A diferencia de los aceites vegetales, como es el de oliva, los aceites esenciales son sustancias muy concentradas y con una textura para nada aceitosa que se usan en cantidades pequeñas y que, por lo general, no pueden utilizarse en la alimentación, ya que en altas cantidades y sin diluirse pueden resultar tóxicos.
Caracterizados por su potente fragancia, se extraen de flores, hojas, resinas, frutas o raíces y, al ser muy volátiles, para conservarlas bien hay que guardarlas en un frasco opaco y un lugar fresco.
Sin diluir, tampoco pueden aplicarse directamente en la piel, ya que podrían quemarla, y hay que mezclarlos con agua o los denominados aceites base, como el de almendra o el de oliva.
En general, te recomendamos que te apliques una pequeña cantidad en la piel antes de usarlos, para detectar una posible alergia.
Se desaconseja uso para mujeres embarazadas y madres en época de lactancia.
6. Aceite esencial de manzanilla
Un aliado para las deportistas: Si bien los antiguos egipcios lo usaban como remedio para curar fiebres, en la actualidad se suele emplear para masajes tras una actividad deportiva exigente, dado que tiene propiedades antiinflamatorias.
Por lo tanto, también acertaremos si lo usamos para calmar irritaciones en la piel.
E incluso si sufrimos dolor de estómago, unas friegas en el abdomen nos ayudarán.
Aunque no suele comportar efectos secundarios, es recomendable diluirlo antes en un aceite “portador”, como el de almendra dulce.
Calmante: Aparte de su uso tópico, el aceite de manzanilla también se puede introducir en difusores específicos para aceites (no en quemadores, porque desperdiciaríamos sus propiedades), porque su aroma dulce y herbáceo ayuda a conciliar el sueño.
Nos relajará además tras un día estresante, si nos sentimos irritadas. Por este motivo, este aceite también se recomienda para personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada.
7. Aceite esencial de caléndula
Clave para tu piel: Cabe decir que los griegos y los egipcios consideraban a la caléndula una planta “milagrosa”.
Tal vez no podamos decir tanto hoy en día, pero lo que sí es cierto es que, gracias a sus propiedades antibacterianas, el aceite esencial de caléndula nos puede ayudar a tener una piel más sana y a combatir el acné, por ejemplo.
También lo puedes usar cada noche como limpiador facial y para quitarte el maquillaje.
Además, es un potente fungicida natural, que se emplea para tratar los casos de micosis.
Piel suave: El aceite esencial de caléndula también ayuda a generar colágeno y su efecto calmante es muy destacable, especialmente para las quemaduras provocadas por la luz solar.
Si se te agrieta la piel de las manos por culpa del frío, prueba a aplicarte este aceite esencial.
8. Aceite esencial de eucalipto
Para combatir los ácaros: Los ácaros son una fuente indeseable de alergias, y para esquivarlos es muy recomendable emplear este tipo de aceite en un difusor específico.
Luce un cabello más sano: El aceite esencial de eucalipto también nos ayuda a tener un cabello mejor, más brillante y fuerte, ya que estimula los folículos del cabello y del cuero cabelludo, es decir, ayuda a que crezca de una forma saludable.
Aplícalo con masajes suaves una o dos veces a la semana, pero dilúyelo previamente en un aceite “portador”, como de almendra dulce.
9. Aceite esencial de geranio
Repelente: Los viajeros suelen llevar este aceite esencial en su botiquín porque ayuda a calmar las picaduras de los insectos, ya que, entre otras cosas, contribuye a un mejor flujo sanguíneo.
Alternativa económica: Este tipo de aceite esencial suele parecerse al de rosa, pero resulta más asequible.
Como curiosidad, por lo tanto, lo podemos emplear también como desodorante natural.
Pero atención: no lo apliques directamente sobre la piel. Dilúyelo antes en un aceite “portador”, como el de oliva o el de almendra dulce.
10. Aceite esencial de tomillo
Producto local: Es un emblema natural de los países mediterráneos, y España, como Francia y Marruecos, son destacados productores.
Se usa desde hace siglos para aliviar problemas dérmicos, como las cicatrices. De todos modos, lo más recomendable es que lo diluyas antes en un aceite “portador”, como el aceite de oliva o el de almendra dulce, dado que puede causar reacciones alérgicas.
Respira mejor: Asegúrate de que empleas un difusor específico para aceites para poder inhalarlo bien sin que sus propiedades queden adulteradas por un quemador.
Si tienes un catarro, este es un remedio natural eficaz para combatirlo.
Gracias por compartir Carolina.
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