F. SELLADO DEL HUEVO AURAL.
Como sabemos, el séptimo nivel del aura abarca
todos los demás y se sitúa aproximadamente a unos 75 cm. en relación con
nuestra piel. Con cierta frecuencia, según informan los clarividentes, el huevo
aural puede encontrarse algo deformado en lo que es su contorno natural; en
otras ocasiones, puede estar excesivamente delgado por algunas zonas
específicas del cuerpo; o se pueden presentar bultos en su superficie e,
inclusive, se han observado roturas o agujeros en su trama. Hacer que el huevo
aural vuelva a tener un cascarón liso, uniforme y energético no es difícil.
Para completar la curación en el séptimo nivel
del aura, el paciente ha de estar boca arriba y usted se situará sentado en la
cabecera de él. Inclínese ligeramente hacia adelante y entonces coloque sus dos
manos unidas con las palmas hacia abajo, a unos 75 cm. por encima de la cabeza
de su paciente. Los brazos del sanador están estirados en diagonal hacia
arriba. Entonces, concéntrese y deje fluir una energía de color áureo-dorado
hacia sus manos al tiempo que comienza a separar éstas siempre con los brazos
estirados. Baje la mano izquierda en semicírculo por el lado izquierdo, y la
mano derecha simultáneamente y a la misma altura en semicírculo por el lado
derecho, hasta llegar a describir un círculo lo más completo posible, aunque en
la realidad tenga usted la limitación de las patas de la camilla. Luego vuelva
a subir acompasadamente los dos brazos como describiendo o abarcando el mismo
círculo pero en sentido ascendente, procurando que en cada momento el radio del
círculo sea de unos 75 cm. con respecto al radio de su paciente. Trate de
percibir la energía aural de la persona fortaleciéndose cada vez más, al tiempo
que repite el ciclo de la circunferencia arriba y abajo hasta un mínimo de
siete veces y un máximo de 21.
G. FINALIZACION.
Para finalizar con la sesión, el sanador
necesita desligarse de las conexiones que ha adquirido con la persona a la cual
ha estado curando. Para ello, puede hacer unas agitaciones bruscas de las manos
hacia su lado derecho y posteriormente hacia su lado izquierdo. Entonces el
terapeuta se coloca de pie. Vaya ahora hacia el costado derecho de su paciente,
eleve sus dos manos separadas con las palmas de las manos hacia abajo 75 cm.
por arriba del cuerpo del individuo, en los límites del cuerpo aural, y
entonces pronuncie la siguiente fórmula:
"Rindo un homenaje silencioso a esta
individualidad, y le devuelvo todas las facultades de su curación, ya que éstas
residen dentro de sí mismo. Mi homenaje va dirigido a quien él es en esencia, a
su poder para crear salud y equilibrar su vida, y esperando que mi pequeña
contribución en el proceso de conexión con las fuerzas del Cosmos germine
poderosamente dentro de él".
Ahora, el terapeuta definitivamente se separa
cuanto menos un metro de su paciente y de pie toma respiraciones profundas
tomando conciencia de su cuerpo y si quiere, incluso, dando unos pasos en la
habitación.
Ya terminada la sesión, puede introducir
durante un minuto sus dos manos en una vasija con agua y sal disuelta, para
descargar la posible energía orgónica muerta.
Seguidamente, tome un vaso de agua mineral o
de manantial y ofrézcala también a su paciente, pues ello ayudará a metabolizar
las nuevas energías que se han visto renovadas.
Comente con su paciente las experiencias que
él vivió.
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