Los Hilos que conducen tu Energía
Cuando leemos
libros de magia a menudo nos encontramos con un listado de correspondencias que
nos ayudan a practicar los hechizos. Estos listados incluyen símbolos, colores,
direcciones, elementos, números, estaciones del año, fases lunares, minerales,
árboles, plantas, imágenes, cartas del Tarot, dioses, diosas, espíritus, mitos
y otras asociaciones que nos ayudan a construir el patrón direccional de
nuestra magia.
Las
correspondencias son todas esas cosas que nos ayudan a concentrar nuestra
intención. Son los símbolos y energías que añaden poder a nuestro hechizo. Si
acabas de empezar en el arte mágico, tal vez hayas encontrado alguna de estas
listas y no sepas muy bien qué hacer con ellas.
¿Qué es una
correspondencia?
¿Y por qué son
tan importantes?
Una
correspondencia es una asociación creada entre la consciencia humana y una
fuerza natural. Es un “vínculo relacional” que nos ayuda a concentrar la
energía para que nuestra petición se cumpla. Al igual que la poesía, las
oraciones, las imágenes o los dibujos nos ayudan a expresar lo que sentimos,
las correspondencias nos ayudan a conectar con nuestro deseo porque tienen
afinidad con él. Algunas brujas como Starhawk, afirman que las correspondencias
son “instrumentos nemotécnicos que usamos para proyectar la energía, las cosas
que usamos para representar nuestra idea” .
A nivel práctico
las correspondencias son muy útiles a la hora de darle forma a un hechizo. Por
ejemplo: si quieres atraer el amor a tu vida, puedes usar una Rosa para
simbolizar el cariño, un frasco de miel para representar la dulzura y una vela
rosa para dar luz a la petición. Si incluyes estos elementos en tu ritual, a
través de ellos concentrarás tus energías para lograr lo que deseas. Si además
de eso recitas una oración a la Diosa Venus, invocas a los espíritus del amor y
te unges a ti mismo con perfume, entonces estarás concentrando la energía
amorosa a través de estas herramientas. Para ti será fácil concentrarte en tu deseo
a través de estos objetos y acciones, porque todos ellos representan lo que
buscas.
Aunque no es
obligatorio usar correspondencias en los hechizos, lo cierto es que usarlas nos
ayuda a centrar nuestra mente. Al “Yo Sabio” le encanta comunicarse a través de
símbolos, imágenes y objetos, porque le resultan familiares.
Como ya vimos en
“La Consciencia Mágica”, el sistema de correspondencias tiene su origen en la
“asociación” que crea la mente humana con las Fuerzas Naturales. Esa asociación
está legitimada por la experiencia del sujeto que la originó, -transmitiendo la
información a las demás generaciones a través del Inconsciente Colectivo- . Con
el paso del tiempo la humanidad ha creado miles de correspondencias que actúan
como archivos de información que podemos usar. Está información está guardada
en lo más profundo de nuestra mente y actúa como una pista psíquica sobre la
cual trabajar.
Aunque es cierto
que cada persona puede establecer sus propias correspondencias, las que hemos
heredado por nuestra cultura siguen siendo efectivas. Se piensa que cuanto más
antigua es una correspondencia mayor poder tiene, pues más carga mental y
emocional ha recibido a lo largo de la historia. Por ejemplo: los pétalos de
Rosas significan amor porque para la mayoría de las personas así es. Durante
siglos las Rosas han sido usadas para expresar esta idea y ésa información ha
sido mantenida y alimentada por nuestra psique. De modo que para el
inconsciente colectivo las Rosas representan amor. Aunque el amor es una energía
invisible, el hecho de representarlo a través de un objeto físico ayuda a que
nuestra mente se conecte con ése concepto abstracto.
Los magos
actuales disponemos cientos de correspondencias que podemos usar en nuestra
magia. La mayoría proceden de culturas antiguas como la egipcia, hebrea,
griega, romana, sumeria, celta, nórdica, precolombina, etc (por nombrar sólo
algunas).
Se supone que
cuantas más correspondencias incluyas en tu hechizo, más efectivo será,- porque
tu interior resonará con lo que pides-. Sin embargo no has de llenar tu altar
hasta abarrotarlo, sino escoger las correspondencias que verdaderamente
resuenen contigo.
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