lunes, 11 de noviembre de 2024

LAS VIRTUDES DEL AIRE PARTE I



Cuando respiramos no sólo oxigenamos la sangre, logrando así el correcto funcionamiento cerebral. Respirar bien nos permite:

Tonificar y revitalizar todo el organismo.

Relajar el cuerpo y la mente.

Establecer parámetros de control sobre estados de ansiedad.

Mejorar cuantitativamente las capacidades de estudio.

Facilitar la creación de pensamientos armónicos y positivos.

Lograr el aumento de la creatividad y de la imaginación.

La superación de dolencias y enfermedades de los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo y nervioso.

 

TEÓRICAMENTE TODOS SABEMOS RESPIRAR. De hecho, al tratarse de un proceso automatizado que iniciamos al nacer, no le prestamos demasiada importancia. Sin embargo de una buena respiración o, mejor dicho, del correcto ritmo respiratorio depende buena parte de nuestra salud tanto física como psíquica.

Una correcta respiración puede convertirse en la mejor de las medicinas. Veamos, por ejemplo, que favorece la circulación y oxigenación de la sangre, pero también nos ayuda a mejorar las funciones digestivas. Respirar bien implica recargar de energía todos los centros nerviosos, significa también poder conseguir una buena elasticidad de los músculos con el consiguiente beneficio de salud.

Yendo un poco más lejos, vemos que la respiración correcta, pausada y armónica, esto es, controlada, nos ayudará a dominar los estados emocionales adversos o negativos, facilitándonos en definitiva un correcto equilibrio tanto físico como mental, e incluso, espiritual.

 

SABER RESPIRAR

Si bien en determinadas metodologías de respiración se aconseja inhalar por la nariz y exhalar por la boca, lo más recomendable para alcanzar un estado óptimo de relajación, salvo que tengamos algún problema en nuestro órgano olfativo, es practicar respiración nasal. Cuando respiramos por la nariz, estamos filtrando el aire de cualquier impureza incluso de microbios, al tiempo que llega a los pulmones más caliente que cuando respiramos por la boca.

Un correcto mantenimiento de la forma de respirar siempre pasará por acompañar la acción con un poco de imaginación. Debemos ver y sentir el aire, para ello nos concentraremos en los orificios de la nariz.

Un segundo punto, ya más avanzado, será imaginar que dicha corriente de aire pasa a nuestro interior y llega a los pulmones. Podemos imaginar cómo éstos se ensanchan al recibir el aire y cómo después lo dejan salir hasta llegar de nuevo a la nariz.

 

RESPIRACIÓN DE LOS CUATRO TIEMPOS

Conocida bajo el nombre de Pranayama, es una de las metodologías de respiración más equilibradas. Resulta ideal para la relajación tanto física como psíquica. Para llevar a cabo este sistema de respiración, cada persona debe marcar los segundos que empleará en cada uno de los tiempos dado que no todos tenemos la misma capacidad pulmonar.

El ritmo que nos marca este sistema de respiración es: 1-4-2-4. Dicho de otro modo, si los tiempos fueran segundos, inspiraríamos durante 1 y retendríamos el aire durante 4 segundos. Lo expulsaríamos en 2 segundos y permaneceríamos sin tomar aire otros cuatro. Tomando esta base de trabajo podemos efectuar las modificaciones de tiempo que consideremos necesarias teniendo en cuenta nuestra capacidad pulmonar.

 

Paso a paso

Cerraremos los ojos y nos concentraremos en toda la cabeza, centrando la atención en las fosas nasales.

Tomaremos aire (fase Puraka) con suavidad, sintiendo el cambio de temperatura en las fosas nasales.

Retendremos (fase Kunbhaka), siendo conscientes que el aire es energía que nos da paz y serenidad.

Espiraremos (fase Rechaka). Podemos desarrollar esta fase de forma pasiva, esto es, dejando que el aire salga libremente, o empujándolo. Al sacar el aire, debemos ser conscientes de que con él eliminamos tensión.

Permaneceremos sin respirar (fase Kumbhaka Eterno). Esta fase es muy importante ya que es cuando debemos concentrarnos con mucha fuerza en lo que estamos haciendo o deseamos lograr. Por ejemplo, aprovecharemos el tiempo que estamos sin respirar para pensar “me estoy relajando”.

 

Este tipo de respiración está especialmente indicado como sistema de entrenamiento. Deberíamos destinar cada día al menos cinco minutos a respirar de esta forma. Es muy aconsejable cuando estamos en una reunión tensa o antes de ir a dormir. Por supuesto, emplearemos esta respiración en la meditación cuando practiquemos sesiones de yoga.

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