viernes, 15 de marzo de 2024

CURSO DE ALTA MAGIA BLANCA PRACTICA. Día 89

TERCER NIVEL DE PODER:

TERCER CHAKRA: MANIPURA (EL FUEGO). Parte II



Hay quien busca el poder fuera de sí, como algo ajeno, en vez de sentirlo dentro de sí mismo; y así pretende siempre estímulos exteriores, como forma de excitación y actividad fuera de su propio ser. 

El verdadero poder interior se basa en la autoconfianza, en la fuerza de voluntad y en la disposición para cambiar. Es la facultad para superar la inercia y para encaminar la vida hacia aquello que amamos, aquello que nos inflama, lo que nos desafía y lo que nos renueva. En ese momento, nos adaptamos al cambio de las cosas, afinamos con el cambio de la vida y nos convertimos en canales para la transformación del mundo que nos rodea. 

Dicen los sabios que el poder no es una propiedad que alguien pueda poseer, ni controlar, ni mucho menos quitar a los demás; el poder no es sino un proceso al cual el ser se puede abrir...

Si queremos vivir los niveles superiores de experiencia de este chakra, y poder acceder a los demás, tendremos que redefinir y revivir la experiencia del poder como algo que enaltece, potencia, vigoriza y desarrolla. El poder ha de estar al servicio del desarrollo social y de la evolución individual, y no como freno a ambos. 

El poder gris está basado en la imposición de una separación y de un orden sectario. Una cosa es el poder como imposición de una voluntad personalista que no respeta la individualidad de los demás, y otra cosa es el poder como recepción de la energía solar superior y que se manifiesta en lo concreto como justicia y afán creador. 

El poder de cualquier grupo u organismo depende de su solidaridad, su unidad, su capacidad para combinar y coordinar sus fuerzas internas, y del respeto que exista a la creatividad individual de cada cual. El poder como control o "poder sobre" implica separación de la unidad.

En la unidad integrada, por el contrario, funcionamos como un todo. En tanto que manifestaciones del todo, no vamos hacia el poder ni vamos a conseguir el poder, sino que captamos la manifestación y la existencia del poder en nosotros mismos. 

Los sujetos que están dominados por otros se encuentran "alienados", que es "un estado en el cual los individuos se sienten aislados, no dueños de sí mismos, y no participantes en el orden que les rodea". En este estado se pierde la chispa interior, el entusiasmo, la voluntad y el deseo, con lo que la persona no está identificada ni con lo que hace, ni con lo que es en ese momento.

La energía por sí sola no constituye el verdadero poder, puesto que es necesario darle una dirección creativa, consciente y responsable. 

No olvidemos que la voluntad entendida como una combinación entre mente y acción es el medio por el cual podemos forjar el futuro a partir del aquí y el ahora. En este sentido, nos podríamos plantear hasta qué punto somos nosotros mismos la causa de nuestras circunstancias y no las víctimas de ellas. Sería perder el tiempo esperar a que la justicia impere en el mundo y, por ello, el tercer chakra es el nódulo energético capaz de filtrar el infortunio y las adversidades, convirtiéndolos en combustible para la voluntad.

El tercer chakra equilibrado no es una cadena de acciones desorbitadas sin planificación y guiadas principalmente por la fogosidad momentánea. Se trata de actuar descubriendo primeramente las causas de lo que sucede a nuestro alrededor y, posteriormente, proyectar la energía en tales causas y no en los efectos. Un tercer chakra fortalecido observa los errores del pasado como soporte y fundamento para los éxitos del futuro. En tal sentido, se contempla al mundo como una vibrante y atractiva serie de oportunidades, evidentemente no exenta de riesgos, pero en ningún momento existe el miedo, ni hacia el pasado en forma de remordimientos, ni hacia el futuro como amedrentamiento.

La voluntad es, en síntesis, la combinación consciente entre la fuerza y la forma. Para aprender a desarrollar la voluntad, el primer paso consiste en darnos cuenta de que tenemos voluntad, y de que ésta realmente es una función que nunca cesa, es decir, como facultad espiritual que es, ni tiene principio ni tiene fin. Cuando la persona siente cierta impotencia para hacer cosas, entendiendo que ello se debe a falta de voluntad, está recayendo en un grave error. El problema no es que no tenga voluntad, sino que no ha sabido conectar con ella, no ha podido utilizarla y, por tanto, no la ha cultivado.

El ser humano se ve desvalido cuando no toma conciencia de que su capacidad para hacer, accionar causas y transformar tiene realmente origen en la voluntad divina. Por tanto, no hay que confundir la humildad con el desvalimiento. Recordemos que "el hombre sólo logra convocar y utilizar aquellas fuerzas a las que estaba previa y verdaderamente predispuesto", por lo que el acto de conexión con la voluntad esencial requiere de una predisposición psíquica y mental.

La verdadera voluntad refleja una integración del yo con el todo, al menos hasta cierto nivel, y ella se manifiesta como una emanación de las profundidades del ser.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario