domingo, 1 de septiembre de 2019

Cualidades de los médiums




La facultad medianímica (mediúmnica)  depende del organismo. Es independiente de las cualidades morales del médium, y se la encuentra desarrollada tanto en los más indignos como en los más dignos. No sucede lo mismo con la preferencia que dan los buenos espíritus al médium.

Los buenos espíritus se comunican más o menos voluntariamente por tal o cual médium, según la simpatía que sienten por él. Lo que constituye la cualidad de un médium, no es la facilidad con que obtiene comunicaciones, sino su aptitud para recibirlas buenas y no ser juguete de espíritus ligeros y mentirosos.

Los médiums que desde el punto de vista moral dejan más que desear reciben a veces muy buenas comunicaciones que sólo pueden venir de espíritus buenos, de lo cual algunos se maravillan sin razón, porque a menudo son de interés para el médium y para darle sabias advertencias. Si no las aprovecha, aumenta su culpabilidad, porque escribe su condena. Dios, cuya bondad es infinita, no puede negar asistencia a los que más necesitan de ella. El virtuoso misionero que va a moralizar a los criminales hace lo mismo que los buenos espíritus con los médiums imperfectos.

Por otra parte, los buenos espíritus, queriendo dar una enseñanza útil a todo el mundo, se sirven del instrumento que les viene a mano; pero le abandonan cuando encuentran otro que les es más simpático y que aprovecha sus lecciones. Retirándose los buenos espíritus, los inferiores, poco cuidadosos de las cualidades morales, que les molestan, tienen entonces libre el campo.

De aquí resulta que los médiums imperfectos moralmente, y que no se enmiendan, son, tarde o temprano, presa de malos espíritus, que a menudo los conducen a su ruina y a las mayores desgracias incluso en este mundo. En cuanto a su facultad, de bella que era y que hubiera continuado siendo, se pervierte al principio por el abandono de los buenos espíritus y concluye por extinguirse.

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