domingo, 14 de julio de 2019

El chamanismo Parte IX

DESCRIPCIÓN DEL RETIRO ESPIRITUAL CON AYAHUASCA




La decisión de realizar el retiro espiritual con Ayahuasca no bebe ser tomada de manera ligera o apresurada; sino de forma reflexiva, madura y consciente. Hay que asumir un conjunto de actitudes y comportamientos con la finalidad de fortalecer la relación con la Ayahuasca, es decir, el proceso de purificación y sanación.

La persona debe aceptar que las recomendaciones que brinden el chamán y sus asistentes son para preparar y encauzar sus pensamientos y emociones hacia el encuentro con la Madre, la Maestra y la Doctora Ayahuasca. Debe dejar a un lado la desconfianza, el desgano y las decisiones unipersonales. Debe confiar y entregarse  al tratamiento que le brinde el chamán, debe hacer las cosas con voluntad y debe consultar antes de hacer lo que cree. El chamán ofrecerá las directivas con respeto, firmeza y seriedad, sin contemplaciones ni amabilidades, porque así debe ser. 

Bajo estos preceptos, se da inicio al retiro espiritual en sí mismo. El primer día, luego de instalarse en la Casa de Retiro, la persona debe guardar reposo. Por lo general el largo viaje o la sensación de estar en un lugar desconocido provocan en el cuerpo cansancio y ansiedad. Se debe guardar cama, en silencio. La alimentación debe ser ligera: en el almuerzo una crema de verduras, infusiones de manzanilla, hierbabuena, toronjil o menta. En la cena fruta y más infusiones. No es momento de conocerse y conversar, se guarda silencio introspectivo. A descansar toda la noche.

Al día siguiente, luego del amanecer, se hace una visita al cercano lago de Urcos. Se camina por los alrededores por el lapso de una hora. Es un ejercicio de paciencia, constancia y obediencia, ya que el paso debe ser lento, muy lento, tratando de domar el pensamiento, que debe ir al mismo ritmo. El cuerpo firme, con la cabeza abajo, mirando al suelo. Los brazos rectos o hacia atrás. Luego hay que entrar al lago, hay que sumergirse suavemente, en silencio, limpiando el cuerpo con el agua fría. Luego de ponerse la ropa, se regresa a la Casa de Retiro al mismo ritmo en que salimos de ella. 

Al llegar se toma una purga, a base de plantas depurativas. El cuerpo se depura, se limpia. 

El estómago fresco y el hígado renovado. Se tiene una sensación de cansancio y a veces dolores musculares. Más infusiones y algo de fruta. A descansar todo el día. Hay un frondoso y apacible jardín en el lugar, así que a veces se aprovecha el tiempo para contemplarlo, para meditar, para auto diagnosticarse. En el momento pertinente, el chamán soplará rapé o tabaco en polvo en las fosas nasales de los participantes. Es una limpia, un encuentro con el Tabaco, el Viejo Sabio. Quédese tranquilo, respire y siga descansando. El almuerzo es ligero y más infusiones. Otra vez a descansar.

Algunos sienten malestares, como dolor de estómago, escalofríos. Se sienten incapaces de continuar, tienen hambre y la paciencia languidece. Toman el camino fácil, refugiarse en la seguridad de sus rutinas o en su autosuficiencia. Quieren salir. Son libres de hacerlo. Los que se quedan se refugian en su fe y en su determinación. Eventualmente llega la hora en que te conoces realmente. 

Se descansa toda la tarde, hasta anochecer. En una hora determinada empieza la sesión con Ayahuasca. El chamán comparte el brebaje y la persona acepta la voluntad de la Madre Ayahuasca y sus cuidados. El primer indicio es una sensación de vómito o el adormecimiento del cuerpo. Luego vienen las visiones, las revelaciones, y después los pensamientos sublimes, las enseñanzas. La conciencia despierta, está atenta a las palabras de la Maestra. El cuerpo se rinde a los cuidados de la Doctora Ayahuasca. Las emociones pueden parecer fuertes y las sensaciones desagradables. El estómago se va a la boca y los intestinos gruesos reflectan. Mareos y sensación de inestabilidad, pero conciencia despierta y absorta en las enseñanzas.

Tranquilo, tranquila, respire, enfóquese, siga el canto del chamán, sus oraciones, su verbo, su corazón, su soplo vital. Respire, tranquilo, tranquila, respire. Va a pasar, va a pasar, la Ayahuasca está enseñando.

Pero algunos resisten a la Planta o Ella ve por conveniente que no es momento de actuar. No hay sensaciones, no hay mareos. En otra oportunidad será. Sin embargo, la enseñanza queda si se sabe aprovechar.

