buena elasticidad de los músculos con el consiguiente beneficio de salud.
Yendo un poco más
lejos, vemos que la respiración correcta, pausada y armónica, esto es,
controlada, nos ayudará a dominar los estados emocionales adversos o negativos,
facilitándonos en definitiva un correcto equilibrio tanto físico como mental, e
incluso, espiritual.
SABER RESPIRAR
Si bien en
determinadas metodologías de respiración se aconseja inhalar por la nariz y
exhalar por la boca, lo más recomendable para alcanzar un estado óptimo de
relajación, salvo que tengamos algún problema en nuestro órgano olfativo, es
practicar respiración nasal. Cuando respiramos por la nariz, estamos filtrando
el aire de cualquier impureza incluso de microbios, al tiempo que llega a los
pulmones más caliente que cuando respiramos por la boca.
Un correcto
mantenimiento de la forma de respirar siempre pasará por acompañar la acción
con un poco de imaginación. Debemos ver y sentir el aire, para ello nos
concentraremos en los orificios de la nariz.
Un segundo punto,
ya más avanzado, será imaginar que dicha corriente de aire pasa a nuestro
interior y llega a los pulmones. Podemos imaginar cómo éstos se ensanchan al
recibir el aire y cómo después lo dejan salir hasta llegar de nuevo a la nariz.
RESPIRACIÓN DE
LOS CUATRO TIEMPOS
Conocida bajo el
nombre de Pranayama, es una de las metodologías de respiración más
equilibradas. Resulta ideal para la relajación tanto física como psíquica. Para
llevar a cabo este sistema de respiración, cada persona debe marcar los
segundos que empleará en cada uno de los tiempos dado que no todos tenemos la
misma capacidad pulmonar.
El ritmo que nos
marca este sistema de respiración es: 1-4-2-4. Dicho de otro modo, si los
tiempos fueran segundos, inspiraríamos durante 1 y retendríamos el aire durante
4 segundos. Lo expulsaríamos en 2 segundos y permaneceríamos sin tomar aire
otros cuatro. Tomando esta base de trabajo podemos efectuar las modificaciones
de tiempo que consideremos necesarias teniendo en cuenta nuestra capacidad
pulmonar.
Paso a paso
Cerraremos los
ojos y nos concentraremos en toda la cabeza, centrando la atención en las fosas
nasales.
Tomaremos aire
(fase Puraka) con suavidad, sintiendo el cambio de temperatura en las fosas
nasales.
Retendremos (fase
Kunbhaka), siendo conscientes que el aire es energía que nos da paz y
serenidad.
Espiraremos (fase
Rechaka). Podemos desarrollar esta fase de forma pasiva, esto es, dejando que
el aire salga libremente, o empujándolo. Al sacar el aire, debemos ser
conscientes de que con él eliminamos tensión.
Permaneceremos
sin respirar (fase Kumbhaka Eterno). Esta fase es muy importante ya que es
cuando debemos concentrarnos con mucha fuerza en lo que estamos haciendo o
deseamos lograr. Por ejemplo, aprovecharemos el tiempo que estamos sin respirar
para pensar “me estoy relajando”.
Este tipo de
respiración está especialmente indicado como sistema de entrenamiento.
Deberíamos destinar cada día al menos cinco minutos a respirar de esta forma.
Es muy aconsejable cuando estamos en una reunión tensa o antes de ir a dormir.
Por supuesto, emplearemos esta respiración en la meditación cuando practiquemos
sesiones de yoga.
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