miércoles, 4 de marzo de 2020

10 cosas que necesitas saber sobre las Cartas de Espadas.






1- Espadas=aire=mente=pensamiento=razón=sistema de creencias.

2- Son un elemento masculino, activo y objetivo; buscan definir la "realidad" en términos conceptuales, por eso se dice que el "lenguaje construye realidad" ya que nuestro enfoque determina lo que se manifiesta en lo concreto.

3- Las Espadas representan la irrupción de una nueva consciencia, es la aparición de un nuevo paradigma que puede ser desde aprender a hablar, suscribirse a una religión o aprender un idioma diferente a la lengua natal.

4- Nos hablan acerca del lenguaje y la comunicación, el aire es un elemento vinculante, relaciona una plano con otro al igual que el pensamiento es capaz de conectar diferentes esferas.

5- Guardan relación con la capacidad de proyección y análisis, las espadas separan y dividen y, también se adentran en los rincones más recónditos, el aire penetra cualquier rendija.

6- El doble filo de las Espadas simboliza la capacidad de la mente para crear o destruir según el uso que le demos. Es fundamental conocer la dimensión sagrada de la palabra,

7- La mente es la antesala de la emoción, constituye el primer ciclo de los arcanos menores, y sólo al concluirlo podemos entrar en la consciencia receptiva de las copas. Al salir de la soledad de la mente y permitir el ingreso de otras visiones, potencialmente se da espacio a la subjetividad que sin duda tiene una base discursiva.

8- El Ego es una categoría mental, la herida egoíca nace de la interpretación dolorosa que hacemos de la realidad que es realmente neutra, pero al calificarla según nuestros valores y sistema de creencias agarra un tinte determinado.

9- En los mazos que ilustran los arcanos menores las cartas de espadas suelen ser las más dramáticas, grafican mucha violencia y dolor ya que es en la mente que vivimos con mayor dramatismo, como les comentaba en el punto anterior el sufrimiento nace de la interpretación.

10- La toma de consciencia nace en este nivel, se necesita un yo que perciba la realidad, que sea testigo, que pueda darse cuenta de lo que observa y pueda integrarlo. La toma de consciencia siempre duele porque precisamente es la idea: salir de la indiferencia. Cuando pese a darnos cuenta no hacemos un cambio consciente, el dolor se alarga hasta convertirse en sufrimiento y nosotros en víctimas- cómplices de nuestro padecer.


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