Se llama amarre porque la persona queda agarrada a ti de forma permanente o de forma transitoria. Dependiendo del amarre esto puede ser más o menos difícil y puede causar más permanencia en ese sentimiento generado por el hechizo, o menos permanencia.
Recuerda que el poder del hechizo no está tanto en el tipo de hechizo sino en la convicción y en la forma precisa con que tú lo hagas. Y además el poder está en todas las acciones que rodean al hechizo y que no tienen directamente que ver con la brujería.
Cómo dice el antiguo proverbio de las brujas: a cualquier brujería hay que regarla con el amor del amor, con las palabras adecuadas, con las sonrisas y las maneras de una mujer que sabe lo que hace.
Es decir, debemos además de saber hacer un amarre de amor, saber cómo seducir adecuadamente al hombre que queremos amarrar. En este sentido no debemos excedernos. No debemos mostrarnos excesivamente seductoras sino tal vez todo lo contrario. Mostrarnos con justeza.
Estas son cosas que todas las mujeres experimentadas sabemos, pero no está demás decirlas, sobre todo al hacer un amarre.
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