— Conjuros de las torcidas del candil. Conjuro de carácter acusadamente erótico. Las torcidas, que debían quemarse mientras se pronunciaba el correspondiente conjuro, se fabricaban después de haberlas humedecido con el líquido seminal.
— Conjuros de los clavos. Con el mismo fin que los anteriores, se enterraban o clavaban.
— Conjuro de los palmos. Consistía en medirse y desmedirse el brazo mientras se pronunciaban ciertas fórmulas que varían bastante dentro de una misma línea.
— Conjuros para desenojar. Se trata de invocaciones, algunas con bastante fuerza poética, que pretenden recuperar el afecto del amante enojado.
— Conjuros de la mesa y la cama. Como en el caso del de la escoba, se invoca a la puerta y a la cama para recuperar el amor del galán.
— Conjuro de la puerta. Similar al anterior, pero con la puerta como eje.
— Conjuros para quitar el sueño.
En este caso, la amante desdeñada trata de vengarse alejando el sueño del hombre que la ha abandonado mediante oraciones bastante originales e inspiradas en algunas ocasiones.
— Conjuros y oraciones supersticiosas. Son bastante abundantes. Las más frecuentes son a Santa Marta, a Marta la Mala, a Santa Elena, San Erasmo, y con enorme frecuencia se dirigen a las ánimas.
Casi siempre tienen el carácter amoroso de los casos anteriores.
En este mismo enumera otros hechizos llevados a cabo en el área de Toledo y Cuenca, tales como filtros, sahumerios,
A veces se plantaban en tiestos y se regaban con vino blanco, o se enterraban en ellos los corazones de animales traspasados por los alfileres y agujas.
Este mismo tipo de manipulaciones lo llevaban a cabo también nuestras hechiceras castellanas con figuras de plomo, cera y barro, y siempre con la misma finalidad de tipo amoroso.
En medio de un clima mágico tan influyente resulta lógico que el individuo aprendiese también a protegerse para librarse de tanto maleficio como le amenaza, y se ocupa de esta actitud en el apartado VII, en el que recoge los ejemplos de curaciones más o menos supersticiosas.
Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis masacraron o encerraron en campos de concentración a miles de gitanos.
Como es lógico, estas curaciones se corresponden con las mismas fórmulas de los maleficios que hemos visto anteriormente:
a) desaojamiento;
b) desligaduras;
c) ensalmo;
d) santiguadores y saludadores, y
e) curaciones supersticiosas en general.
Los procedimientos seguidos en cada caso son también muy similares a los anteriores y no nos extenderemos más en este aspecto por falta de espacio, ya que próximamente esperamos dedicar un estudio monográfico a todas estas cuestiones suficientemente extenso y satisfactorio.
Según acabamos de ver, la recopilación llevada a cabo por Cirac Esto representa un interesante catálogo de lo que constituía el folklore mágico en Castilla la Nueva, aunque no logró penetrar en el significado de estos rituales.
En primer lugar, conviene constatar la abundante presencia femenina de la que hemos hablado ya en alguna ocasión anterior Las mujeres no sólo constituyen la mayoría de los procesados de este auto de fe del tribunal de Valencia, sino que pertenecen a todas las edades y estados: solteras, casadas y viudas.
En contra de lo que se pudiera pensar, entre las treinta y dos procesadas, doce son casadas, 10 están solteras y tan sólo nueve son viudas.
En un caso no consta su estado.
También resulta sorprendente que la mayor parte sean mujeres jóvenes, con edades inferiores a los treinta y cinco años.
Veinte tienen, en efecto, menos de treinta y cinco años, seis oscilan entre los treinta y cinco y los cincuenta, y sólo en dos casos cuentan más de cincuenta:
Maria Bosch, llamada «la catalana», que ya había sido procesada anteriormente, y Juana Ana Pérez, que tenía cincuenta y ocho, pero cuyo marido todavía vivía.
Sólo en cuatro casos no consta la edad.
En su mayor parte, estas mujeres se ocupaban en oficios modestos, cuando tenían alguno, y no faltan las que se veían obligadas a mendigar a causa de la ausencia del apoyo de algún hombre o por haber sufrido un accidente que las impedía ganarse la vida.
Este es el caso de Ursula Gil, de cuarenta años, quien no podía trabajar, según declaró, a causa de>una grave dolencia que padecía, y pedía limosna.
Interesante, desde el punto de vista humano, resulta el caso de la misma Isabel Juan Gadía, que había sido condenada ya por superstición anteriormente, y cuando iba a cumplir el destierro al que la condenó el tribunal, resultó atropellada por una galera.
Un hombre que se compadeció la recogió, y la llevó al hospital, pero murió durante su proceso.
En la mayor parte de los casos, sin embargo, estos interesantes datos no suelen constar, y sólo se menciona el estado civil de las procesadas.
Por lo que se refiere a María Cervera, viuda de treinta años, se dice que trabajaba en su casa de sus manos».
De Jacinta Manuela, natural de Madrid, y viuda, de veintiocho años, se menciona que se «ocupaba de hilar».
Un aspecto que interesa resaltar es el hecho de que todas eran cristianas viejas.
En cuanto a las penas, revisten ese carácter de «gravedad menor» con el que suele tratar en el tribunal este tipo de delitos, si tenemos en cuenta la dureza con que se condenó a moriscos, judaizantes, luteranos o sodomitas, y esto nos sitúa frente a un problema que merece la pena nos detengamos en él.
En efecto, la hechicera y la bruja escapan en España a la tremenda persecución y a la pena capital que se les destina en Europa, según hemos visto antes, pero eso no quiere decir que sus prácticas supersticiones dejen indiferentes al tribunal.
Esa «gravedad menor» oscila, como sabemos, entre las simples penitencias espirituales y el destierro perpetuo acompañado de azotes.
En el auto valenciano aparece una amplia muestra del precio que solían pagar las hechiceras por sus ingenuas y, generalmente, simples prácticas.
Hechizo para enamorar
Para realizarlo, tendrás colocar sobre una foto suya varias velas rojas y debajo de ellas un espejo.
Este hechizo de amor deberá hacerse sin luz artificial, en la primera luna llena de cualquiera de los meses del año.
Además, será necesario realizarlo a la luz de la luna y al aire libre. Para que su efecto funcione, habrá que dejar las velas encendidas por lo menos una media hora.
Asimismo, la magia gitana también cuenta con otros hechizos para atraer al amor de nuestra vida.
Uno de este encantamiento consiste en prender una hoguera y concentrarse en el fuego pensando en nuestro gran amor. Posteriormente, habrá que echar al fuego varias hojas secas de alecrín.
Esto habrá que hacerlo con la mano izquierda y diciendo en voz alta el nombre de nuestro futuro amante.
Después, habrá que hacer el mismo procedimiento, pero echando al fuego hojas de perejil y albahaca.
Los hechizos para enamorar también se pueden hacer con nuestra pareja, con el objetivo de reforzar la relación.
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