jueves, 26 de septiembre de 2024

CURSO DE ALTA MAGIA BLANCA PRACTICA. Día 119

CAPITULO XII. LA MAGIA PERSONAL PLANETARIA


La Magia planetaria ha sido parte fundamental de las ceremonias de todas las grandes civilizaciones de la antigüedad, desde los Mayas, los Caldeos, los Egipcios y llegando hasta los cultos de las civilizaciones antiguas de la India y del Tíbet. Lo único que varía en cada una de estas religiones o "ciencias de lo divino" es el nombre que se da a los diferentes planetas y constelaciones.

 

Por tanto, se puede decir que la estructura astrológica o planetaria se encuentra en los cimientos de las diferentes ceremonias desarrolladas en las citadas civilizaciones. A nosotros nos han llegado fundamentalmente las denominaciones provenientes de la Magia y Cosmología griega, por el hecho tan conocido de que la cultura griega fue posteriormente recogida y adaptada por el imperio romano y, de ahí, pasó a todos los pueblos y países que estuvieron bajo la dominación o influencia de Roma.

 

La Magia más poderosa reside precisamente en lo que podemos llamar el "aspecto ceremonial del universo".

 

Supongamos que entra usted a un gran salón de baile de los que todavía hoy en día existen en Viena, en los cuales los afortunados asistentes tienen la oportunidad de bailar valses con el mismo ambiente que se vivía en la época de oro del vals, con los hermanos Strauss. Visualice ahora en su mente que la música del vals son los ritmos codificados del universo, y que la orquesta es ni más ni menos que un medio a través del cual la Divinidad o la Mente Cósmica Universal transmite tales ritmos o mensajes hacia todo el universo visible, que en nuestro ejemplo es el gran salón de baile.

 

Supongamos que entra una pareja en el salón de baile y que empieza a acompasar sus movimientos de manera perfecta con la música que está resonando. Esta pareja cada vez se va encontrando en un estado interno de mayor relajación, creatividad, identificación y fortaleza, pues el propio ritmo de la música del vals hace que sus biorritmos internos vibren y afinen con esa melodía divina que proviene en realidad de muy alto. La pareja continúa haciendo giros y pasos de danza, y su compenetración con la música universal es tal que ellos durante ese lapso de tiempo se encuentran en total sintonía con la música celestial.

 

Así, al afinar los ritmos, los movimientos, los gestos y las intenciones con la música y melodía celestial, el ser humano casi sin darse cuenta comienza a estar favorecido por las potencias naturales. Cuando las entidades sutiles (ángeles, arcángeles, serafines...) se convencen de que la pareja es perfectamente sincera de propósitos y que su preparación para el vals cósmico es suficientemente alta, entonces les van permitiendo a ellos penetrar más y más en los secretos de lo desconocido y, simultáneamente, estas personas van a adquirir una fuerza interior suficiente como para ser agentes activos dentro del gran vals universal.

 

Esto que hemos expresado de una manera un tanto alegórica quedó también plasmado en el enfoque iniciático de la Magia Griega, simbolizada fundamentalmente por el culto al Héroe.

 

¿Qué es un héroe?. Es un mortal que, buscando su divinidad, se somete a una serie de iniciaciones personales que los poetas de la época expresaron en forma de hazañas mitológicas. Los desafíos a los cuales el héroe se suele oponer toman en la vida real una forma muy terrenal, pues él realmente se va a enfrentar a la propia naturaleza humana, y ello a pesar de las abundantes escenas de bestias fabulosas y de fenómenos imponentes de la naturaleza, además de alguna que otra ayuda oportuna de un dios afín en el Olimpo. Pero, en realidad, tales epopeyas mitológicas desde el punto de vista oculto son sólo simbólicas y ellas representan simplemente las pruebas del alma humana aspirante.

 

Esta búsqueda conduce al héroe a un universo que hay más allá de la experiencia y la vida terrenales, pero sin perder de vista en ningún momento que son esas vivencias de la realidad las que le sirven de trampolín o Iniciación para penetrar en los mundos trascendentes.

Resulta curioso que un pueblo tan lógico y científico como los griegos usara tan abundantemente la mitología para explicar ese tránsito del alma humana. En realidad, cuando se profundiza un poco en la mitología nos damos cuenta de que su soporte es fundamentalmente artístico, simbólico, psicológico e inclusive filosófico. Así, la mitología se convierte en una bella expresión de los viajes mentales realizados por aquellos heroicos Iniciados que, partiendo de un origen terrestre, iniciaron el camino para conquistar el Monte Olimpo, obteniendo así el derecho a gozar de la compañía de los dioses.

