Los practicantes de la magia negra utilizan el llamado “bajo
astral” para dominar y hacer daño. El bajo astral es una zona intangible, de
otro plano de existencia (otra dimensión), donde se mueven seres negros, entes también
llamados ‘bajos astrales’ y que, al ser invocados, traen siempre dolor,
malestar y sensaciones y sentimientos no deseados.
Pero también sucede que muchas veces, somos nosotros mismos
quienes llamamos o atraemos, aunque sea sin darnos cuenta, a los seres oscuros
del bajo astral. Les permitimos acercarse a nuestro plano material, contactar
con nuestro mundo, a través de nuestros pensamientos de odio, envidia, venganza
o malestar, y que dirigimos hacia quien creemos que nos ha lastimado, o
sentimos que nos molesta. Los seres negros se pegan a las paredes de las casas
y a nosotros mismos, por lo que es difícil desprenderse de ellos. Y por esa
misma razón, los lectores deberían tener esto bien en cuenta, antes de
permitirse o fomentar pensamientos negativos hacia alguien. Siempre es mejor
llenarse de luz, vibrando en positivo y enviando esas ‘buenas vibraciones’ a
los demás, ya que las ‘malas vibras’ siempre aportan negatividad.
Así es: los sentimientos negativos como los miedos, la
envidia, la ira, la depresión, etcétera, son los generadores de esa energía
nociva, oscura y negativa que muchas veces se deposita en los hogares
produciendo extraños fenómenos o ruidos, que comúnmente son confundidos con
espíritus o almas de personas fallecidas. Esta negatividad, como ya indicamos
antes, mayormente transita en lo que se llama “bajo astral”, que es la zona del
plano astral más densa y más cercana al plano terrenal. Dentro del astral hay
diferentes niveles y, para entender un poco más este concepto de ‘mundo o plano
astral’, nos ayudará el saber que, simultáneamente a este mundo en el que
vivimos y al que llamamos tridimensional, existen otras dimensiones paralelas,
que no las podemos ver ni percibir porque se encuentran en una “frecuencia
vibratoria” distinta a la nuestra, y que no ocupan el volumen ni el espacio tal
como lo conocemos. Una de estas dimensiones paralelas, la de mayor densidad y
la más ‘baja’ o cercana a nosotros, es la que alberga a estas entidades
negativas y se denomina ‘bajo astral’.
Cuando hablamos de ‘bajos astrales’ o ‘seres negros’,
estamos haciendo referencia a entidades espirituales de muy baja vibración
energética que, debido a diversos motivos y a pesar de estar ya desencarnados,
“conviven” a nuestro lado sin nosotros notarlo, precisamente porque hay pocos
seres humanos que tengan la capacidad de verlos y percibirlos. Y en no pocas
ocasiones, uno de estos ‘bajos astrales’ se ‘enquista’ a la espalda de una
persona y comienza a tratar de perjudicarla a través de sus vicios y
debilidades, ya sean éstas de índole adictivo (drogas, alcohol, tabaco, sexo) o
afectivas (celos, envidia, desconfianza)… A esta acción del ‘bajo astral’ se la
llama también ‘contagio’ y es una de las formas conocidas de posesión.
Por tanto, quien tiene alguna de estas debilidades o vicios,
el ‘bajo astral’ se las aumenta hasta límites elevados, hasta el punto en que a
esas personas contagiadas les comienza a resultar imposible la convivencia con
su entorno, ya sea laboral o familiar. Pero también puede ocurrir que ese ‘contagio’
ocurra en personas que estén libres de las antes citadas debilidades. En estos
casos, y a causa de las malas energías que emiten dichas entidades, una
situación de vida que hasta ese momento era normal, comienza a tener
inconvenientes y complicaciones que la persona afectada no sabe con certeza de
dónde provienen. Debemos entonces protegernos (si es necesario recurriendo a la
ayuda de un parapsicólogo o de un experto en estas temáticas) de estas
agresiones que, pese a ser invisibles e imperceptibles, en muchos casos pueden
cambiar peligrosamente la vida de muchísimas personas.
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