domingo, 14 de julio de 2019

El chamanismo Parte XI

EL  PÁJARO BLANCO CUENTO


Dicen que hace mucho tiempo, cuando ya todo estaba creado, los hombres y mujeres de los pueblos de los montes y los ríos, vivían en armonía.

Los hombres salían muy temprano a cazar y a pescar, pero antes, pedían permiso al espíritu de los animales y de la selva para tomar aquello que necesitaban. Y volvían cargados de alimentos.

Las mujeres sembraban el achacra y le hablaban con cariño a la tierra para que les diera su alimento. Preparaban vestidos, collares, pulseras con semillas y guairulos. Y los niños jugaban desde el amanecer hasta el atardecer. Y en la noche todos se reunían en la casa grande a conversar, a cantar, a contarse historias…

En ese entonces el sol brillaba sonriendo a todos los pueblos. Y la lluvia caía cuando tenía que caer, para regar los campos, refrescar las fuentes y llenar los ríos.

Mientras tanto, del otro lado del mar, otros pueblos soñaban y soñaban… que la tierra era redonda, y fabricaban barcos para ir detrás de sus sueños. Inventaban objetos para orientarse, y la pólvora para vencer en las guerras.

Los pueblos de los montes y los ríos no presentían nada, ni lo imaginaban. Y seguían viviendo como sus ancestros les habían enseñado, confiando en el sol, la luna, las estrellas…. en la tierra.

Hasta que un día, vino volando de las montañas, un enorme pájaro blanco. Se acercó hacia ellos y les habló:

“El dolor, la muerte y el olvido llegarán, pero ustedes sobrevivirán si toman este brebaje”. Y les enseño a preparar un brebaje llamado ayahuasca, con plantas sagradas. Y antes de partir les dijo:

“Si ustedes toman la ayahuasca nunca olvidarán quienes fueron, ni quienes son”


Limpias y rituales

(curaciones a través de espíritus)


El hecho de que el mexicano tenga la facultad de acudir con espíritus para sanarse, protegerse y recordar su origen para entablar su destino, es una de las pocas cualidades prehispánicas importantísimas que ha sobrevivido a la temporalidad.

Se asoma la nostalgia en nuestro sentir, cada vez que recordamos cuántas tradiciones del México eterno hemos sepultado bajo la duda y el olvido. Las más prístinas recogen una sabiduría exquisita, que solo ha podido compartirse adecuadamente tras el conocimiento oral y la práctica; el ritual. Por que el que es mexicano sabe y siente la necesidad de crear de su vida un ritual.

En este sentido, resulta conveniente recordar que los cultos prehispánicos no se limitaban a una ceremonia especial. Se realizaban todos los días –cada alba era efecto de sacralidad– se encontraba delirante y objeto de filosofías los detalles, las señales y los instantes, y se era agradecido por contemplarles. El paso de la vida, tan sagrado como el salto a la muerte; la infinidad de los destinos superpuestos en la ruleta de lo eterno que es Nahui-Ollin y los dones humanos –perdidos en este mundo y, esperando a ser encontrados– solo una extensión de la voluntad del espíritu. Estos dones, en particular, han tenido gran relevancia a nivel cultural por que fueron capaces de conquistar el tiempo para llegar hasta nuestros días.

Dones y habilidades portentosas del brujo curandero

Hoy en día se oyen resonar desde una montaña, un cerro, un pueblo o un rincón de México, algunas de las habilidades más increíbles heredadas de la tradición ritualista prehispánica. Llámense chamanes, sacerdotes, curanderos, brujos, hierberos o hermanos, aquellos que son capaces de manejarlas con sensibilidad portentosa logran lo que un hombre del siglo XXI no se espera.

Precisamente estos hombres y mujeres de conocimiento, mismos que el Dr. Jacobo Grinberg Zylberbaum llamaba “psicólogos autóctonos”, han demostrado poseer el control total de una serie de dones derivados del dominio, también, de otro plano de conciencia. Diría Grinberg una “conciencia de unidad”, donde todos los seres vivos estamos conectados bajo el mismo entendimiento. Algunos de esos dones que operan estos grandes sabios implican la clarividencia, el control del clima y otros elementos naturales, la capacidad de canalizar energías en dirección adecuada y derivado de esto, la curación física, mental y espiritual, que para este texto interesa.

Como es bien sabido por todos los avezados en materias del espíritu, en México existe una práctica altamente eficiente para reconfigurar mentes y destinos, armonizar energías y más extraordinario aún, reconstruir partes de nuestro cuerpo que fueron gastadas o no encuentran armonía con sus otros elementos. Derivado de una serie de recetas médicas prehispánicas, las limpias mexicanas han probado ser esa práctica eficiente para reconstruirnos.



Gracias por compartir Lulú.

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