Como se forma un egregor
Para que se cree un egregor con cierta potencia y poder,
tiene que haber una cantidad de energía mínima sostenida en el tiempo que cree,
forme y mantenga esa bolsa de vibración. Una sola idea o pensamiento de una
sola persona no crea un egregor sobre esa idea o pensamiento, pero miles de
personas conectando con esa idea, o concepto, durante un cierto tiempo, y de
forma regular, si que lo hace.
Así, hay egregores sobre personas, por ejemplo políticos,
cantantes, escritores, y todo aquel que tiene una faceta pública donde hay
otros que lo siguen, “piensan” en él, hablan de él, proyectan sus propias ideas
o conclusiones sobre esa persona, evento o situación. Hay egregores sobre
objetos muy potentes, por ejemplo, el miedo asociado a una tabla ouija es un
egregor formado por las millones de personas que han jugado con ella y han
tenido experiencias bastante negativas, y por la contribución de las series y
películas de terror al respecto que han reforzado ese egregor. Hay egregores
sobre libros que han leído millones de personas, y que tienen un campo
energético propio formado por las ideas, opiniones, críticas y comentarios
energéticos, mentales, y reacciones emocionales de todas esas personas. Hay
egregores sobre libros que son muy positivos, y hay egregores sobre libros que
por su contenido, vibración y tema, son muy negativos o te hacen sentir mal sin
saber por qué.
Cuando el egregor toma vida
Cuando el egregor formado a partir de la proyección
energética de muchas personas sobre algo, consciente o inconscientemente, tiene
la suficiente fuerza, se puede convertir en una energía autoconsciente,
podríamos decir que el propio egregor, como si fuera una balsa de gelatina
flotando en uno de los planos no físicos que nos rodean, toma vida. Porciones
de esa balsa de energía se desprenden, y de ahí que empezamos a hablar de
energías negativas “autoconscientes”, “entidades” nacidas de concentraciones de
ira, rabia, odio, violencia, etc., que funcionan luego por resonancia, siendo
atraídas hacia aquellos eventos, personas o situaciones donde la ira, el odio o
el miedo son la energía predominante.
Igual pasa con egregores de polaridad contraria, evidentemente.
Puesto que un egregor es energía creada por la proyección de
los seres humanos a través de nuestros cuerpos emocionales y mentales, los
seres humanos también podemos limpiarlos y desmontarlos de la misma forma,
simplemente con la intención de hacerlo, aunque, depende del egregor que sea,
esto requiere una cantidad de energía por parte de las personas que lo desean
limpiar equivalente o casi igual a la energía del egregor en cuestión a
limpiar. Cuando uno, a veces, trata de conectar con ciertos personajes
mitológicos, con dioses, con “maestros”, etc., no conecta con el supuesto ser
que fue tal o cual personaje, sino que conecta con su egregor correspondiente,
con la proyección generada por millones de personas respecto a ese ser,
maestro, o “dios” de cualquiera de las culturas existentes y precedentes de
nuestra historia. Esos egregores, no son “el ser” al que creemos pedir ayuda,
sino el arquetipo energético formado por la imagen que tenemos de ese ser o
persona, y que es lo que, vibracionalmente, está más cerca nuestro, cuando
hacemos esa oración, petición, o conexión con esa fuerza superior, deidad o
maestro ancestral. En casi todos los casos, la oración a “San Fulanito” no es
más que una conexión con el egregor de San Fulanito creado durante siglos y “su
respuesta” no es más que la resonancia de “vuelta” que notamos cuando nos
conectamos a ese egregor, que, como energía consciente que puede ser, tiene
cierta “capacidad” de maniobra para interactuar con nosotros.
Eliminando y transmutando egregores
Para eliminar todos los egregores del planeta, a nivel
etérico, emocional o mental, tendríamos que estar años revirtiendo todos los
sistema de creencias existentes en el mundo, buenos, malos o regulares, pues
para lo que uno es bueno para otro no lo es, y para lo que uno es sagrado para
otro es mundano y trivial, por lo tanto, existen egregores para cosas tan
simples como un simple símbolo de algunas técnicas energéticas, al que se
conectan miles de personas cuando lo usan,
como para cosas tan complejas como el dios de una religión profesada por
millones de seres humanos.