 

El Camino Griego o Heroico es el de la individualidad, aunque con un poco de ayuda de un tutor o guía de los "planos interiores". Era una Iniciación que, aunque pudiera también basarse en las enseñanzas de alguna escuela, como por ejemplo las escuelas pitagóricas, en general se sustentaba en las propias fuerzas del individuo. Así, en la cultura griega clásica existían los Templos y las escuelas como forma de veneración grupal pero, en última instancia, el Héroe aspirante se encontraba solo para hacer frente a la marea extraordinaria de "monstruos", "hados" y traicioneros seres humanos, además de tener que enfrentarse a su propia debilidad y defectos espirituales, si es que quería alcanzar la tan ansiada meta.

 

Esto, sin duda, si lo vemos hoy resulta una tarea un tanto formidable, sobre todo porque lo juzgamos en cierto grado utópico e idealista de entrada, pues por lo general la mayor parte de nuestro tiempo está dedicado a responsabilidades de carácter cotidiano. Sin embargo, cualquiera tiene a su alcance las posibilidades y la fuerza para vivir hazañas similares, y la Ley de la Correspondencia nos demuestra que las armas de las que dispone el Héroe o candidato a aspirante, el cual puede ser usted, son poderosas. En principio, lo que se necesita es prestar el debido respeto a la deidad tutelar, que pudieran ser una o varias, y que en el verdadero sentido oculto de la palabra representan ni más ni menos que las leyes cósmicas. Además, el aspirante al Olimpo, si demuestra las bondades de su alma, podrá superar su dependencia mortal, dominará su ego y recibirá un merecido espaldarazo "desde arriba".

 

Tampoco hay que olvidar que el camino del Héroe o de la Heroína puede parecer aparentemente más fácil de entrada, pero en realidad la carga de responsabilidad individual es proporcionalmente mayor.

 

En síntesis, la mitología nos da la soberana enseñanza de que las fuerzas de la naturaleza se presentan en la realidad de manera organizada. A nosotros los seres humanos, que tanto nos cuesta imaginar o visualizar lo metafísico, los símbolos mitológicos nos son de una gran utilidad para entender el funcionamiento de los planos superiores. En ningún caso se trata de un sistema religioso de carácter fetichista, ni de hacer idolatría a las estatuas griegas o romanas. El verdadero sentido es comprender a través de los símbolos arquetípicos mitológicos que en nuestra realidad de todos los días se producen infinidad de acontecimientos trascendentes. Así, basándonos en el principio de que "muchas moradas hay en la casa de mi Padre" o de que "existen muchos mundos dentro de este mundo", como seres humanos podemos en un determinado momento dar un paso hacia adelante, pasar por entre las dos columnas del Templo y encontrarnos frente a otro paisaje. Este quizás sea aparentemente el mismo de todos los días pero, en realidad, posee colores mucho más brillantes, emociones enormemente profundas, grandiosas posibilidades para hacer planes y oportunidades para realizar nuestros sueños con lo que, en definitiva, nos situaremos ante esa otra cara de la realidad que a lo largo de la historia de la humanidad el hombre siempre ha venido buscando.

 

Como ya hemos estudiado, las fuerzas mágicas circulan por doquier, y no existe nada en el cosmos que esté muerto o estéril de tales fuerzas. La iniciación mitológica o arquetípica da forma a tales energías. El estudiante, al principio, cuando lee acerca de vibraciones y energías sutiles, por lo general no puede hacer otra cosa sino imaginar una pequeña aureola de energía alrededor de cada persona y de cada objeto, pensando que a lo sumo se producen algunos intercambios telepáticos entre los seres humanos. Esto es normal, porque las lenguas occidentales ni siquiera poseen la terminología suficiente como para abordar los fenómenos de los planos espirituales, lo cual se acentúa porque la educación oficial que recibimos no contempla este tipo de realidades. Por ello, podemos entender la mitología como la forma en que las realidades espirituales se explicaban a los niños, a los jóvenes y a los principiantes durante los tiempos antiguos. Se trataba sólo de abrir la mente y la psiquis a otro tipo de realidades, para luego desarrollar la capacidad de ver o de visualizar detrás de la apariencia física.

