viernes, 18 de abril de 2025

HISTORIA DE LA BRUJERIA Y WICCA PARTE XIII

 

Religión", mezclando los conceptos asiáticos sobre la dualidad de la naturaleza (como en los conceptos chinos de Ying y Yang), karma y el tema del culto lunar, con el que ya nos familiarizó la Aradia. Este celo religioso indica hasta qué punto los grupos rituales de hoy son los herederos naturales de las sociedades secretas moralizantes de una era anterior.

 

¿Es una experiencia religiosa compatible con la más familiar tradición judeo-cristiana? Anton LaVey se mofaba de los que aceptaban la "Antigua Religión", por carecer del valor de verse a sí mismos como auténticos anticristianos, pero sus propias opiniones se apoyan en una presentación bastante parcial del cristianismo. Según Gerald Gardner no había ningún problema en que una persona fuera cristiana, aunque heterodoxa, y bruja, y no sé de ningún grupo ritual de su tradición que exija la renuncia explícita del cristianismo que formaba parte de la leyenda medieval. Estos conceptos pueden trastornar un tanto a muchos cristianos fundamentalistas, pero es un punto de vista muy extendido entre los propios brujos.

 

En el primer capítulo, dije que los jóvenes que han aceptado la idea de la brujería como parte de la contracultura no han dado generalmente a sus prácticas ningún cariz religioso. Muchos están dispuestos a seguir a Anton LaVey y Philips Bonewits (autor de Magia Real) en su concepción totalmente materialista de la magia. Pero, en mi opinión,eso no ha impedido que el regreso de la magia sea un fenómeno religioso. Es posible que la brujería no sea siempre en sí misma un completo sistema de creencias, pero es algo que funciona en ausencia de otras creencias para satisfacer una necesidad específicamente religiosa, la necesidad de encontrar un significado a la persona que trascienda de los límites de la experiencia ordinaria y conseguir un tipo de experiencia en que se confirme la realidad de esta trascendencia.

 

Las necesidades religiosas no son igualmente fuertes en todas las personas o en todos los ambientes culturales. Se dan en sus formas más sorprendentes cuando flaquean otras fuerzas institucionales. Los primeros grupos rituales de la década de 1950 coincidieron con un teatral aumento del atractivo de la iglesia, después del caos de la Segunda Guerra Mundial y de las tensiones de la Guerra Fría. En ambos períodos, los hombres miraban hacia dentro y la religión y la magia ganaron a un tiempo numerosos adeptos. El ocultismo disfrazado de la contracultura, nacida de la reacción contra Vietnam, tuvo gran aceptación en la imaginación pública, al mismo tiempo que comenzaba a cobrar forma un fuerte y nuevo fundamentalismo, con los que se autotitulaban Pueblo de Jesús.

 

Como historiador tengo que señalar que la leyenda de la "Antigua Religión", aunque haya sido bellamente presentada, sigue siendo una adición muy reciente al flujo central del ocultismo occidental. Sin embargo, y para los brujos más serios, Wicca satisface una necesidad real, y a ellos solos compite juzgar la validez de la experiencia religiosa que extraen de ella.

 

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