martes, 7 de diciembre de 2021

Taller de Metafísica LXXXVII

 Salvadores  Parte II


SANAT KUMARA SALVA A LA TIERRA

 


Una vez que los rezagados llegaron a la Tierra, la humanidad comenzó su tendencia hacia abajo. El vapor que subía de la tierra causado por los rezagados se convirtió en un velo total, generado cuando la mayoría de los seres humanos se sintonizó con pensamientos-forma de energía mal calificada, y produjeron algunos de su propia cosecha. Esta tendencia hacia abajo continuó hasta que la Tierra llegó a un punto tan bajo que se convirtió en una preocupación para la Jerarquía de la galaxia.

 

La Ley Cósmica exige que todo planeta genere cierta cantidad de Luz (energía armoniosa calificada constructivamente por sus habitantes) como una condición para mantener su sitio en un sistema solar. Aproximadamente dos y medio millones de años atrás, durante la Era de Mu (Edad Lemuriana), la Tierra se quedó corta en los siguientes aspectos:

 

1.- No emitió la suficiente radiación constructiva.

 

2.- No contribuyó lo suficiente a la Música de la Galaxia, la llamada “Música de las Esferas”.

 

3.- Su eje de rotación estaba torcido 45 grados. Si el grado de inclinación hubiera aumentado, hubiera sido algo desastroso.

 

4.- Los Espíritus Guardianes no pueden permanecer indefinidamente en un planeta. Deben regresar a sus propios planetas, su esfera natural de actividad. Su trabajo debe ser asumido por las corrientes de vida naturales de la Tierra. Esto no ha ocurrido. Las primeras tres Razas Raíces ascendieron, pero de estos millones de corrientes de vida, ni un solo individuo contribuyó en manera alguna a las razas sucesivas. Todos estos individuos escogieron progresar en los Niveles Internos, escogiendo así no ayudar a los habitantes de la Tierra.

 

5.- El hombre descendió al estado que conocemos como “cavernícola”. Llegó a olvidarse hasta del conocimiento de cómo encender un fuego sencillo. La era del dinosaurio prevaleció.

 

6.- La chispa en el corazón del individuo, la cual mantiene su vida y ancla la “Presencia YO SOY”, se había encogido a un milímetro de estatura.

 

7.- El Reino de la Naturaleza se rebeló, y rehusó poner de manifiesto vegetación nueva para una humanidad tan llena de discordia, y tan carente de apreciación por sus servicios.

 

Ante esta alarmante evolución de los eventos, Helios y Vesta fueron convocados a un Concejo Cósmico. Al Concejo asistieron representantes de la galaxia a la que pertenece la Tierra, así como también de otras. La conferencia estaba presidida por Alfa y Omega, quienes eran los responsables de nuestra galaxia.

 

Al llegar a este punto, Sanat Kumara, un Ser Ascendido oriundo del planeta Venus y uno de Sus Regentes, sugirió que si un Ser Ascendido con la Luz suficiente (energía calificada constructivamente) escogía permanecer en la atmósfera de la Tierra y ofreciera Su Luz como un balance por la cuota lumínica que escaseaba en la Tierra, el planeta podía salvarse. Dicho Ser tendría que permanecer en la Tierra, hasta que apareciera un sucesor con los méritos suficientes, y la Tierra volviera a emitir la Luz suficiente.

 

El Arcángel Rafael estuvo de acuerdo y pidió voluntarios. Sanat Kumara indicó que Él estaba interesado, siempre y cuando su Llama Gemela, Venus, el otro Co-Regente del planeta Venus, diera Su consentimiento. Subsecuentemente, Venus estuvo de acuerdo, y esto liberó a Sanat Kumara para seguir adelante con Su misión.

 

En los años 1950’s se les dijo a los Estudiantes que Sanat Kumara había realizado antes misiones similares, cada vez regresando victorioso a Su Hogar. En la Biblia, a Sanat Kumara, se le conoce como el “Anciano de los Días”.

 

Preparación de Shamballa

 


Al regresar a su hogar planetario Venus, Sanat Kumara le anunció a su gente la oferta que le había hecho al Concejo Cósmico. Inspirado por su ejemplo de Amor altruista, treinta sacerdotes del planeta Venus se ofrecieron para precederle y prepararle un sitio. Imprimieron en sus memorias la Ciudad de Shamballa en Venus, la cual habría de servir como modelo para el hogar de Sanat Kumara en la Tierra. Se despidieron de sus familias, de sus hogares y de su planeta, y comparecieron ante los Señores del Karma de la Tierra. Con inmensa gratitud, este gran Concejo aceptó la oferta de los voluntarios.

 

A estos sacerdotes no se les dio ningún privilegio especial. Estaban atados a las Leyes de la Tierra, incluyendo la rueda de nacimiento y muerte, y era cuestión de que cada uno comprendiera que tenía que compartir el destino de Sanant Kumara; a saber, que ninguno sería liberado en tanto no llegara el momento que la propia Luz de la Tierra fuera lo suficientemente fuerte para satisfacer la exigencia de la Ley Cósmica. No se les otorgó el privilegio de conciencia consecutiva, y tuvieron que someterse a las “Bandas del Olvido”, un acto de misericordia que se aplica a todas las corrientes de vida no-ascendidas de la Tierra. De no ser por este acto de misericordia, la humanidad sería perturbada sobremanera por la memoria de miles de encarnaciones, las cuales, según los Maestros, sería demasiado para nosotros en un momento dado. Por consiguiente, todo lo que quedó de la memoria de Venus fue la impresión sobre sus cuerpos etéricos de la imagen de Shamballa, tal cual existía en Venus, o los “soplos” de sus corazones. No Habría en la Tierra Maestro alguno que les señalara el camino, ni tampoco se les daría ninguna asistencia externa.

 

Cuando los sacerdotes se despertaron en cuerpos de infantes, lucían idénticos a cualquier otro individuo de la Tierra en aquel entonces. Nacieron de diferentes países, naciendo algunos en Norteamérica.

 

Después de llegar a la madurez, los anteriores sacerdotes de Venus seguían los “soplos” de su corazón, haciendo que algunos dejaran a sus familias. Una parte de los que vivían en el área conocida actualmente como Estados Unidos, se juntaron cerca de lo que hoy día es la Ciudad de New York. Tenían una cosa en común, una memoria interna de una ciudad brillante. Cruzaron varios grandes mares y continentes. Algunos de los anteriores sacerdotes finalmente se reunieron en tierra firme, cerca del Mar de Gobi, un gran cuerpo de agua que hoy es el Desierto de Gobi. Muchos habían tenido un viaje agotador, pero un ardiente deseo les iluminaba el camino y les permitía recordar su propósito lo suficiente para encontrar a sus hermanos peregrinos.

 

Después de llegar a las costas del Mar de Gobi, los más fuertes entre ellos trajeron adelante una visión de su propósito, la cual fue confirmada en los corazones de los demás. De esta manera, comenzó la preparación de lo que se conoce como “la construcción de Shamballa”.

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