Las historias de las brujas del mar provienen
del folclore británico. La tradición y las leyendas de las brujas del mar rodea
experiencias de la gente de mar y aventureros, así como de otros incluidos en
el comercio marítimo. Estas leyendas con la ayuda de la imaginación, y con
frecuencia la superstición, han elaborado cuentos de fantasmas, o espíritus con
poderes sobrenaturales que controlan el destino de la gente de mar sobre las
olas.
Actualmente la tradición de la bruja del mar sigue
existiendo. Las brujas del mar se centran en la tradición de la Luna, las
mareas y la magia del clima. A partir de estos elementos se incluyeron como
brujas del mar a las mujeres que supuestamente podían aumentar y causar
tormentas de viento.
Hoy en día, el camino de la bruja del mar es elegido por
los paganos, pues la bruja del mar trabaja con las fuerzas caóticas de
la naturaleza. Aquí, la bruja del mar reconoce que el caos, si bien es
malo en absoluto, es un mal necesario porque los elementos climáticos caóticos
son parte del entorno del mar. Así, la bruja del mar no sólo tiene que utilizar
“magia blanca” y/o “magia negra” sino “magia gris”, para lograr el
mantenimiento de un equilibrio entre los poderes de la luz y la oscuridad. No
muchas personas ordinarias pueden gestionar tal hazaña, por lo que la mayoría
de las brujas del mar son solitarias.
La magia realizada por las brujas del mar
lógicamente involucra al elemento agua, y por lo general es realizada a la
orilla del mar; sin embargo, en los tiempos modernos, dependiendo de la
ubicación de la bruja se pueden usar sustitutos como un lago, río, estanque o
bañera; incluso, colocar un recipiente con agua salada en un altar con la
intención correcta será suficiente.
La magia es por lo general relacionada al mar. Aunque se
pueden realizar varios tipos de magia, la más común es la magia del clima, ya
que las precipitaciones son relacionados con el agua. Dicha actividad se deriva
de las tradiciones antiguas en la que las brujas del mar fueron llamadas a
controlar el clima para asegurarse un viaje seguro en el mar.
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