18. ¿COMO EXTRAER
ENERGIA DE LA FUENTE COSMICA?. Parte VII
Cuando hablamos de inconsciente en realidad nos referimos a la gran memoria del
ser humano, que es donde de alguna forma residen los recuerdos de su período
intrauterino, los recuerdos de la infancia, las experiencias vividas a lo largo
de su vida en mayor o menor medida, las percepciones sutiles provenientes del
subconsciente o inconsciente colectivo, los parámetros provenientes de los
factores de raza y de cultura, la memoria genética, las vivencias relacionadas
con existencias pasadas, y un largo etcétera.
Tal como se ve, la complejidad del inconsciente es enorme y por ello, es
precisamente tan difícil estudiar el inconsciente, hasta tal punto que hoy en
día, una gran cantidad de psicólogos reniegan de su existencia, puesto que se
oponen a la tradicional teoría psicoanalítica de Freud. Pero sería mucho más
práctico que los psicólogos aceptaran, llamándolo o no inconsciente, la
existencia de una gran memoria o de un gran cúmulo de elementos de memoria que
residen en un determinado substrato de la mente humana.
Por todo lo dicho, resulta obvio que el control sobre el Sexto Chakra requiere
un trabajo inmenso para la persona. Por lo general, una de las primeras fases
dentro del equilibrio del Sexto Chakra es precisamente la limpieza o la
purificación, o también, la toma de consciencia de determinados elementos que
están estancados en ciertas áreas del inconsciente y, por tanto, del cerebro.
Así, es frecuente que las personas que se introducen en las temáticas de tipo
esotérico perciban una serie de sensaciones que en cierta medida podríamos
llamar extrañas, difusas y sutiles, puesto que la persona no sabe exactamente
de dónde provienen. Esto, en realidad, no es que sea sólo algo particular o
propio de las personas interesadas por el esoterismo. En general, todos los
individuos poseen un funcionamiento relativamente independiente del
inconsciente con respecto a la consciencia. Por ello, el ser humano cambia tan
frecuentemente de estados de ánimo y, también pasa de estados ya más amplios en
el tiempo como pueden ser la excitación y la euforia, o también el estrés y la
depresión. Esto significa que nosotros, en primera instancia, no tenemos un
control sobre eso que llamamos el inconsciente, ya que en éste también residen
elementos e impresiones de carácter emocional, tanto recibidas en épocas
pasadas de nuestra vida, como aquéllas que en un determinado momento están
bullendo en nuestra psiquis y que nosotros no sabemos exactamente a qué se
debe. Por ejemplo, puede pasar de que en un momento determinado nos encontremos
eufóricos y que un poco más adelante, sintamos que hace mella en nosotros la
melancolía o el desánimo. En realidad, todo esto nos apunta el hecho de la
existencia del inconsciente como una parte de nuestro ser de la que,
obviamente, podemos decir que tenemos poco conocimiento y control.
Tal como decíamos, la limpieza o purificación de esas áreas o zonas psíquicas
de nuestro inconsciente y de nuestro cerebro es algo fundamental, puesto que
podemos decir que tenemos determinados "desechos", algunos de ellos
de cierta envergadura, residentes en estas áreas de nuestra psiquis. Esto es lo
que hace que sea necesario ir trasvasando gradualmente del inconsciente hacia
el subconsciente y, posteriormente, hacia el consciente estos elementos que en
una primera instancia nos pueden resultar extraños. Es ciertamente una lucha
interna la que se genera cuando empezamos a ser conscientes de determinadas
emociones, complejos de culpa, remordimientos, sensaciones de un increíble
egocentrismo y un conjunto de percepciones diversas. En primera instancia,
resulta incómodo porque aparentemente son sensaciones o percepciones sutiles
que no tienen una mayor relación con nosotros, pero con el tiempo, nos vamos
dando cuenta de que esta purificación o trasvase del inconsciente hacia el
consciente es algo necesario durante una etapa, para ir limpiando y aligerando
los estratos profundos de nuestra psiquis. Por tanto, antes de meterse en
berenjenales, y antes de poder hablar de facultades psíquicas o de poderes
ocultos, es necesario haber realizado esta limpieza de nuestra casa por dentro,
ordenando bien todos los elementos, colocando cada mueble bien en su sitio,
pintando bien las paredes, decorando bien las habitaciones y ordenándolo todo
de forma que cada cosa esté en su justo lugar. De otra forma, introducirse en
el desarrollo de facultades psíquicas sin antes haber conseguido un cierto
control sobre los estados anímicos, y sin antes haber experimentado sensaciones
más sencillas pero tremendamente iluminadoras como los estados creativos de la
mente, supondría realmente un retroceso, por no decir un peligro.
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