miércoles, 11 de diciembre de 2024

CURSO DE ALTA MAGIA BLANCA PRACTICA. Día 143

 


5. ¿COMO GENERAR LA CONEXION MAGICA?. Parte I


La pregunta se podría formular de la siguiente manera: ¿cómo alcanzar un plano que es abstracto, sutil y escurridizo, por no decir resbaladizo?.

 

El simbolismo universal da las claves teóricas cara a diseñar los elementos de una ceremonia mágica. Por ejemplo, las palabras de fuerza o mantrams, las posturas, los gestos, los movimientos corporales, las formulas mágicas, etc., pero tal como habíamos dicho, no es suficiente con invocar la formula para poder ejecutar el contenido de esa fórmula.

 

Desde los albores de la humanidad, nuestros antecesores realizaban pinturas ceremoniales en las cuevas donde vivían, del tipo de las que se localizan en las famosas Cuevas de Altamira.

 

Ahí, los guerreros danzaban y verbalizaban sus palabras de fuerza cara a conseguir un fortalecimiento interior previo a la caza. Estas ceremonias o rituales primitivos tenían precisamente como fin el fortalecerse y mentalizarse ante una labor que de por sí iba a ser bastante dificultosa y complicada, y siempre arriesgada, evidentemente. Ahora, es claro que si nuestros antepasados se hubieran limitado simplemente a realizar la ceremonia previa a la caza, muy probablemente, nosotros no estaríamos aquí. Por tanto, la ligazón entre simbolismo o ceremonial, por un lado, y lo que es en sí la realidad por el otro, son algo totalmente inseparable. Este acto tan sencillo y primitivo que observamos en las pinturas de estas cuevas, es algo que ha llegado hasta nuestros días con diferentes denominaciones, tales como concienciación, control mental, programación personal, etc. Todo lo que suponga una capacitación mental previa a un acto práctico, facilita el desarrollo del éxito en dicho acontecimiento de la vida real.

 

Nuestra mente es, hasta cierto punto, como un gran acumulador de energía. Evidentemente, no se trata solamente de acumular, sino de descargar o conducir esa energía hacia un punto externo y determinado. De otra forma, se genera el famoso síndrome de muchos estudiantes de esoterismo, de Astrología y ciencias afines, que se llenan o cargan su cerebro excesivamente de teorías pero que luego no pasan a la práctica, lo cual produce un colapso o como mínimo, un desviamiento dentro del trabajo metafísico. Llega un momento, en este caso, en que la mente se coloca fuera de los parámetros de la realidad y ello puede tener resultados bastantes negativos para la propia vida de la persona, ya que ésta se encuentra desfasada con respecto al ritmo o la cadencia de sus acontecimientos externos.

No debemos engañarnos pensando que la realidad externa es simplemente la realidad externa, y que la podemos considerar como algo ajeno a nosotros.

 

Esto es la propia negación de la subjetividad humana, según la cual, cada uno percibe la realidad de acuerdo a su propia estructura interna. Por tanto, la realidad tal como nosotros la observamos, no es la realidad, sino que es esa fracción de la realidad que nosotros somos capaces de percibir.

 

Ya el discípulo de Freud, Carl Gustav Jung, habló acerca de esa misteriosa interacción entre el yo subjetivo y los acontecimientos externos.

 

El pudo comprobar, a través de sus investigaciones, que una vez que se produce un cambio internamente, éste se manifiesta en un determinado lapso de tiempo, como una consecuente transmutación en el ambiente externo. Y simultáneamente, una transformación en el ambiente está también en relación con una reacción o nueva actitud interior, o quizás no tan nueva.

 

Por tanto, la preparación previa antes de realizar un acto -en este caso el Acto Mágico- no es algo que sobre en absoluto, aunque evidentemente, tampoco debe dilatarse más de la cuenta.

 

Nuestra mente es un acumulador de energía y nosotros podemos irnos preparando y elevando nuestro nivel vibratorio mental cara a la realización de un proyecto específico o de un acto específico.

 

Una vez que percibamos que hemos alcanzado el suficiente nivel de fuerza mental concreta, entonces será el momento de realizar los movimientos físicos, realizar la verbalización o fórmula adecuada, etc.

 

Por tanto, la pregunta clave es la siguiente: ¿Es suficiente con invocar los símbolos para alcanzar las fuerzas del plano que hemos dado en llamar cósmico-simbólico?. Se puede decir que es condición necesaria pero no suficiente.

 

En cualquier caso, hay que aclarar que a elegir entre los dos polos: el de la fuerza mental concreta acumulada, y por otro lado, todo lo relativo a la invocación de los símbolos, siempre hemos de quedarnos con el primer factor.

 

Esto significa que lo que verdaderamente dictamina de antemano la efectividad de un Acto Mágico simbólico no es la perfección simbólica ritual, sino la fuerza mental concreta que se halla detrás de la puesta en práctica de los primeros. Dicho de otra forma, si partimos de dos personas o de dos grupos de personas que realizan un Acto Mágico con una forma exterior simbólica exactamente igual, lo que va a diferenciar la efectividad de uno o de otro acto va a ser la preparación, la capacitación, el proceso de maduración y la fuerza de voluntad que cada uno ponga en el empeño.

 

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