Ekeko
Cuenta la tradición que este muñeco de forma humana, representa
la abundancia, la fecundidad y la alegría.
Su culto se extiende desde el ande del Perú hasta el noroeste de Argentina.
Muchos lo conocen como Ekeko, pero también lo denominan en
otras áreas geográficas Iquiqu o Tonupa.
Este ‘amuleto’ de la fortuna suele ser representado por un hombre
sonriente, de aproximadamente 40 años, con rostro arrugado,
ojos vivaces, la boca abierta y los brazos extendidos que
dan la sensación de que se encuentra dispuesto a brindar un fraternal abrazo.
La ornamenta que presenta, por lo general, consta de
un atuendo típico de la zona (sombrero, chullo, poncho y ojotas).
Además lo vemos acompañado de toda clase de objetos en miniatura, como billetes en
dólares, electrodomésticos, automóviles y alimentos que uno desee.
Para que el ritual de la prosperidad sea efectivo, este muñeco debe ser regalado.
Además, para asegurar la efectividad, se le suele colocar un cigarro en la boca, el cual si es
consumido hasta la mitad es señal de mal augurio, pero si se llega a consumir por completo
quiere decir que traerá muchos beneficios.
Según algunos creyentes este muñeco, que suele medir alrededor de 20 cm de altura, tiene
una fase negativa.
Se dice de ello que si hubiese una joven soltera en la familia, el Ekeko podría enamorarse de
ella y hasta sentirse su dueño.
Que suele ser extremadamente celoso y puede ahuyentar a cualquier pretendiente.
Además, que se vuelve negativo si no le hacen fumar los viernes y que como consecuencia
de ello hasta podría traer desgracias al padre de la joven.
SAN CRISTÓBAL
La medalla de san Cristóbal es uno de los amuletos cristianos más utilizados por los viajeros
de todos los tiempos.
La leyenda cuenta que San Cristóbal, cuyo nombre era Ofero, era hijo de un rey pagano de
Arabia.
Ofero era un joven de gran fortaleza física y decidió dedicase a servir a aquellos hombres
que fuesen los más ricos y poderosos.
Estando a las órdenes de un gran rey, Ofero descubrió que temía enormemente al Diablo,
por lo que decidió entrar al servicio de este nuevo señor. Pero pronto descubrió que el
Diablo temía a alguien más fuerte que él llamado Cristo.
Ofero decidió encontrar a ese monarca que parecía el más poderoso de todos.
Cuando el joven encontró a Cristo, este lo bautizó con el nombre de Cristóbal y le pidió que
viviera junto a un caudaloso rio de aguas peligrosas y que ayudara a travesarlo a cualquier
persona que se lo pidiese.
Un día, un niño pidió a Cristóbal que le ayudara a pasar a la otra orilla. Cristóbal no lo dudó y
lo sentó sobre sus hombros para adentrarse en el agua. Cuando ya estaba en medio del rio,
San Cristóbal empezó a hundirse por el peso del niño.
El pequeño le explicó que pesaba tanto porque estaba cargando con el peso del mundo.
Al momento san Cristóbal se dio cuenta que ese niño era la personificación de Cristo, quien
llevaba sobre el todos los pecados de los hombres.
San Cristóbal fue en realidad un mártir del siglo III D.C al que mataron por negarse a aceptar
la existencia de los dioses romanos.
Amuleto de los Viajeros:
San Cristóbal se convirtió en el patrón de los viajeros, a los que protegía de cualquier peligro.
Hoy en día se ha convertido en el talismán por antonomasia de los automovilistas y los
camioneros.
Muchos conductores llevan colgada su medalla al cuello o expuesta en algún lugar de sus
vehículos.
Gracias por compartir Carolina.
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