domingo, 14 de febrero de 2021

Como ser Alquimista Parte XVIII

            La iniciación    Parte II


Es curioso como algunos alquimistas tuvieron acceso al Arcano. En el caso de Raimundo Lulio, quien realizara la Gran obra, recibió la clave en el mundo astral, y fue con esa llave maestra, como pudo trabajar a favor de su Dios interior y de la humanidad.


El alquimista es un obrero que trabajando en su propia construcción va pasando por distintas fases, todas ellas necesarias, mas permanecerá el tiempo más largo y difícil al inicio de la Obra. Esto a razón de que no se podría llegar a la culminación de la misma, si antes no se han ido poniendo unas bases firmes, que permitan sostener en pie todo el trabajo a realizar.

            Es un trabajo fastidioso. El mismo Filaleteo lo proclama cuando dice:

Nosotros, que hemos trabajado y conocemos la operación, sabemos con certeza que no hay labor más aburrida que la de nuestra primera preparación.


Por eso Moriano advierte al rey Khalid, que numerosos sabios se lamentaban siempre del fastidio que les causaba la Obra...


Es necesario que la base sea siempre de piedra o roca viva (el sexo), si por el contrario, edificamos sobre terreno blando o arenoso (teorías), no podría soportar el peso del conocimiento y se hundirá en las profundidades de la tierra, pero si la base es pétrea, no-solo sostendrá el trabajo en sí, sino que le dará firmeza, consistencia y sobre todo durabilidad.


San Pedro hace alusión a la piedra, es decir al sexo. En su C. 2 V., del 6 al 9 dice:


Por lo cual también contiene la escritura. He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa, y a la que creyere en ella, no será confundido. Ella es pues honor a vosotros que creéis, más para los desobedientes, la piedra que los edificadores reprobaron esta fue hecha la cabeza del ángulo, y piedra de tropiezo, y roca de escándalo a aquellos que tropiezan en la palabra, siendo desobedientes, para lo cual fueron también ordenados. Más vosotros sois linajes escogido real sacerdocio gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.


En el libro “La gloria del Mundo o la tabla del Paraíso” de Roberto Valensis, encontramos una referencia a la piedra muy interesante, y dice así Ethelius:


“Calienta nuestra Piedra hasta que brille como el mármol pulido; entonces se convierte en una Piedra mística y grande, ya que el azufre añadido al azufre la conserva dé acuerdo con su salud.”


Esto quiere decir que cuando lo húmedo y lo seco se han separado, lo seco que permanece en el fondo, y que se llama nuestra Piedra, es tan negro como un cuervo.


Este seco debe someterse a la cocción de nuestra agua, que había sido separada, hasta que pierda su negrura y se convierta en blanco como el mármol pulido.


Entonces es la Piedra mística o secreta porque se encuentra en un lugar secreto, en una sustancia universalmente despreciada, en la que nadie se le ocurriría buscar el mayor tesoro de este mundo. Bien pudiera llamarse entonces la piedra oculta.


Esta obra que el iniciado emprende es una obra real, no es un pensamiento o una teoría y mucho menos, una distracción de la mente.


Es la construcción de su mismo Templo, el iniciado partiendo simbólicamente de peón, pasa por todos los puestos de la Obra, hasta llegar finalmente a convertirse en Arquitecto.


Recordamos a los Templarios como constructores de Catedrales, que no eran otra cosa más que la manifestación física de su propio trabajo interior, la creación y construcción de la Catedral del Alma, obra tanto interna como externa. La piedra sustituye al pergamino, y la ornamentación esculpida, acude en ayuda de la impresión prohibida, ya que en 1537 Francisco I prohibió el uso de la imprenta. Por tal motivo se empezaron a plasmar las grandes cátedras en piedra, bajo las formas de Iglesias o Catedrales. Donde se podía seguir estudiando la vía de la autorrealización del hombre, teniendo presente todas las dificultades que tal trabajo implica, simbolizado por las gárgolas.

