SEGUNDO NIVEL DE PODER:
SEGUNDO CHAKRA:
SVADHISTHANA (EL AGUA) Parte II
Algunos sistemas de
creencias budistas e hindúes afirman que los sentidos engañan y que sólo sirven
para enmascarar la verdadera naturaleza de las cosas pero, si esto fuese
cierto, ¿no nos habría sido más práctico haber nacido simplemente como seres
etéreos y sin contacto con la realidad física?.
La sensualidad es otro
aspecto ligado a este chakra y al planeta Júpiter, y por ello algunos autores
encuadran la función de la sexualidad en conexión con el segundo chakra y no
con el primero. A este respecto es más lógico pensar que la sexualidad como
instinto básico se encuentra relacionada con el primer chakra, mientras que la
sensualidad o refinamiento del amor está en analogía con el segundo chakra,
Swadhisthana.
Disfrutar de unas
buenas y relajadas vacaciones, pasar un rato de entretenimiento en el teatro o
en la ópera, relajarse yendo de compras, o divagar en una conversación hablando
de política y moral en un tono desenfadado, para algunos espiritualistas de
fundamentalistas podrían parecer actividades "trampa", con carácter
limitador para la evolución personal. Pero es necesario hacer funcionar el
discernimiento, y ver que estas actividades pueden ser sencillamente
complementos de la evolución humana, y que también contribuyen a la apertura de
la conciencia hacia realidades cada vez más expandidas.
Continuando con el
avance en el estudio del segundo chakra, también hay que añadir los
sentimientos y los afectos como parte de su radiación y su nivel vibratorio.
Así, por ejemplo, el
instinto de protección hacia las personas allegadas tiene su origen en este
chakra, el cual motivó a lo largo de la historia de la humanidad que se
estableciera la célula familiar con unas raíces morales y de carácter sagrado,
y sustentada fundamentalmente en el matrimonio. Además, ese sentimiento
paternalista y protector fue creciendo progresivamente hasta alcanzar el
concepto de clan, de tribu y posteriormente de pueblo.
La protección hacia
otra persona está relacionada tanto con la crianza como con la aportación de
energía, cariño y muestras de afecto a la familia, los hijos y los protegidos
en general. Este instinto paternal o maternal es fundamental para el desarrollo
equilibrado de la psicología humana.
La empatía es otro de
los fenómenos psíquicos relacionados con Swadhisthana, y ésta se define como
"la capacidad de compartir las emociones de otras personas"; o,
también, "la participación afectiva, por lo común emocional, que
desarrolla un sujeto en una realidad ajena".
Este es uno de los
elementos fundamentales que hace que los seres humanos se relacionen
socialmente y se inclinen a formar grupos, asociaciones, agrupaciones
artísticas o clubs deportivos.
Por ejemplo, para el
individuo que es aficionado a un determinado club deportivo, ésta es una manera
de identificarse afectivamente con una serie de personajes, emblemas, colores,
actos y símbolos, y con los cuales adquiere una relación de cierta
reciprocidad, ya que unas veces recibe alegrías y en otras ocasiones sólo
tristezas, pero él sigue aportando una contribución a ese club para que salga
hacia adelante.
Otro ejemplo es la
afición tan extendida por todo el mundo de estar pendiente de lo que hace la
princesa tal, de la vida personal del marqués cual, o de las andanzas de la
actriz que está de moda en el momento, tratando de acercarse, comprender o
identificarse con las experiencias que viven los célebres de nuestra sociedad.
También las
agrupaciones de carácter festivo, artístico y cultural entran dentro de este
componente de necesidad de interrelación psicoafectiva.
Como sucede con todo,
esto puede tener una doble vertiente, pues esta inclinación a la empatía social
y a identificarse con un determinado grupo puede generar, aunque no
necesariamente, que la persona se deje influenciar excesivamente y pierda parte
de su individualidad.
Aquí es conveniente
indicar que el primer chakra es afín al número uno, es decir, a la
individualidad, el ego, la preocupación por el yo mismo, y hasta el egoísmo.
En cambio, el segundo
chakra es análogo al número dos, que es el complemento del uno con el uno, es
decir, la dualidad que se manifiesta en la relación del yo con su pareja, del
yo con sus amigos, del yo con el ambiente, del yo con la sociedad, y así
sucesivamente.
La sociabilidad es una
inclinación a constituir familias más allá de la propia familia genética.
Así, la estructura
social es una especie de plano extendido del segundo chakra, y ante cuyas
fuerzas difícilmente se puede estar aislado. Si el segundo chakra de cada
sujeto se comparase con un vaso de agua, entonces la estructura social sería el
mar. Puede suceder, por tanto, que las aguas individuales en cierta medida sean
absorbidas por el gran mar social, pero también puede ocurrir que nuestro
propio cántaro se abastezca positivamente en determinados momentos de parte del
líquido marino.
Estos baños que nos
damos en el mar social como producto del nivel de experiencia del segundo
chakra, pueden ser motivados tanto por necesidad de diversión como por afán
cultural, deportivo, político, de distinción social, de superación de la
soledad, de aprendizaje de los demás, o de cualquier otro tipo.
Este es el chakra que
hace que la influencia social propia del momento y del lugar llegue a nosotros
desde edades muy tempranas, pero también es la ruta adecuada para nosotros
poder intervenir, dentro de ciertos límites, en nuestro propio medio ambiente.
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