sábado, 26 de octubre de 2024

CURSO DE ALTA MAGIA BLANCA PRACTICA. Día 127

  B.2. FASE JUPITERIANA.

 


En la segunda fase la mente se expande a lo más universal y ya no se trata tanto de pedir o solicitar la llegada de conocimiento, sino de buen juicio, capacidad de valoración, y elevación en la comprensión de los ideales.

 

Júpiter, como sabemos, está relacionado con el mundo de la filosofía, la moral, y el alto vuelo mental. Toda persona tiene su filosofía de la vida, la cual le guía y, en determinados aspectos, también le puede limitar. El concepto de lo bueno y de lo malo, de lo correcto y de lo incorrecto, o de lo justo y de lo injusto, se encuentra regido por Júpiter. Por tanto, pedir la elevación del sentido de lo moral y de lo ético, en el más amplio concepto de la palabra, está en relación directa con esta fase jupiteriana. Por ejemplo:

 

"Oh Señor, te pido que me permitas ser más justo en mis valoraciones, ser más comedido y equitativo en mis juicios acerca de las personas y de las cosas, para elevar y perpetuar en el ideal. Oh Señor, te lo pido..."

 

Este es un simple ejemplo, el cual puede variar tanto como la imaginación y la inteligencia lo permitan. También hay que tener en cuenta que en esta segunda fase del acto, considerando que Júpiter es el patrón y el organizador, el oficiante se coloca como pequeño director de orquesta de los elementos que va a poner en funcionamiento. Al respecto, otra fórmula podría ser:

 

"Oh Señor, a tu disposición me pongo para, con el máximo de sabiduría y de expansión mental posible, ser capaz de administrar y de organizar aquellas fuerzas que en mis manos ahora depositas"...

 

Este es un momento en el cual el oficiante y también, por ley de causa y efecto los participantes, están siendo conscientes de que en sus manos se coloca un determinado don.

 

 

  B.3. FASE MARCIAL.

 

La siguiente fase se encuentra regida por Marte. Este es un cambio importante, porque una vez que se ha tomado conciencia del papel o misión a desarrollar con los elementos de que se dispone, empieza la dinámica del ritual; y, muchas veces, el mundo espiritual necesita también lucha, empuje y romper con barreras. Por tanto, Marte va a ser el que defina y el que separe lo blanco de lo negro. Este es el momento del verdadero inicio dinámico del acto y, como decimos, la oración ha de estar encaminada hacia la rectitud de pensamiento y de actuación, así como a discriminar a un lado y a otro de una línea definida lo que es positivo y lo que es negativo.

 

Tener las ideas claras, osar y arriesgarse, es lo que se necesita en esta fase del acto. Por ejemplo:

 

"Oh Señor, necesito de tu fortaleza, de tu energía y de tu valor para superar dudas, temores y confrontaciones. Dame fuerza para poder alcanzar tu siguiente morada..."

 

Oh Señor, en mí está el propósito de la rectitud pero necesito de tu apoyo para, con energía y con nobleza, superar todos los obstáculos"...

 

Es otro ejemplo sencillo en el cual observamos que en esta fase del acto es necesario pasar por un camino estrecho de forma decidida, sin temores ni complejos. Es una invocación al estilo de Marte, pero no como planeta de la agresividad, sino como planeta del conductor, del pionero, y del que se mete primero que nadie en un terreno desconocido. Para salir de la monotonía de la vida cotidiana y lograr que la mente se proyecte hacia otro nivel, es necesario pasar desde Júpiter -que es el que tiene definido el proyecto mental de lo que hay que hacer- a Marte, pasando a la acción con energía.

 

 


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