La bellomancia era practicada especialmente por los
orientales y por los árabes y era de
dos tipos:
se señalaban once flechas y se ponían en un saco, se sacaban
luego y según las
señales
se deducían los presagios
se tomaban tres flechas y sobre la primera se escribía Dios
me lo manda, sobre la
otra Dios me lo prohíbe, dejando la tercera en blanco.
Después de haberlas metido
todas tres en una aljaba, se sacaba una. Si salía la
que tenía el lema Dios me lo manda,
se hacía la cosa por la que se consultaba;
si la de la otra inscripción, dejaba de hacerse; y
si salía primeramente la
flecha blanca, se principiaba de nuevo la operación.
Los árabes llaman todavía a esta adivinación alazlan.
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