lunes, 18 de octubre de 2021

EVOLUCIÓN DEL ALMA DESENCARNADA Parte III

 


Todavía hay un punto a esclarecer: ni siempre los deseos viciosos parten de las propias personas. Muchas veces son los obsesores viciados que acompañándolas, despiertan en ellas el deseo y los intuyen para saciarlos.

La gravedad de la asistencia de espíritus del astral inferior no está solamente en que el ser humano quede supeditado a las malas influencias intuitivas que resultan en desatinos, en resentimientos infundados, en conflictos domésticos, en prevaricaciones e infidelidades, existe también el riesgo de accidentes y desastres motivados por el estado de perturbación al que someten a sus asistidos. A esos males, se acrecienta el debilitamiento del sistema de autodefensa del organismo, pudiendo llevar a las personas a contraer enfermedades o agravarlas., perversidad con que pueden accionar los espíritus del astral inferior es casi ilimitada. Muchos y muchos infortunios son debidos a la acción dañina de esos espíritus.

Como los espíritus del astral inferior no ignoran que todos los seres poseen mediumnidad intuitiva, se aprovechan de ella para infundir en sus mentes ideas absurdas y disparatadas. 

De ahí la razón de ciertas personas tener manía de persecución, de ver las cosas siempre por el lado negativo, y otras de suponerse que son víctimas de enfermedades diversas.

 Cumple destacar – y es de mucha importancia – que ni todos los males de que es víctima la humanidad son producidos por la acción de espíritus del astral inferior. Cada ser humano posee tendencias, temperamento, modo particular de sentir y ver las cosas, libre albedrío para tomar decisiones e individualidad propia. A él cabe, por consiguiente, la responsabilidad directa por los sucesos o fracasos que tuviere en la vida.

Si es verdad que los espíritus del astral inferior son atraídos por pensamientos afines e intervienen en la vida de las personas causando diversos males o agravando los ya existentes, no es menos verdad que ellas pueden defenderse perfectamente de ellos con las poderosas armas del pensamiento y de la voluntad.

En la Tierra, hay seres que gobiernan y otros que son gobernados. Antes de alcanzar sus mundos de preparación, muchos de esos espíritus, cuando desencarnan, permanecen en la atmósfera fluídica de la Tierra conservando las mismas inclinaciones de mando y de obediencia. Se forman, así, las falanges de espíritus obsesores, siempre dirigidas por un jefe. Si él es perverso, también lo son sus seguidores, pues lo que los une es, precisamente, la afinidad de sentimientos. Las falanges formadas coordinan sus actividades perjudiciales con las de los individuos que se entregan en el vivir terreno a las mismas prácticas.

La falanges que se disponen a colaborar en los más excedidos actos de incivilidad asisten a los individuos más violentos y perversos, del mismo modo que otras falanges, de instintos menos agresivos, asisten a los de sentimientos idénticos, inclusive los que mercadean con la credulidad ajena.

La gran mayoría de los suicidios, de los casos de locura, desavenencias, discusiones, agresiones, intrigas, tumultos, desórdenes, conflictos y de las convulsiones motivadas por pasiones es incitada por el astral inferior. Los espíritus que permanecen en ese ambiente están, en su mayoría, envueltos en fluidos densos, impregnados de corrientes vibratorias negativas con la corrupción, la mentira, envidia, ingratitud, hipocresía, traición, falsedad, odio, celos y otros sentimientos equivalentes. Intentando envolver a las personas incautas, accionan frecuentemente con astucia y suavidad, falseando los más puros y nobles sentimientos y las más dulces y melodiosas expresiones de amor al prójimo.

En el astral inferior no impera solamente la maldad. En el mismo ambiente de almas desvirtuadas se encuentran otras que tuvieron intención de ser buenas en vida física. No obstante, es bueno insistir que esos espíritus poco pueden hacer de útil a la humanidad. La razón se comprende fácilmente: sus mejores intenciones son neutralizadas por la acción fluídica del ambiente. Solamente en el mundo relativo a la clase a que pertenecen, para donde tendrán que seguir antes de volver a encarnar, es que los espíritus libres de toda perturbación alcanzan plena lucidez.

No todos los espíritus que desencarnan quedan en el astral inferior (atmósfera fluídica de la Tierra), muchos ascienden inmediatamente a los mundos de su clase. Éstos son los que supieron vivir espiritual y materialmente, los que vieron en el trabajo honrado una de las serias razones de la vida.

Los seres que así viven, atraen frecuentemente, a las Fuerzas Superiores, que los asisten, principalmente en el momento del fallecimiento, auxiliando a sus espíritus a trasladarse para los mundos a que pertenecen.

Dondequiera que se encuentre una persona a irradiar pensamientos elevados, ahí es



Gracias por compartir Griselda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario