La magia angélica es un viejo arte que permite a los hombres
establecer contacto con los ángeles cada vez que lo consideran necesario,
tomando una actitud activa como la de invocarlos. Este contacto se logra a
través de rituales y prácticas que convocan a los ángeles a la Tierra para pedirles
un deseo concreto. Sin embargo, si bien la magia angélica es compatible con las
creencias religiosas, su propósito es totalmente diferente de ellas. Tal como
la conocemos hoy, la magia angélica es el producto de la recopilación de
numerosos manuscritos que fueron copiados y recopilados en la Edad Media y el
Renacimiento. Estos manuscritos se conocen como «grimoires» (grimorios) y
contienen complejos rituales que se creía que servían para atraer a los
ángeles. Como tales rituales eran contrarios a las enseñanzas de la Iglesia,
pocos de esos «grimoires» fueron publicados antes de nuestro siglo. El primero
de estos manuscritos data de 1565.
QUE ES UN MAGO ANGELICO
Un mago angélico es la persona que practica magia angélica
y, a diferencia de los sacerdotes, no maneja la noción teológica de que algunos
ángeles son buenos y otros son malvados. Para un mago angélico, en cambio, los
ángeles sólo se dividen en útiles e inútiles. Esta es la razón por la cual
algunos «grimoires» contienen rituales para convocar no sólo ángeles
bondadosos, sino también demonios. El mago interesado en los ángeles tiene un
particular interés en controlarlos y obtener un beneficio que deriva,
directamente, de la postura ética del ángel involucrado. De acuerdo con los
«grimoires», los distintos ángeles tienen diferentes características, poderes y
habilidades. En estos manuscritos abundan listas exhaustivas de nombres
angélicos, cada uno de los cuales se corresponde con un planeta, una
constelación, uno de los cuatro elementos, las horas del día o las diferentes
horas del mundo. Consultando esta lista, el mago angélico puede elegir con
precisión el tipo y la cualidad del ángel con el que quiere establecer
contacto. Por encima de este grupo de ángeles, están los de leyenda. En la
tradición occidental, los ángeles más poderosos son Miguel, Uriel y Gabriel.
Sus nombres son muy antiguos ya que se remontan a la primitiva religión hebrea.
El sufijo «el» en que termina cada uno, es un antiguo nombre hebreo dado a
Dios. De acuerdo con la tradición, hace falta mucho poder mágico para controlar
estas entidades angélicas. Incluso el doctor John Dee, uno de los más grandes
magos angélicos de todos los tiempos, se sentía intranquilo en su presencia.
PRINCIPIOS ESENCIALES
Los dos principios de
la magia angélica provienen de dos fuentes distintas: las creencias folclóricas
de diversas culturas y la Cábala hebrea.
El primer principio
consiste en la creencia de que los humanos pueden controlar a los ángeles
–buenos y malos- a través del uso de armas mágicas. Es posible rastrear esta
certeza en culturas muy diferentes entre sí. Por ejemplo: *Antiguamente, en la
región patagónica se trataba de dispersar al demonio de la viruela apuñalando
el aire con un arma cortante y derramando agua para resguardarse de sus espantosos
seguidores. *Las jóvenes mujeres y las niñas esquimales expulsan a los demonios
de las casas amenazándolos con un cuchillo. *Entre los wortyaks, al este de
Rusia, las niñas reciben el Año Nuevo armadas con palos con los que golpean por
todos los rincones de la casa, para desalojar de allí a Satán. *Los aborígenes
australianos espantan los demonios golpeando el suelo con la cola de un
canguro.
El segundo principio de la magia angélica es la creencia de que
ciertas palabras –especialmente los nombres de Dios- tienen el poder de obligar
a los ángeles de obedecer las órdenes del mago angélico. Este principio se basa
en la Cábala, que sostiene que el nombre de los objetos es inseparable de
ellos, ya que constituye una propiedad intrínseca de los mismos y no un nombre
convencional impuesto a posterior. Por lo tanto, conocer el verdadero nombre de
una cosa permite ejercer un completo control sobre algo. Esta creencia era tan
fuerte que los judíos se negaban a pronunciar o a escribir el nombre de Dios y
ocultaban el nombre sagrado bajo un complicado mecanismo de simbolismos y
sustituciones. Se creía que el verdadero nombre de Dios constaba de 72 letras
(exactamente el número de ángeles) y era tan poderoso que el mundo entero podía
ser destruido si alguien se atrevía a pronunciarlo. De acuerdo con la magia
angélica, cualquier persona provista del arma sagrada y las palabras sagradas,
puede controlar la totalidad del poder de los ángeles, tanto en el cielo como
en el infierno y en la Tierra. Pero la magia angélica consiste en algo más que
esto. Es, también, un conjunto de rituales organizados en cinco pasos básicos.
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