Oh misterioso espíritu que diriges todos los hilos de
nuestra vida,
Desciende hasta mi humilde
morada, ilumíname para conseguir por medio de los secretos azares de la
lotería, el premio que ha de darme la fortuna y con ella la fecilidad y el
bienestar que recibirá mi alma; obseva mis intenciones que son puras y sanas y
que van encaminadas en bien y provecho mío y de la humanidad en general.
Yo no ambiciono riquezas para mostrarme egoísta o tirano,
deseo dinero para comprarme la paz de mi alma, la ventura de lo que amo y la
prosperidad de mi esperanza.
Oh Soberano Espíritu, Si tú crees que yo debo pasar todavía
muchos días sobre la tierra sufriendo las incomodidades que el destino me
repara hágase tu volntad; yo me resigno a tu decreto, pero ten en cuenta mis
sanos propósitos en este momento en que te invoco, la necesidad en que me
encuentro y si está escrito en el libro de mi destino, sean satisfactoriamente
atendidos mis votos que están expresados con toda sinceridad en mi
corazón.
Amén.
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