Las personas que tienen una faceta pública, como os
comentaba antes, también crean un egregor a su alrededor con su exposición al
público, al mundo exterior, a los demás.
Aquí me voy a usar yo como ejemplo, para no hablar de nadie que no conozco, que
además tampoco es lo que viene a cuento. A pesar de ser un egregor más o menos
pequeñito, que yo mismo puedo controlar, el concepto “David Topí” tiene un
egregor asociado creado por la proyección de todos aquellos que lleváis leyendo
el blog desde sus inicios allá por el 2006, y los que os habéis ido
incorporando al mismo en los últimos años. Cada vez que leéis, pensáis, habláis
o comentáis algo sobre el concepto-imagen-personaje “David Topí”, se añade
vuestra energía, emoción, pensamiento y proyección al egregor que se asocia a
lo que escribo, hago o soy. El mini-egregor que existe en torno a mi página y a
mi “imagen”, ha ido creciendo con los años, así que, regularmente, cuando
siento que se me desmadra un poco, lo borro y desintegro por completo para que
no haya ninguna energía asociada a mi de ninguna clase proyectada desde el
exterior de forma inconsciente.
Esto, que nadie nota más que yo, tiene connotaciones muy
curiosas, pues, de improviso, cuando deshago por completo todo el egregor
asociado a mi blog, mis libros, mis cursos o mi persona, de repente, durante
unos días, parece que no existo. No es que se dejen de leer los artículos del
blog, sino que, directamente, se ha borrado y eliminado toda conexión existente
entre el mundo exterior, y el arquetipo formado por las ideas que tenéis todos
sobre ese tal “David Topí”. Así, baja la cantidad de emails que llegan, hay
muchas menos visitas a la página, se cancela de vez en cuando algún evento
porque no viene suficiente gente, etc., etc. Simplemente, no hay una energía
vibrando que emita nada, durante una temporada,
que haga “atraer” por resonancia, a otros, hacia mi página, blog,
eventos, etc. Eso, puesto que puedo visualizar el estado del egregor que se
refiere a mi persona y transmutarlo y eliminarlo, tiene un efecto muy liberador en mi, pues te
desconecta de una “presión social” inconsciente que no te das cuenta que
tienes.
Egregores con gran potencia
Si os ponéis a pensar en la gente que tiene millones de
seguidores, o millones de detractores, que es lo mismo a efectos energéticos,
simplemente el campo creado tendrá una polaridad energética u otra, podréis
imaginar los egregores tan potentes que existen asociados al nombres, ideas,
marcas o conceptos que represente para sus seguidores esa persona. Muchos de
ellos, se sienten liberados cuando dejan de estar en el foco de atención de la
opinión pública, porque, literalmente, “se han quitado un peso de encima”, que
no es otra cosa que el peso de la proyección energética que la gente hace de
ti, consciente o inconscientemente.
Ahora bien, ¿como se borra un egregor? Con la intención de
hacerlo. Con un trabajo energético que pasa por conectar con ese campo de
energía, por “recogerlo” mentalmente o con la fuerza de tu voluntad en algo que
puedas manejar, en mi caso, lo convierto en una sola “bola”, por muy grande y
expandido que esté hasta ese momento, por muy negro o brillante que esté en
unas partes o en otra, según las críticas, pensamientos en contra o comentarios
a favor de lo que voy haciendo, y una vez tengo la “bola” energética bajo el
control de mi voluntad, la transmuto, la disuelvo y la mando de vuelta al
estado primordial del que nació, digámosle, de vuelta al “éter”. Cada vez que
lo hago, algo hace un “reset”, me libero de la energía proyectada sobre el
concepto que se asocia a mi, y vuelta a empezar, porque, de nuevo, poco a poco,
se vuelve a formar una mása energética nacida de las nuevas opiniones,
emociones, sentimientos o pensamientos asociados a ti y la imagen creada sobre
ti por los demás.
Gracias por compartir Lulusita.
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