Así como los chamanes trabajan con espíritus tótem y
espíritus guías, los brujos trabajamos con nuestros espíritus familiares,
normalmente animales, pero no necesariamente éste habría de ser un animal. Un
familiar es una criatura que respalda a una bruja no solo en sus trabajos
mágicos sino en su vida cotidiana. Le transmite mensajes a través de la
naturaleza en forma de curiosas sincronías. La respalda y aconseja, le indica
en ocasiones el camino a seguir y la protege en el astral. Nos ayuda, en
definitiva, con nuestro Arte. Un familiar puede ser físico (un animal) o no
físico (un ancestro o un guía espiritual).
Hay animales que llegan a tu vida de forma causal, no
casual. Suelen ser animales llamados psicopómpicos. Con esta palabra me refiero
a animales capaces de conducir el alma a través de otras dimensiones. Esta
palabra viene del griego y significa “el que guía”.
Los animales con esta
capacidad suelen ser gatos, cuervos, urracas, búhos, cabras, lobos, etc. Existe
un lazo energético entre la bruja y su familiar, forjado por el amor y la
confianza mutuas.
De los cientos de juicios por brujería que se llevaron a
cabo en Gran Bretaña entre los siglos XVI y XVII, un significativo número de
confesiones detallaron encuentros con algún tipo de espíritu. Cuando una lee
los archivos de tantos procesos brujeriles, aprende a discernir donde está la
mente enfermiza del inquisidor de turno de los testimonios de brujos y brujas
que hablan de ciertas cuestiones que no podían ser fruto de la imaginación de
los jueces de la inquisición sino que obedecían a profundos sustratos del
folklore de la región.
Son esos testimonios los que convierten el trabajo de
investigación en un viaje fascinante.
Pues bien, aquellos hombres y mujeres hablaban de los
espíritus familiares. En el contexto histórico y cultural tenemos que tener en
cuenta que la mayoría de la gente, fuesen ricos o pobres, con cultura o sin
ella, creían en la existencia de un incontable número de seres invisibles. Por
algo sería. La gente común poseía entonces un repertorio amplísimo de hechizos
y rituales con los cuales practicaban magia sencilla para su vida cotidiana
pero había muchas veces que necesitaban un tipo de magia más sofisticada y era
en esos momentos cuando recurrían a personas que practicaban el Arte o tenían
algún conocimiento más avanzado sobre magia. Entre ellos encontramos al Cunning
Folk, a los brujos, magos, nigromantes, cantadores, echadores de cartas, etc.
En ese caldo de cultivo, profundamente arraigado en el
conocimiento popular, surgen testimonios de unos seres, animales y no animales
que ayudan a los que realizan trabajos mágicos y que al mismo tiempo le dan
información sobre el futuro y el pasado de una forma que a los antropólogos e
historiadores se les escapa. Es riquísimo el folklore sobre este tema.
En los juicios por brujería de Chelmsford, en el Reino Unido
(1.612), los espíritus familiares aparecieron en frente de la persona de su
elección. Un espíritu llamado “Ball” se aparecía ante Elizabeth Device en forma
de perro marrón y en ocasiones se le aparecía de esta guisa a su hijo, James
Device.
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