Hagamos una pausa por un momento para reflexionar sobre
algunos de los detalles que los Maestros nos han dado sobre la topografía de la
Tierra en aquel entonces.
Según uno de los Dictados, el Desierto de Gobi actual era un
gran mar interior, y sus aguas color azul-zafiro se estrellaban contra las
laderas de los Montes Himalaya. Otro Dictado habla de “las aguas de rápido
movimiento”. Esto sugiere que un gran cuerpo de agua llamado el “Mar de Gobi”
tenía al menos una entrada y una salida. “Había colinas no muy lejos del Mar de
Gobi, ocupadas por miembros salvajes de la raza humana, los cuales eran
“rezagados”.
Hay amplia evidencia de que en una época hubo sin duda un
Mar de Gobi. Un geólogo, el profesor Rehwinkel, afirmó que el territorio que
ahora se conoce como el Desierto de Gobi, era en una época un gran mar interior
tan grande como el Mediterráneo. “La existencia de este mar interior es
confirmada por los abundantes depósitos de sedimentos alrededor de la
circunferencia, y también por la referencia histórica de los chinos en cuanto
al “Gran Han Hai” o el Gran Mar Interior”.
El Dictado que mencionaba la partida de los sacerdotes desde
Estados Unidos, indica también que ellos tuvieron que cruzar varios grandes
océanos y continentes; y varios otros Dictados sugieren que desde el principio
de los tiempos, siempre ha habido varios continentes de superficie seca. La Ley
Cósmica tiende a apoyar esta opinión. La superpoblación de este planeta causada
por permitir que millardos de “rezagados” lo ocuparan, hace obligatorio que el
Tribunal Kármico tenga que encontrar continuamente nuevas oportunidades para
que corrientes de vida no-ascendidas rediman su karma. De allí que era menester
contar con grandes cantidades de tierra seca, de manera contínua.
La construcción de
Shamballa
En el Mar de Gobi había una isla con exuberante vegetación
verde, sobre la cual se decidió construir Shamballa. Más tarde, a esta isla se
le llamaría la “Isla Blanca”.
Atraídos por los lazos de un interés en común en una causa,
la próxima tarea de los treinta voluntarios consistió en encontrar el material
con que construir Shamballa; y con la labor de sus propias manos, diseñaron y
construyeron con mármol y piedra la visión que habían sostenido en sus mentes.
Las condiciones eran similares a las que tenemos hoy. A estos individuos no se
les dio ninguna asistencia especial. Allí estaba el velo, y no había idas ni
venidas de seres angélicos visibles.
“De todas partes del mundo, ellos llevaron con el sudor de
su frente y no con místicas carrozas, todas las tremendas losas de mármol y
demás piedras pesadas que conformaron los edificios. Utilizaron los materiales
más bellos que la Tierra podía ofrecer. Algunos de ellos que eran fuertes en el
uso de la magnetización, los ayudaron a levantar algunas de estas piedras que
pesaban toneladas”.
Puede que la última afirmación sea de gran importancia.
¿Acaso estos sacerdotes, que tenían el poder para levantar piedras, encarnaron
posteriormente en Egipto, y ayudaron a construir la Gran Pirámide de Giza?
Muchos se han cuestionado cómo el hombre podía colocar piedras individuales de
veinte toneladas de peso cada una, en posiciones de gran elevación y con tal precisión
que resulta imposible introducir una hoja de afeitar en las juntas. Los
Maestros afirmaron que en la construcción de las primeras pirámides, se utilizó
el poder de levitación.
No tenemos que ir toda la distancia hasta Egipto para
admirar la excelente artesanía de mampostería. Tenemos ejemplos de esto aquí
mismo en Estados Unidos. El finado Edward Leedscalnin, un inmigrante de Europa,
construyó en los años 1930’s y 40’s algunas maravillosas estructuras de piedra
en Coral Castle cerca de Miami, que han desconcertado a muchos. Trabajando sólo
y por su cuenta, y utilizando únicamente herramientas ordinarias (cinceles,
aparejos de poleas, y algunas viejas cadenas), levantó piedras de hasta 28
toneladas de peso a una altura de tres metros. Todas las juntas encajan a la
perfección. Como material Leedscalnin utilizó el coral que encontró en su
propiedad. Tal cual se vio en la serie televisiva “ En busca de…”, un operador
de grúa utilizando maquinaria moderna trató, en vano, de duplicar esta hazaña.