Pasa la noche y la Ayahuasca te mantiene despierto o dormitando. Hay que salir de eso. El agua fría de la ducha o del lago es el antídoto. Es hora de conversar sobre la experiencia. 

El chamán ofrece sus reflexiones y consejos. Hay que considerarlas, aunque ese momento no las entiendas o las tengas por insustanciales.

Más infusiones. A descansar o a contemplar el jardín, hay que procesar e integrar la vivencia con la maestra Ayahuasca. El almuerzo es ligero, como el día anterior. El ritmo de las purgas y limpias continúa. En la noche otra sesión con Ayahuasca. Otra experiencia, otro aprendizaje, una escalera más en el espiral infinito del crecimiento espiritual. Cada uno vive lo suyo, en el momento que le corresponde.

El cuarto día se tiene una charla personalizada con el chamán con la finalidad de integrar la experiencia vivida. Éste ofrece las últimas recomendaciones para seguir con el post tratamiento. Es hora de partir. Hay tareas pendientes, cada uno las asumirá con responsabilidad poco a poco, de acuerdo a su propio sentir, ya que está frente a un proceso de sanación que amerita tiempo, firmeza y voluntad.

Las experiencias que se tienen con la ayahuasca son diversas en fondo y en forma. Cada ceremonia con la madre ayahuasca tiene un aprendizaje y un proceso de entendimiento. 

Las experiencias pueden ser intensas, pueden ser malas, buenas, gratificantes o simplemente nada extraordinarias. Tomar ayahuasca puede ser una experiencia de cuatro a cinco horas intensas desde el aspecto espiritual, emocional, mental y físico. Se puede experimentar la sensación de muerte, las ganas de llorar, de reír o simplemente permanecer en un estado de contemplación, todo dependerá de la preparación, de la madurez mental, emocional y de la fortaleza física. Se puede experimentar un estado de felicidad, satisfacción y plenitud que nos lleva a pensar que todo en la vida está solucionado, e incluso que uno tiene la suficiente fuerza para solucionar los problemas o los males que lo aquejan. Considero que tomar ayahuasca es fácil, lo difícil y complicado comienza después de la ceremonia, cuando se terminan los efectos de la planta madre. De cómo uno pueda integrar todo lo experimentado con la vida diaria, de cómo uno traslada lo vivido en estados ascendentes de conciencia al plano terrenal, es cuando empieza el trabajo verdadero y profundo de cada persona con la ayahuasca. Ya que es un proceso inescrutable, se recomienda tener la suficiente voluntad y la suficiente paciencia para que la ayahuasca siga haciendo su trabajo de sanación y enseñanza. Todos estos procesos no se los podrá entender desde una perspectiva racional, sino desde el sentido inefable, desde aquello que no puedes ver ni tocar. Tratar de explicar la experiencia de la ayahuasca es perderse en los infinitos laberintos del pensamiento y terminar confundido. Cuanto más se quiere explicar, menos se entiende. Antes de procurar explicar, se debería sentir con la mente y el corazón abiertos, porque el sentimiento es el lenguaje con la que te enseña la vieja sabia ayahuasca. Es importante, después de una experiencia con ayahuasca, tomarse el tiempo y el espacio necesario para uno mismo, y a partir de ello entrar en un proceso de introspección e integración de la experiencia. Es importante guardar una dieta, entrar en reposo hasta que uno lo sienta,  pudiendo durar unos días o semanas,  un tiempo prudente, hasta que el cuerpo y la mente regresen a su estado normal. Algunos efectos o síntomas de la experiencia se podrán experimentar entre sueños o en el día a día, lo recomendable es asumir todo esto con mucha calma, no entrar en pánico, porque es una de las formas de curar de la ayahuasca. La comunión con las plantas sagradas no termina cuando se van los efectos, sino continúa de por vida. No existe experiencia buena o experiencia mala, es una experiencia en sí, por ello se debe tener la madurez y la conciencia para asumir de que los procesos de sanación y aprendizaje no necesariamente son agradables o gratificantes. La experiencia buena o mala con la ayahuasca no depende de la ayahuasca, sino de la percepción de cada persona; el brebaje mágico de la ayahuasca hace su trabajo de sanar y de enseñar.

La ayahuasca nos enseña lo que tenga que enseñarnos, nos cura lo que tenga que curarnos y nos guía donde tenga que guiarnos. Existen cosas que merecemos conocer y cosas que merecemos ignorar. Todo es sanación, aprendizaje y merecimiento en el mundo mágico de la ayahuasca.

Gracias por compartir Lulú.


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