 


Gárgola o Quimera de Notre Dame

Fulcanelli, escribió el libro de “Las Moradas Filosofales”, en donde se habla de una manera muy amplia sobre el proceso alquímico, que debe seguir quien se inicia en esta ciencia transmutatoria. Haciendo referencia a las iniciaciones, Fulcanelli las denomina: “Corporeizar los espíritus” y a la Cristificación: “Reanimar las corporeizaciones”


Una vez más podemos comprobar, que se pueden utilizar distintos nombres para hacer alusión a una misma cosa, así que el término no es lo que da valor, sino la enseñanza o el trabajo que implica una actitud a Desarrollar.


Krum Heller (Maestro Huiracocha), en su libro “Rosa Esotérica” habla sobre la piedra, y dice así: Tú tienes una piedra..., ¿no lo sabías? Sí, mira, en los bajos fondos de ti mismo..., es tosca e imperfecta, ¿verdad? Pues hazle saltar las primeras lascas para irla moldeando, pero... Hazlo con cuidado, con Amor... Que en la piedra que tocas, está la Rosa, el tesoro de tu propia Alma.


Y Sta. Teresa de Jesús, añade en sus “Moradas Filosófales”: Hermanas mías, alto a pedir al Señor que pues en alguna manera podemos gozar del cielo en la tierra, nos muestre el camino y dé fuerzas en el alma para cavar hasta hallar a este tesoro escondido, pues es verdad que lo hay en nosotras mismas.


En occidente también llamáis a ese camino la vía de Pedro, con todo lo que esto supone; en toda época fue el de las Iglesias reveladas, temporales, barridas regularmente según las necesidades. Esta sentencia la dictaban A. Y D. Meurois-Givaudan en su obra el “Viaje a Shambhala”


Quienes a menudo “despiertan” (entiéndase como el que siente inquietudes espirituales) y empiezan a buscar, desprecian esta vía (la vía de Pedro) Hermanos: (nos dicen un miembro de la Logia Blanca en la fuente arriba citada) No lo imitéis, haced comprender sus razones. Hacen falta escultores para dar forma a la materia.


Su tarea es un trabajo de fuerza; con frecuencia se hieren las manos, pero si se entregan a ella es porque saben que la piedra bruta tiene algo hermoso, saben que lleva en ella, en su ganga, la imagen que el Divino ya ha sugerido en ella. Así actúa el corazón de carne.


Es un músculo y vibra en la frecuencia de los cuerpos densos. En él se genera toda la energía Roja, la fuerza vital, sabréis por qué...

En el versículo 56 del Tao te king o Tao te Ching  (Libro del Tao y del Te diremos que el Tao es la vía o el camino de lo Eterno, El principio, La Divinidad, La Realidad Suprema, El Espíritu, La razón o verdad Divina, lo Absoluto, Dios como Ser y Supra Ser del que brota la Creación; y que Te, es la Virtud, la Rectitud, la Fuerza o Energía a través de la cual actúa esa Realidad Absoluta, la Acción o Eficacia del Principio, el Arte Divino. Por lo que hace al término King o Ching, es el calificativo que en la antigua China se aplicaba a los libros clásicos y textos Sagrados que tienen por autor a un sabio o un Dios).

 Allí leemos lo siguiente:


El que sabe no habla,

 

El que habla no sabe.

Cerrar las puertas,

Suavizar las asperezas,

No abrir la boca,

Desenredar sus trabas,

Atenuar el brillo,

Unirse con el polvo.

 

Así se llega a la misteriosa

 

Unión con el Tao.

(A esto se llama armonizar la propia luz.

Ahí reside la identidad misteriosa.)

 

En ella no se puede

 

Estar ni cerca ni lejos.

No se puede sufrir

Perjuicio ni beneficio.

 

No se puede ser Honrado ni humillado.

 

Por eso es considerada

El Tesoro más valioso del mundo.

 

Jesús en el apócrifo de Tomás ha dicho: Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el Todo; el Todo ha salido de mí, y el Todo ha llegado. Hendid la madera, yo estoy allí, levantad la piedra y me encontraréis allí.


El término de “Piedra Filosofal” significa, según la lengua sagrada, Piedra que lleva el signo del Sol. Ahora bien, este signo Solar viene caracterizado por el color rojo, el cual puede variar de intensidad.

 

 

 

 

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