El ordenamiento de la semana planetaria no está en contradicción con el orden físico de los astros. Mientras que éste es el soporte de la música celestial, aquél expresa los vínculos cualitativos entre las potencias celestes. Manteniéndonos en la alegoría musical, podemos decir que el orden físico es la orquesta mientras que la semana planetaria es la partitura que ejecuta la orquesta.
La semana planetaria expresa un ordenamiento propiamente astrológico. Esta es la razón que llevó al obispo Silvestre a decretar la denominación ordinal de los días de la semana: La Iglesia Católica había puesto especial empeño en aventar todo lo que "oliese" a astrología y pudiese ser utilizado para la práctica de algún género de "culto astral". Por lo demás, también los intervalos de cuarta fueron prohibidos en la música litúrgica por considerárselos "impuros".
Pero sólo en Portugal -y luego en el Brasil-, habría de mantenerse la denominación ordinal (Domingo, segunda feira, terça feira, etc.). En el resto del mundo cristiano prevaleció, pese a todo, la denominación que alude a la música de las esferas y que, por cierto, nada tiene que ver con supuestos e inexistentes "cultos astrales" (salvo los que practican ciertos mercaderes del "ocultismo" que, desde luego, nada tienen que ver con la Tradición).
La "semana planetaria" y el "cuadrado mágico"
La identidad simbólica entre el orden de sucesión de los astros en la semana planetaria y el orden de sucesión de los Trigramas de la tradición china, es evidente:
Aquí nos encontramos con la siguiente secuencia:
(Centro) - 1 - 2 - 3 - 4 - (Centro) - 6 - 7 - 8 - 9 - (Centro)... y se reinicia el ciclo.
Es muy llamativo el hecho de que los ocho Trigramas tienen por números de orden: 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8 y 9, faltando el 5, que en la tradición china es el número del Centro. El Centro, la Unidad no manifiesta, es el origen y el ordenador de toda manifestación. En consecuencia, no participa de las cuentas. (Recordemos que según la tradición bíblica, la tribu de los hijos de Leví, elegida por Yahveh para la custodia del Tabernáculo en el centro del campamento, no fue censada por Moisés junto a las restantes 12 tribus, que debían ubicarse a su alrededor).
Pero cuando el número del Centro se pone de manifiesto, se opera un notable reordenamiento y el círculo de los 8 Trigramas pasa a ser un "cuadrado mágico":
4 |
9 |
2 |
3 |
5 |
7 |
8 |
1 |
6 |
Como corresponde a todo símbolo auténtico, el cuadrado mágico permite tanto una lectura exterior como una lectura interior. Una lectura exterior nos revelará que las filas, las columnas y las diagonales mayores del cuadrado suman 15 lo cual, ciertamente, constituye una curiosidad y una muestra de ingenio. Pero nada de "mágico" hay aquí.
A su vez, una lectura interior nos revelará, por ejemplo, que a través del Centro las parejas de opuestos-complementarios (1-9, 2-8, 3-7 y 4-6), se expresan en suspotencialidades diferenciadas y, a la vez, se reabsorben -por así decirlo- en la Unidad: 10. (El número 5, al ser su propio opuesto-complementario, 5 + 5 = 10, es simbólicamente idéntico al 10). Vale decir que, en realidad, las filas, las columnas y las diagonales del cuadrado mágico siempre suman 10. Y suman 10 -se reabsorben en la Unidad- debido, precisamente, a la acción no actuante del 5, ya sea que el 5 esté "ausente" -como en el círculo de los Trigramas- o bien esté "presente" -como en el cuadrado-. ¡Esta es la magia del cuadrado mágico!. (Nunca deben perderse de vista las diferencias entre una ciencia tradicional y una ciencia "positiva").
En el caso que nos ocupa -la semana planetaria-, es el Centro (7) el que hace posible que las parejas de opuestos complementarios (1-6, 2-5, 3-4), desplieguen todas sus potencialidades diferenciadas y, a la vez, revelen su origen también central: 1 + 6 = 7; 2 + 5 = 7; 3 + 4 = 7.
La inversión de los atributos
Hemos arribado a un conjunto perfectamente coherente, ordenado, tras haber partido d un conjunto aparentemente incoherente, caótico.
Queda, no obstante, una importante cuestión a dilucidar.
Cada pareja de opuestos-complementarios está integrada por un astro de cualidad "impar" y otro de cualidad "par":
Luna (1) |
. . . . . . . . |
Saturno (6) |
Mercurio (3) |
. . . . . . . . |
Júpiter (4) |
Venus (5) |
. . . . . . . . |
Marte (2) |
En todas las tradiciones, la cualidad "impar" está asociada al principio masculino de la manifestación, en tanto la cualidad "par" está asociada al principio femenino. Sin embargo, hemos visto que aquellos astros a los que comúnmente se les atribuyen cualidades femeninas -Luna, Mercurio y Venus-4 tienen asignados números impares, mientras que los astros a los que se asignan cualidades masculinas -Marte, Júpiter, Saturno- tienen asignados números pares. Nos encontramos, pues, ante una inversión de los atributos.
Es sabido que, en el simbolismo constructivo, el compás es el atributo masculino por excelencia (dada su asociación con el círculo y con las potencias celestes), y la escuadra es el atributo femenino por excelencia (dada su asociación con el cuadrado y con las potencias terrestres). Pero en las representaciones chinas de las dos potencias creadoras, Fu-Hi, la serpiente masculina, aparece siempre con una escuadra mientras Niu-Wa, la serpiente femenina, aparece siempre con un compás, al tiempo que ambas están entrelazadas por sus colas. El mismo simbolismo inverso aparece en las representaciones herméticas del Rebis, el Mercurio Andrógino, el cual sostiene una escuadra con su mano derecha (aspecto masculino), y un compás con su mano izquierda (aspecto femenino). De este modo, el lenguaje tradicional de los símbolos ilustra acerca de la unidad indisoluble de los opuestos-complementarios: Se intercambian los atributos para confirmar la unión o, mejor dicho, la no-separatividad.
En la "semana planetaria", se ha operado la misma inversión de atributos, con idéntico significado:
La tríada femenina, ascendente, ha adoptado el atributo "impar", mientras que la tríada masculina, descendente, ha adoptado el atributo "par". Tal inversión es el resultado de la interpenetración armónica de ambas tríadas y de su ordenamiento en torno su Centro.
Para terminar, una última cuestión. Si la semana planetaria expresa simbólicamente el ordenamiento armónico de las potencias celestes (simbolizadas, a su vez, por los astros y las luminarias), ¿adónde ha quedado la Tierra?. A la Tierra, estimado amigo, se llega a través de usted.
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