«A través de su alta vibración, determinadas flores,
arbustos y árboles
silvestres de un orden superior, tienen el poder de aumentar
nuestras
vibraciones humanas y dejar expeditos nuestros canales a los
mensajes de
nuestro Yo Espiritual (Yo Superior), inundar nuestra
personalidad con las
virtudes que nos son necesarias y de este modo lavar los
defectos (de
carácter) que causan nuestros males. Como la buena música u
otras cosas
grandiosas, capaces de inspirarnos, las flores están en
condiciones de elevar
nuestra personalidad y acercarnos más a nuestra alma. De
este modo nos
brindan paz y nos liberan de nuestros padecimientos. No
curan atacando
directamente la enfermedad, sino invadiendo nuestro cuerpo
con las bellas
vibraciones de nuestro Yo Superior, ante cuya presencia, la
enfermedad se
derrite como la nieve al sol. No hay una verdadera curación
sin un cambio
en la orientación de la vida, sin paz en el alma y la
sensación interior de
felicidad.»
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