 

El ser humano, cuando se decide a dar sus primeros pasos como Héroe o Heroína solar, comienza no solamente a participar en el guión de su propia vida o su propia película, sino que llega a ser verdaderamente protagonista de ese film. Este es uno de los motivos por los cuales el cine tiene tanto éxito, porque nos transporta a otras realidades a las cuales podemos aspirar o bien, por el contrario, temer en alguna medida.

 

No deje que otros le escriban el guión, ni sienta temor de entrar en su propia película; haga como Alicia, que se colocó al otro lado del espejo, o como Mary Poppins, que penetró dentro de un cuadro.

 

El sistema de los planetas desde el punto de vista mágico ejemplifica, caracteriza, da organización, simboliza y delimita las diferentes fuerzas mentales que en el cosmos circulan en los planos sutiles.

 

Cada planeta en realidad representa una estructura dinámica y organizada del cosmos. Si quisiéramos compararlo con el ejemplo del vals o música universal, podríamos decir que cada planeta es un tipo o clase de instrumento: violines, clarinetes, piano, etc. Así, como podemos ver, el sonido emitido por cada planeta está perfectamente integrado con la totalidad de la música pero, a la vez, es perfectamente posible diferenciar la vibración o fuerza transmitida por un astro en concreto de manera independiente. Con este ejemplo tan sencillo podemos comprender con claridad cuáles son las propiedades generales que poseen los astros dentro del sistema cósmico en el cual estamos inmersos.

 

Por ello, cuando en la mitología antigua se hablaba de que un dios determinado protegía a un héroe específico, se refería a que esa persona estaba pasando por las pruebas o enseñanzas correspondientes al astro en cuestión.

 

Cuando se invoca a una de estas fuerzas universales planetarias, estamos armonizando nuestra propia música o mensaje con la de ese tipo de instrumento. Así, por ejemplo, una invocación a Mercurio, dios de la inteligencia, significa dar un paso hacia adelante en la apertura de nuestro intelecto, nuestro discernimiento, y nuestra capacidad para interpretar de manera racional los acontecimientos.

 

El ser humano se caracteriza por guiarse en buena medida por la "ley del mínimo esfuerzo", según la cual tendemos a la postura más cómoda y de menor riesgo. Sin embargo, en ocasiones, la vida presenta ciertos "saltos al vacío", en los cuales tenemos que dar un paso o dos al frente hacia lo desconocido, lo cual prácticamente a todo ser humano le produce o le provoca un estado interno de emoción, de duda o, en los casos más extremos, de temor. De este modo, la invocación a una fuerza planetaria ayuda a mantener la mente concentrada en un asunto dado y, como consecuencia, la persona recibe un chorro, torrente o lluvia de fuerza que le da el citado "espaldarazo" o apoyo, el cual viene ni más ni menos que de Arriba.

 

No estamos nunca solos en el universo, ni tampoco en nuestro sendero individual, con lo que la invocación o contacto energético y vibratorio con las entidades planetarias genera una sensación de satisfacción, de fuerza vital y de plena confianza en lo que se está realizando. Elevar la mente por medio de la palabra hacia una entidad cósmica planetaria no es tratar de hablar con un gran pedazo de roca que está girando alrededor del Sol en el espacio, sino es conectar con la esencia de una de las fuerzas motrices de nuestro universo. En este caso, se puede decir que no está usted tratando de hablar ni con el conserje, ni con la secretaria, ni con el ayudante, ni con el consejero, sino sencillamente con el guía o jefe de ese "ministerio divino".

 

Es muy recomendable que se haya hecho un estudio de carácter teórico, simbólico y meditativo lo más profundo posible sobre la vibración de cada uno de los diez planetas astrológicos, para lo cual le recomendamos nuestros cursos: Profesional de Astrología, Doctorado en Astrología; y Cosmopsicología.

 

Las fórmulas que presentaremos a continuación al hablar de cada planeta no tienen por qué ser desarrolladas o vocalizadas al pie de la letra, sino que usted puede realizar alguna variación; eso sí, siempre y cuando el cambio obedezca a una lógica de carácter simbólico, lo cual podrá hacer al profundizar en la vibración planetaria tanto a través del estudio teórico como en función de sus vivencias personales.

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