sábado, 30 de julio de 2022

La Medalla de San Benito día 3

 INDULGENCIAS Y BENDICIONES DE LA MEDALLA DE SAN BENITO




La propia Medalla de San Benito en sí, como ya lo explicamos anteriormente no tiene poder en absoluto. 

Los portadores deben tener cuidado de no caer en actos de superstición.

La Medalla de San Benito es simplemente un signo visible de la devoción interior y la creencia que el fiel tiene a Jesús y su siervo, San Benito y ¡actúa mediante la Fe!

La medalla incluye una indulgencia incondicional a cualquier persona en el momento de la muerte que "use, bese o tenga la Medalla entre las manos con veneración". 

También se otorga si la persona encomienda su alma a Dios, hace una buena confesión o recibe la Santa Comunión.

Si la persona no puede hacer esto, puede invocar con sus labios el Santo Nombre de Jesús con profundo sentimiento de contrición, o con el corazón si la persona no puede hablar.

Indulgencias plenarias: Si la persona se confiesa, recibe la Eucaristía, Ora por el Santo Padre en las grandes fiestas y durante esa semana reza el santo rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe a los niños o participa en la Santa Misa, puede recibir esta indulgencia.

Las grandes fiestas son: 

Navidad, Epifanía, Pascua de Resurrección, Ascensión, Pentecostés, la Santísima Trinidad, Corpus Christi, La Asunción, La Inmaculada Concepción, el nacimiento de María, todos los Santos y fiesta de San Benito

No porque algunos desconocían este Sacramental y no practiquen su devoción no quiere decir que no tiene Poder, volvemos a recordar que el Poder se lo Confirió Cristo mismo a través de su mandato en (Mt 18,18).


LOS SIETE MILAGROS DE SAN BENITO


San Benito de Nursia, fundador de la orden de los Benedictinos, y considerado el propulsor fundamental de la vida monástica en Europa, es quien estableció una red de monasterios en base a su Regla

Hoy es considerado uno de los Patrones de Europa y padre del monacato occidental. 

Pero también es conocido por los milagros que realizó en vida.

A tal punto han sido de importancia sus milagros, que se le representa iconográficamente mayormente con el libro de la Regla, 

una copa rota, 

y un cuervo con un trozo de pan en el pico, 

en memoria del pan envenenado que recibió Benito de un sacerdote de la región de Subiaco que le envidiaba.

También exorcista

Tiene creciente fama de exorcista y su medalla, de moda actualmente, es un signo de protección, especialmente contra la acción del demonio. 

Todo lo referente a la medalla puede leerse en el siguiente artículo, que explica quién es San Benito.

Al igual que San Jerónimo y Santa Thaïs, San Benito no murió como un mártir, sino de causas naturales, y fue venerado en el calendario de la iglesia medieval como un “confesor”.

También como Jerónimo, era un asceta y un monje. 

Pero mientras que Jerónimo, aunque nacido América, se asocia como Santa Thaïs con la tradición de los monjes del desierto oriental, Benito o Benedicto encarna y representa el más reciente monacato de Occidente.

Benito y Jerónimo también son diferentes para nuestro conocimiento. Jerónimo es muy bien conocido por una variedad de fuentes distintas de leyendas compuestas para promover su culto, mientras que la vida de Benito como “padre de los monjes” es conocido casi exclusivamente por su leyenda: 

La vida de Benito escrita en 594 por el Papa Gregorio el Grande, medio siglo más o menos después de la muerte de Benito.

De Nursia a una cueva

Benito nació en Nursia (ahora Norcia, cerca de Spoleto, al noreste de Roma) de padres ricos que lo enviaron a Roma para ser educado. 

Molesto por la inmoralidad de sus compañeros de estudios, Benedicto encontró compañía más agradable en una comunidad religiosa en Affile (actual Effide).

Cuando su primer milagro (mediante oración para reparar un colador roto) llamó la atención no deseada, se retiró a una cueva cerca de un lago en Subiaco, justo al norte de Effide.

Salió tres años después para gobernar una comunidad cercana de monjes, pero cuando reaccionaron contra su rigor al tratar de envenenarlo, Benedicto volvió a su vida solitaria en Subiaco.

Cuando la fama de su santidad le dio más y más seguidores, organizó en doce comunidades separadas de doce monjes cada una.

Finalmente se estableció con sus discípulos más cercanos en Monte Cassino, a medio camino entre Roma y Nápoles, y allí construyó el monasterio donde pasó el resto de su vida y escribió su famosa Regla.

La muerte de Benito tiene dos fechas diversas, en 543 ó en 547, aunque Gregorio no especifica esta o la fecha de nacimiento del santo (probablemente el 480).

El culto de Benito como santo comenzó a florecer inmediatamente después de su muerte (o incluso antes), al menos en el centro de Italia.

Pero en un siglo y medio después de su muerte, el culto local de Benito se había convertido en internacional.

San Benito se considera el padre del Monacato de Occidente. Su pequeña “Regla” sigue siendo guía práctica y segura en el seguimiento de Cristo, no sólo para monjes y monjas sino para muchos cristianos fuera de los monasterios.

Benito tuvo una hermana llamada Escolástica que, según la tradición, fue su gemela. 

Enseñó a sus discípulos a cantar las alabanzas a Dios en la Liturgia de las Horas; a tomar como guía el Evangelio, a trabajar cuidando todo lo que hay en la creación como “vasos sagrados del altar”, a vivir en amor y servicio mutuo y a responder a las necesidades del pueblo de Dios a su alrededor. 


Gracias por compartir Carolina.

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