En los últimos años, la espiritualidad ha ganado una
relevancia que aunque ha tenido desde siempre, tiene ahora otro matiz gracias a
los medios por los cuales se difunden sus nociones y conceptos. Para muchos de
nosotros este aspecto es ahora tan importante como una buena nutrición, el
ejercicio físico o la salud de nuestra mente y nuestras relaciones personales.
Curiosamente, desde cierta perspectiva es posible decir que
a diferencia de esos otros aspectos del bienestar, la espiritualidad no es
totalmente un asunto de voluntad, algo que surge con una decisión(como una
dieta o una rutina de ejercicio). Por supuesto podemos leer al respecto,
acercarnos a personas que espiritualmente se encuentra en un estado distinto al
nuestro, realizar ciertas prácticas asociadas (como el yoga o la meditación),
pero también existe todo un ámbito de la espiritualidad que está relacionado
con la vida misma, su contingencia, el camino que recorremos y aquello que
encontramos al hilo de los acontecimientos.
En este sentido, compartimos ahora una lista de 6 puntos que
caracterizan a un maestro espiritual, una persona que, sea o no consciente de
ello, va por el mundo no diciéndonos qué camino seguir, sino enseñándonos cómo
encontrar el nuestro.
1. Evitas juzgar a otros
Cada persona tiene que recorrer su propio camino. Hay
quienes llegan a ciertos puntos antes que otros; hay quienes demoran más en
entender ciertas cosas; no todos vivimos lo mismo al mismo tiempo. Y cuando nos
damos cuenta de esta singularidad en los procesos de cada persona, entonces ya
no hay razón para juzgar a otros y tampoco a nosotros mismos, pues cada cual
vivirá lo que tenga que vivir cuando le toque y pueda vivirlo.
2. Eres sensitivo/a, pero no reactivo
Todos sentimos las emociones propias y las de los demás,
pero la diferencia es cómo respondemos a ellas. En muchos casos, nuestra
reacción inmediata es dejarnos llevar por esa emoción, dejar que nos inunde y
nos arrastre. En contraste, las personas con un sentido de la espiritual
desarrollado se caracterizan por sí sentir la emoción, pero no dejar que la
emoción lo cubra todo. Sentir tristeza o alegría o felicidad pero entender que
ellos no son totalmente esa tristeza o esa alegría o esa felicidad. Que estas
son una emoción, un momento, una parte de todo lo demás.
3. Enseñas naturalmente
Un maestro auténtico está enseñando siempre. Con sus
palabras y con sus actos, en una plática amistosa o en una clase con todas las
formalidades. Hay personas a quienes podemos escuchar apenas unos minutos, o
mirar cómo se conduce en la vida, y eso nos basta para aprender algo crucial,
que no podríamos haber encontrado en otras circunstancias.
4. Eres todo/a amor
Sí, sabemos que suena un poco cursi, pero esa es la
realidad. El cultivo de la espiritualidad es, en buena medida, el cultivo del
amor, su ejercicio, el entendimiento de que a diferencia de lo que creemos, el
amor no se “da” únicamente a una pareja, a un hijo o a una mascota, sino que en
realidad está en todo lo que hacemos. Vivir es indisociable de amar.
5. Descrees de la posesión
¿Qué nos pertenece en realidad? ¿Qué es lo verdaderamente
importante? Responder a estas preguntas es percatarse que muchas de las cosas a
las cuales nos sentimos ligados, o sobre las cuales creemos que tenemos
“propiedad”, en realidad o no son nuestras o no son realmente importantes. Y
entonces es posible desprendernos de ellas.
6. Respetas la vida
Es posible que incluso esto que creemos “nuestra” vida no
sea tal. Es posible que nosotros mismos seamos apenas un instante, un
fragmento, de otro gran flujo que recorre todo lo demás que también existe,
respira y participa de este mismo momento.
También en harmonia.la: Cuando el ego se interpone con tu
camino espiritual.
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