En un plato colocaremos una vela blanca, a su alrededor
haremos un círculo con miel y junto a la vela colocamos una hoja de laurel.
Después, en un papel rojo escribiremos cuál es el problema que se encuentra
atascado, le daremos dos dobleces y lo rociaremos con un poco de sal.
Encenderemos la vela y nos concentraremos en la solución
para un problema mientras dejamos que su luz y calor nos ilumine la cara y las
palmas de las manos. Después tomaremos el papel y lo quemaremos al fuego de la
vela hasta que esté totalmente convertido en cenizas. Una vez hecho esto,
apagaremos la vela, la retiramos y limpiamos el plato con agua asegurándonos de
que toda la ceniza se va sin que quede ni una sola partícula en nuestra casa.
También deberemos conservar a hoja de laurel, guardada en la habitación en la
que dormimos.
A la mañana siguiente de realizar este ritual con velas,
empezaremos a ver cómo las cosas cambian de rumbo y van desapareciendo los
problemas de la cabeza y la angustia. Los problemas de desbloquearán, los
caminos se abrirán y podremos seguir con nuestra vida con más alegría.
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