sábado, 26 de octubre de 2024

CURSO DE ALTA MAGIA BLANCA PRACTICA. Día 128

•  B.4. FASE SOLAR.

 


La siguiente morada a alcanzar es la del Sol, que se ha dado en llamar a veces "consagración".

 

Lo sacro (sagrado, secreto) se presenta una vez pasado el punto álgido anterior, conseguido por el empuje que ha dado Marte. Ahora se penetra en el reino de la luz, que viene indicado por el Sol. Por tanto, todo lo relativo a la nobleza, la grandiosidad, la magnanimidad y la omnipresencia del rayo divino cabe en las oraciones que se puedan establecer aquí. Por ejemplo:

 

"Oh Señor, tu vida es esplendor, tus manifestaciones son infinitas; permíteme apenas recibir un poco de tu gran luz y participar creativamente de alguna manera en tu Magna Obra".

 

"Así, Señor, por medio de mi individualidad me pongo a tu disposición para participar en esa Gran Obra"...

 

Aquí estamos simbolizando el hecho de que la consagración en la ceremonia representa dos cosas: en primer lugar, la grandiosidad de la fuerza que se está manejando; y, en segundo lugar, la disposición personal para, de forma creativa y constructiva, aprovechar esa energía que se está percibiendo de manera positiva y generadora, es decir, de acuerdo con el propio decurso evolutivo de la vida. No tendría ningún sentido, evidentemente, realizar una ceremonia de Magia Blanca para que esas energías se quedaran sólo "en casa". 

Se trata de hacer obras reales, realizadoras en un sentido espiritual evolutivo, y materializarlas en lo concreto, en cosas tangibles y palpables. Por eso, para llegar a este estado de encuentro con el Sol es necesario haber pasado por la batalla de Marte, porque no es posible realizar, ni siquiera un ápice de esa Magna Obra, si previamente no se ha desentablado esa batalla en lo espiritual, que muchas veces también es una batalla en lo concreto, ya que "lo que se ata en la tierra será atado en el cielo".

 

 

  B.5. FASE LUNAR.

 

La siguiente morada o estancia es la de la Luna. La morada de la Luna representa el colocarse en una actitud receptiva, preparándose para el momento culminante dentro del proceso de la ceremonia cósmica, y que es el siguiente al de la Luna, que luego estudiaremos. La Luna representa unión en el plano psíquico. Se ha captado la energía solar y ahora se necesita conservarla, interiorizarse y al mismo tiempo conectar psíquicamente con todas las personas en el mundo que puedan estar compartiendo la misma vibración. Esto significa que esa unión en el plano psíquico no tiene barreras ni limitaciones, muy en relación con el símbolo de la esfera o bola de cristal; es decir, la tierra como algo cristalino, como algo que no tiene barreras, que es como realmente la percibe el clarividente.

 

Por tanto, las oraciones regidas por la Luna implican unión en el plano psíquico, o consideración de la Tierra como un hogar psíquico, como una familia... lógicamente teniendo en cuenta que se persigue el contacto con personas que están trabajando activamente con la luz sobre el planeta. Ello no se encuentra limitado sólo a individuos que participan en movimientos de caridad, religiosos o incluso esotéricos, pues hay muchas personas conectadas con la luz en otros ramos, como artistas, profesionales, empresarios, trabajadores, amas de casa... Lo más importante es la actitud interior y el cumplimiento que la persona hace en su papel cotidiano de la misión que le corresponde que, aunque aparentemente pequeña, puede ser trascendental. Un ejemplo sería:

 

"Te pido, Oh Señor, entrar en contacto o en unión con aquellas personas que con un corazón limpio, con claridad de mente y con fortaleza de espíritu están trabajando y dando parte de sus fuerzas para la realización de la Gran Obra. Queremos enlazarnos en este momento para participar y unir nuestras energías en pro de la realización de un orden más justo, equitativo y comprensivo para con el propio ser humano"...

 

 

  B.6. FASE VENUSINA.

 

La siguiente fase es la que se llama "comunión" y tiene relación con Venus, el planeta del amor. El amor muchas veces se interpreta sólo desde el punto de vista sentimental, y aunque éste lógicamente es importante, también el amor es unión, fusión y trascendencia. Venus, como planeta del amor, en lo abstracto y metafísico representa la unión entre lo de arriba y lo de abajo; por tanto, es el punto de contacto entre lo superior y lo inferior; entre la tierra y el cielo...

 

La iglesia cristiana en esta fase utiliza una fórmula muy conocida:

 

"Señor, yo no soy digno de que vos entréis en mi pobre morada, mas decid una sola palabra y mi alma será sana y salva".

 

Otra posibilidad sería:

 

"Señor, en tus manos encomiendo mi realización personal, mis ideales y mi vida".

 

Es decir, se utiliza una fórmula que dice más o menos: yo propongo y el de arriba dispone, es decir, yo planteo y luego ya se verá. Esto significa que, efectivamente, el contacto cósmico lo propone la persona desde abajo, pero se otorga de arriba hacia abajo. Siempre es lo divino quien tiene la última palabra:

 

"Vuestra es Señor la última palabra; si lo tenéis a bien consideradme como vuestro servidor, que necesita de vuestra luz para andar".

 

 

  B.7. FASE SATURNIANA.

 

Después de haber estado entre dos y cinco minutos durante la fase venusina para percibir las energías en el mayor grado posible, se pasa a la fase saturniana. En ella se regresa al mundo de las realidades cotidianas y concretas, después de haber participado en esta pequeña pero trascendente ceremonia mágica.

 

Una posible fórmula es:

 

"Con la plenitud de energías que nos ha proporcionado la danza cósmica de energías, nos concentramos seguidamente en la realidad espacio-temporal, la cual vemos ahora con mayor profundidad y respeto".

         


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