TERCER NIVEL DE PODER:
LA INTERRELACION DEL YO CON EL UNIVERSO: LIBERACION Y MANIFESTACION
Parte I
Como sistema de conjunto, los siete chakras forman un espectro o una gradación progresiva entre la conciencia cósmica y la materia. Los chakras inferiores (1,2 y 3) son los que manejan un tipo de energías más densas, las cuales poseen una mayor relación con el mundo físico visible, el cuerpo físico y los niveles vinculados con los estados de la materia. Según vamos ascendiendo, la densidad de vibraciones manejadas es más sutil, lo cual se manifiesta también en el elemento de la naturaleza análogo a cada chakra (tierra, agua, etc.), que posteriormente comentaremos. Es así que los chakras superiores son menos densos y muchas veces las experiencias ligadas a ellos trascienden en mucho las limitaciones del tiempo y del espacio análogas a las interrelaciones materiales de los chakras inferiores o iniciales.
Así, por ejemplo, el
quinto chakra se relaciona con la comunicación, el lenguaje y el pensamiento
racional, mientras que el sexto chakra funciona en el nivel de la imaginación,
las imágenes, la visualización y los símbolos.
Todo esto es un proceso
dinámico, ya que las energías que la conciencia recibe, transforma y emite en
los chakras superiores puede transmitirse internamente a través del Sushumna
hacia los chakras inferiores, haciéndose progresivamente más concretas tales
fuerzas internas. Por ejemplo, supongamos que va a montar un gabinete de
carácter humanista con un amigo, que es a la vez su socio. Usted en primer
lugar visualiza, imagina o crea las imágenes de cómo considera que tal
actividad ha de ser en el futuro (sexto chakra), pero posteriormente necesita
ir racionalizando, esquematizando y planificando de manera más concreta y
lógica sus visualizaciones anteriores, lo cual seguramente hará hablando horas
y horas acerca del tema con su socio, perfilando detalles, descartando
opciones, y planteando posibilidades (quinto chakra). De esta manera, el
proceso continúa en sentido descendente hasta llegar al momento en el cual
"se coloca la primera piedra", que es el que corresponde precisamente
al inicio o estreno del nivel del primer chakra.
De manera global se
puede decir que en el sistema de los chakras existen dos corrientes
fundamentales que recorren en sentido vertical nuestra columna vertebral, yendo
la primera de abajo hacia arriba, mientras que la segunda va de arriba hacia
abajo. La primera es la CORRIENTE LIBERADORA O ASCENDENTE, mientras que la
segunda es la CORRIENTE DE MANIFESTACION O DESCENDENTE.
La "corriente
liberadora" es la que por lo general ocupa el papel de protagonista en
toda la literatura acerca de los chakras y de carácter espiritualista o
esotérico, puesto que se identifica con la vía de la liberación personal, el
ascenso hacia niveles superiores de conciencia, el contacto con la Divinidad, y
un sinfín de tópicos similares. Esta corriente o fuerza ascendente va en primera
instancia muy lentamente, superando las limitaciones físicas, propias de los
tres primeros chakras, hasta que poco a poco se va abriendo hacia mayores
grados de libertad. Desde el punto de vista de la psicología humana
trascendental, ésta es la ruta o sendero por el cual la persona se va
desapegando de las ataduras del dominio físico y alcanza una perspectiva más
completa de los niveles abstractos o simbólicos. Pero no es lógico perder de
vista que la corriente ascendente se origina en el nivel inferior, ligado en
parte a los instintos, las raíces y los deseos.
La "corriente de
manifestación" se inicia cuando la persona ejercita un acto de voluntad
consciente (séptimo chakra), se inspira en una visualización determinada (sexto
chakra), racionaliza y verbaliza sus proyectos (quinto chakra), se lanza con
decisión a actuar (tercer chakra), y así hasta que se produce la manifestación
o expresión en el mundo de la realidad física (primer chakra). Es clave
entender que cada fase de este proceso descendente es un paso limitativo, y
hasta cierto punto una restricción de la libertad, porque se trata de un acto
de origen consciente que se va materializando según se toman decisiones, y
según se hacen elecciones sucesivas... Al imponernos una limitación, nuestro entendimiento
muchas veces ideal e inconcreto adquiere el tono suficiente como para llegar a
ser específico y aplicable, pues se trata de ir de lo abstracto a lo
simplificado y de lo general a lo particular.
Aquí encontramos un
elemento filosófico y esotérico esencial, pues ese concepto del que tanto se ha
discutido, que es el determinismo, en realidad no es negativo para el ser
humano, sino algo positivo e imprescindible. Según la mente se quiera
manifestar hacia la materia, tendrá que ir adaptándose, habituándose y
flexibilizándose a la realidad que van imponiendo las circunstancias. No se
trata de conformismo, sino de un acto creativo o creador, ya que esa
circulación de la energía del pensamiento hacia abajo para plasmarse en
materia, genera en ésta mayor orden, dinamismo, concierto y propósito.
Manifestarse es
autolimitarse voluntariamente, e inclusive "comprometerse" o, dicho
en el lenguaje coloquial, "pisar bien firme con los pies en la
tierra", siendo plenamente consciente de que el origen del proceso está en
los niveles de la mente y de la conciencia.
Para que esta ruta
vertical, tanto ascendente como descendente se produzca, es necesario que
ninguno de los chakras se encuentre en un estado de distorsión, tanto por el
extremo de la hiperactividad como por el lado de la oclusión o hipoactividad.
Para que algo llegue a manifestarse y a realizarse con toda su plenitud, es
necesario estar vigilante de las transformaciones sucesivas que se producen en
esa energía vertical al pasar por cada uno de los siete chakras.
Para los clásicos
antiguos de la India, SHIVA es el principio masculino, que se identifica con la
conciencia pura no manifestada. Representa la felicidad y se le concibe como un
ser sin forma, sumido en la meditación. Shiva es el potencial divino inactivo,
que se encuentra separado de las manifestaciones, y que a veces se le llama El
Destructor debido a que es necesario destruir o purificar las pasiones y el
Karma para llegar a la revelación de la conciencia. Se considera que Shiva
reside en el chakra corona, o coronario, es decir, el séptimo.
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