2. ¿QUE PRETENDE LA
MAGIA?. Parte II
Realmente, obtener
orden del desorden o, como decían los griegos, hacer que surja un Cosmos
(orden) de un caos (desorden) es realmente ir, en cierta medida, contra esa
fuerzas que inducen al desorden. Esto no es contradictorio con lo que habíamos
comentado anteriormente. Simplemente, significa que en el Universo existe una
bipolarización. Por un lado existen las fuerzas que tienden a crear niveles
superiores de conciencia, de organización y de realización, mientras que por el
otro, están aquellas energías que tienden a la dispersión de esfuerzos, al
refrenamiento o al rozamiento y, en definitiva, a la disgregación.
Evidentemente, una cosa es plantearse formar una familia y otra cosa bien
distinta es hacerlo sobre la práctica, y como podemos observar a nuestro
alrededor, mantener nuestra familia unida no es fácil, y es bastante frecuente
que éstas se rompan o que existan dentro de ellas ciertos elementos o peligro o
de carácter distractor. Esto es algo que ha vivido cualquier persona que haya
querido generar algo, como por ejemplo el mismísimo Edison, que ya teniendo en
sus manos el invento de la luz eléctrica, se tuvo que enfrentar a todos los
intereses creados de la época y que giraban en torno a las lámparas de
petróleo, ya que este nuevo invento significaba poner en jaque a todo un
sistema de entender la economía y la organización social.
El fin evolutivo último
de la Magia es la Magna Obra o la Gran Obra, que es el término que le daban los
alquimistas. ¿Qué significa esto de la Gran Obra?. Obviamente, no es algo que
se pueda definir tajantemente pero más o menos, se intuye que es aquello que se
expresa claramente en el Padre Nuestro: "Venga a nosotros tu Reino.
Hágase Señor tu
Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo".
En este párrafo del
Padre Nuestro, se observa la necesidad de hacer manifestar el Reino Divino y la
Voluntad Divina, tanto en los planos superiores como en el plano material
concreto. Obviamente, si observamos cómo se encuentra en cierta medida el mundo
actualmente, y no digamos ya cómo estaba en el pasado, veremos que esto no es
algo precisamente fácil de realizar. Pero, a al vez, se ve claramente que sí es
un mandato divino y, tal como dicen los místicos, hasta que esa Gran Obra no se
manifieste aquí en el plano terrestre, se puede decir que no habrá vacaciones.
También observamos a
este respecto del mandato de Dios de materializar su voluntad en la tierra, el
comienzo del evangelio de San Juan:
"En el principio
era el Verbo,
y el Verbo estaba con
Dios,
y el Verbo era
Dios".
Los hombres pueden
hablar a favor o en contra de ese mandato pero el Verbo, se cumplirá. Es decir,
los seres humanos pueden discutir, disertar, o hacer proselitismo a favor o en
contra de la vida o los derechos humanos, pero lo que sí es evidente es que la
voluntad divina por un cauce o por otro, ciertamente tendrá que cumplirse y que
manifestarse.
La Magia es
precisamente la ciencia que verbaliza y que actúa conscientemente en favor de
la evolución. ¿Por qué decimos que verbaliza?. Es muy sencillo, se trata de
hablar a favor del Plan Cósmico. Se trata de unir pequeñas voluntades
individuales a la Voluntad del Mandato Cósmico. Cuantas más personas o
individuos conscientemente hablen, es decir, generen a favor del Plan Cósmico,
mayor acercamiento y mayor desarrollo existirá de la realización progresiva de
esa Gran Obra.
Además, evidentemente,
es necesario actuar conscientemente a favor de esa evolución, ya que la
evolución precisamente va encaminada al desarrollo y la ampliación de la
conciencia, entendido esto en un sentido lo más amplio posible.
Como se ha dicho,
"si no se participa en la solución del problema se es parte del
problema". Es difícil para el ser humano salirse de su problemática
personal o de sus ilusiones individualistas, y esto ciertamente le mantiene un
tanto aislado del sentido trascendente de las cosas. El gran problema es que si
cada persona no se considera capaz de colaborar en la realización de esa Gran
Obra, entonces, evidentemente, la cantidad de efectivos o de
"soldados" que están dispuestos a entablar batalla para la realización
de la Gran Obra, será evidentemente pequeño.
La inconsciencia es un
peso muerto para la evolución, aunque lógicamente, el despertar de la
inconsciencia hacia la conciencia debe de ser gradual. Se ha dicho también que
"demasiada luz es perjudicial", y esto significa sobre todo,
demasiada luz de golpe y porrazo. Las personas tienen que ir abriendo su
conciencia gradualmente y ni creer que tienen una gran misión cósmica de
entrada, ni tampoco pensar que su papel en el gran concierto o en la Gran Obra
universal es insignificante, y que hagan lo que hagan no van a variar el curso
de los acontecimientos de la vida. Ambos extremos son realmente un error,
puesto que no nos colocan en nuestro justo centro para empezar a tomar un papel
activo en el desarrollo evolutivo de la conciencia y la participación para la
realización de la Gran Obra.
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