Toma un frasco y llénalo un poco con tierra de cerca de la
puerta de entrada de tu casa.
Coloca otra capa de sal de cocina.
Coloca una capa muy fina con agua del grifo del cuarto de
baño.
Llena con una última capa de cenizas de la chimenea o de dónde has realizado fogones
en tu patio,
si no tienes chimenea.
Cuando nadie pueda molestarle, de pie en la puerta de
entrada y con el frasco abierto,
dices:
“Estoy aquí para ayudar a liberar este espíritu, Junto con
mi tiempo, los recuerdos, y
la energía. Estoy aquí para soltarte, mi casa, y me
dejes libre para que pueda seguir
adelante”.
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