Ya sea el cable se rompía, o los lados de las afiladas esquinas de los bloque
de coral se partían. Leedscalnin a menudo trabajaba de noche para mantener
alejados a los curiosos. Se dice que tenía electricidad, sin embargo su casa no
estaba conectada a ninguna línea de transmisión. ¿Será posible que se conectó
con las corrientes magnéticas que están a nuestro alrededor, como se hacía en
Atlántida, donde los generadores se conectaban con las corrientes energéticas
del aire y suministraban todas las necesidades de calefacción, luz y
transporte? Leedscalnin afirmaba saber cómo se había construido la Gran
Pirámide de Giza, y los frutos de su trabajo demuestran que podía tener razón
en cuanto a su alegato.
Siguiendo con el relato de los Maestros, en la construcción
de Shamballa, la primera tarea de los sacerdotes fue la de construir un bello
puente que conectara tierra firme con la isla. Fue esculpido del más bello
mármol, incrustado con oro puro, y contenía exquisitas figuras de querubines.
Adyacente al puente de la Isla Blanca estaba una avenida delineada con árboles,
la cual conducía al templo principal, que se suponía sería la residencia de
Sanat Kumara. El templo principal se erigía sobre el punto más alto de la
ciudad. Había escalones de mármol que conducían a él, interrumpidos por
terrazas de hierba colocadas en intervalos de cada doce escalones. Estas
terrazas estaban adornadas con alegres flores de color y fuentes con
tonalidades del arco iris. La gran puerta del templo era de una altura
tremenda. Su trabajo de filigrana dorada reflejaba él solo como un gigantesco
espejo. El templo principal de por sí, así como también el resto de la ciudad,
fue construido utilizando mármol blanco, de allí los nombres de “Isla Blanca” y
“Ciudad Blanca”.
El templo de Sanat Kumara se parecía mucho al Taj Mahal de
los tiempos modernos. Tenía una arquitectura ciclópea. Los minaretes blancos de
la Ciudad apuntaban al cielo, y sus templos de cúpulas doradas daban la
impresión de un gigantesco loto de fuego suspendido en la atmósfera. Bellas
fuentes adornaban la fachada del edificio.
Shamballa no fue construida de una sola vez. La construcción
era interrumpida frecuentemente por hordas destructivas que bajaban de las
colinas, mataban a los constructores, y destruían su trabajo. Tan pronto como
sus cuerpos físicos se desconectaban de sus cuerpos etéricos (v.g.almas), ellos
inmediatamente solicitaban que se les diera rápidamente la oportunidad de
encarnar nuevamente, lo cual siempre se les concedía. De manera impertérrita,
los constructores continuaron durante novecientos años su servicio de Amor;
apartaban los escombros y comenzaban de nuevo, viéndose a veces en la necesidad
de reconstruir las mismísimas bases de los templos.
Sanat Kumara entra a
Shamballa
Había un Momento Cósmico más allá del cual la Ley Cósmica no
podía permitir que la Tierra recibiera más energía; y Sanat Kumara tendría que
venir, estuviera Shamballa lista o no, y, trabajando contra el tiempo, un día
se completó la construcción de la ciudad.
La Estrella Polar Lemuriana estaba en su apogeo, señalando
este Momento Cósmico; y Sanat Kumara, acompañado por tres otros Kumaras de
Venus, entró a Su residencia. Felices y agradecidos estaban los constructores,
quienes habían durado el esfuerzo de novecientos años en completar Shamballa,
un sitio tan magnífico que nunca antes en toda la historia de la Tierra se le
ha podido igualar. Se arrodillaron en acción de gracias y Aplicación ante Dios
y Sanat Kumara, conformando así un registro etérico. Miles de años después, los
peregrinos que entraban a Estados Unidos se sintonizaron con este record al
establecer el Día de Acción de Gracias.
Una vez en Shamballa, Sanat Kumara proyectó la Inmortal
Llama Triple de Dios. Nunca antes se había conocido en la Tierra la
concentración de esa Llama, porque representaba la acción vibratoria del
planeta Venus. Un diminuto hilo de esta Llama fue anclado en el corazón de cada
uno de los diez millardos de corrientes de vida pertenecientes a las
evoluciones de la Tierra, tanto en los encarnados como en los desencarnados. La
crisis pasó y la Tierra fue salvada.
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