A. PREPARACION PREVIA.
En cuanto a la realización de ejercicios de
Magia Práctica Ceremonial, hay que tener en consideración varios aspectos.
Primero, es requisito necesario que la persona
-hombre o mujer- que dirige la operación mágica se encuentre mentalmente apta
para ello, es decir, con el suficiente relax y vigor mental como para coordinar
correctamente los diferentes elementos tanto internos como externos que
intervienen en este tipo de práctica. Por tanto, una persona en estado de
excitación excesivo, o bien lo contrario, en un estado de depresión, no es recomendable
que dirija la práctica.
En segundo lugar, es necesario que la persona
se haya duchado previamente para tener su aura psíquica en condiciones
adecuadas. En cuanto a la ropa, se recomienda que sea cómoda y preferiblemente
de color blanco, ya que el color blanco representa la síntesis o la unidad de
todos los colores, y no su división o separación en alguno de los colores del
espectro o sus combinaciones.
En cuanto a la ubicación ambiental, es
necesario que se haga en un lugar recogido, en el cual no existan
distracciones, especialmente de personas que no entienden o que no se
encuentran informadas acerca del sentido del acto, lo cual no significa en
absoluto el fomentar una actitud de secretismo o de ocultación. A este respecto
hay dos posibilidades, la primera en caso de que se realice en el propio hogar;
lo ideal es tener una habitación o, en su defecto, un rincón que se puede
dedicar para otro tipo de prácticas tales como meditación, relajación, o
actividades creativas, pues este lugar va a irse magnetizando poco a poco. En
caso de que se realizara en el exterior (jardín, campo o playa), es necesaria
también la tranquilidad con respecto al medio ambiente; la gran ventaja es que
se aprovechan las energías telúricas naturales.
En relación con los elementos necesarios, se
precisa una mesa o altar, que no necesita una forma especial, aunque se suele
usar una rectangular pequeña de una altura menor que una mesa normal. Esto es
por el hecho de que el guía durante una buena parte de la ceremonia permanece
de rodillas, ya que el contacto con las energías telúricas de la tierra a
través de las rodillas es especialmente intenso, y significa también un acto de
humildad ante las fuerzas universales ya que, por principio espiritual, el ser
humano no puede movilizar ninguna energía sutil sin el correspondiente y previo
permiso de lo Alto.
Se necesita la presencia del elemento fuego,
es decir, de una vela que ha de ser blanca, como símbolo de Magia Blanca y
purificación; el número de velas ha de ser impar ya que los números impares, de
acuerdo a la sabiduría pitagórica y a la Magia tradicional, representan
energías espirituales; por tanto, se ha de colocar una vela o tres.
En la mesa estarán los cuatro elementos de la
naturaleza: el fuego (para ello ya habíamos colocado una o tres velas), el
aire, el agua y la tierra. Veamos con qué objetos van a ser representados y
cómo han de ser situados en el altar.
Los cuatro elementos se van a colocar en las
cuatro esquinas de la mesa. El fuego ha de estar en cruz y en oposición con
respecto al aire, y el aire estará representado por algún perfume, como el
incienso, el sándalo o cualquier otro. En oposición también deben de estar los
otros dos elementos que nos faltan para completar el cuadro, que son el agua y
la tierra, formando una cruz. El agua puede ser una pequeña copa de plata o de
cristal con algo de agua mineral. En oposición al agua se colocará una piedra
de algún lugar magnético, como por ejemplo de una montaña. Como quinto
elemento, a colocar en el centro de la mesa, se puede utilizar algún libro
sagrado: el Bhaghavad Gita de los hindúes, el Popol Vuh de los mayas, el Corán,
la Biblia, el Talmud, etc., o cualquier libro espiritual que sirva también como
elemento de lectura y de inspiración.
Como podemos observar, es un teatro muy
sencillo y neutral.
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