“El gato tiene una enorme capacidad
de absorción energética, transmutación y manejo de la energía, sin embargo, hay
que acariciarlo constantemente para que su propio ronroneo lo equilibre a él,
no sólo a nosotros.
A estos hermosos seres a menudo se los prejuzga por su
comportamiento “poco usual”. Muchas veces son discriminados o golpeados por su
color y eso es realmente absurdo. Los gatos no son traicioneros o indolentes,
es sólo que el ser humano generalmente es más emocional, por eso dice que los
gatos son fríos, pero no, simplemente expresan su amor de manera libre, sin
apego alguno, y esa es una de las lecciones que vienen a darnos.
En diversas culturas se los relaciona con la energía solar,
la noche, la luna, la meditación, la protección espiritual y la visión
extrasensorial. Al igual que los perros, se dice que el origen de los gatos no
es terrestre. Solo hay teorías de cómo es que los gatos actualmente proceden de
su domesticación hace 10,500 años en Oriente Medio. Hay que recordar que el
origen estelar no es imposible, porque aunque nacen aquí en La Tierra, existe
energía que impacta al cuerpo y no necesariamente son memorias meramente
genéticas. El gato ha venido a enseñar el amor en libertad, el desapego, la independencia
y a que el hombre no confunda el amor con la posesión. En Egipto se los
momificaba porque conocían su importancia energética, sabían que eran
protectores inclusive después de haber dejado su cuerpo terrenal.
El gato percibe movimientos más allá de lo que el ojo común
puede captar, su estructura ocular le permite captar velocidades que nosotros
no alcanzamos a ver o que simplemente pasamos de largo. En la oscuridad, ellos
ven entre 5 y 6 veces más que nosotros, pero no solo perciben el plano físico
que comúnmente vemos, también pueden ver el campo aúrico de la persona y las
cosas. Es por ello que muchas veces se quedan viendo “a la nada”, o con una
mirada atenta hacia uno.
Los gatos perciben la energía de nuestros centros
energéticos (chakras). Gracias a esto, pueden detectar desarmonías y
equilibrarlas con la peculiar frecuencia sonora de su ronroneo. Si has tenido
gatos, te habrás dado cuenta que cuando llegas con un dolor de cabeza, estómago
o garganta, el gato se posa ahí, y con su sonido armonizador, comienza a
aliviar tu dolencia. Su vibración se genera aproximadamente en el diafragma, en
toda esa zona está su “chakra corazón”, de ahí emana la “energía verde”, la
cual es la de la purificación y sanación.
Por la percepción que tienen del campo aúrico, es común que
en ocasiones los gatos no se quieran acercar a una persona, del mismo modo,
ellos terminarán aproximándose a quienes vibren en amor, confianza, seguridad e
ingenuidad.
Cuando dormimos, sirven como guardianes o transportadores.
En este plano físico evidentemente son solo gatos porque funcionan con las
memorias genéticas de este plano y las estructuras bio-físicas conocidas, sin
embargo, en dimensiones que escapan a nuestra materialidad, ellos funcionan
como protectores de nuestra energía, pueden tomar otra figura en el plano
astral para cuidarnos, así como también tienen la capacidad de conectarnos con
otras dimensiones gracias a su fuerza energética y capacidad para manejar el
espectro electromagnético. Recordemos que “los viajes en el tiempo o
interdimensionales” no necesitan de una nave física que viaje a velocidad luz o
superior, la consciencia bien puede ser transportada a estas velocidades en el
sueño, que es cuando el cerebro entra en ondas theta y delta. El gato va a
ayudar también a que la persona tenga “sueños” más lúcidos, porque cuando el
cerebro del humano entra en las frecuencias mencionadas, estamos más
perceptivos, y es en estos estados cuando el ser energético del gato puede
ayudarnos a potenciar la energía violeta-ultravioleta, esta energía oscila
alrededor de la hipófisis (glándula pituitaria), aquí es donde se localiza el
“tercer ojo”, el receptor “más allá” del plano físico.
No es coincidencia que en la antigüedad se les venerara en
las culturas más avanzadas o con mayor conocimiento cosmogónico, inclusive, a
los magos siempre se les representa con un gato a lado de ellos, esto por sus
capacidades extrasensoriales, y habilidades de transmutación de la energía; no
es que sean misteriosos, sino que nosotros no hemos profundizado en tales
campos de la consciencia.
El gato detecta entidades de “baja frecuencia” por su
capacidad de ver en infrarrojo, esto sucede más de noche ya que la luz solar
está ausente, y ellos miran por detección térmica, así como por control de la
luz gracias a sus fotorreceptores como ya habíamos comentado. Si la energía es
muy “negativa”, generalmente se va a erizar, no solo por la interacción entre
él y el campo magnético de la otra energía, sino porque al hacer esto, él
despide una gran onda energética a través de su pelaje. De hecho, sus
“bigotes”, son antenas, o sea, terminaciones nerviosas que funcionan tanto para
detectar movimiento, medir distancias como captar otras frecuencias.
Cuando un gato pasa por entre las piernas de una persona, se
cree que es porque busca “acariciarse a él mismo”, en cierto modo así sucede,
pero, esto es una limpieza energética. Los seres humanos estamos acostumbrados
a ver todo bajo nuestra propia programación o condicionamiento, si nosotros
tocamos a otra persona es por comodidad o por búsqueda de cariño, no es que no
sea similar en los gatos, sino que cuando ellos hacen esto, están accionando
más allá de lo que creemos.
Duermen muchas horas, pero es porque están trabajando en
otros planos, de hecho, es común que cuando despiertan salgan corriendo sin
aparente sentido, o que esto ocurra de noche, pero no es sino porque al caer
ellos en este plano, su cerebro ya no está procesando sobre dimensiones
sutiles, así que, todo lo que estaban viviendo, lo van a transportar a esta
densidad junto con su cuerpo físico. El gato al igual que el perro tiene
existencia multidimensional, tanto puede estar con nosotros en el plano astral
como en el etérico. Generalmente, en el astral da protección y en el etérico da
visión clara (clarividencia).
El gato tiene una enorme capacidad de absorción energética,
transmutación y manejo de la energía, sin embargo, hay que acariciarlo
constantemente para que su propio ronroneo lo equilibre a él (no sólo a
nosotros). En algunos casos será recomendable llevarlo a terapias de
armonización como el reiki, (la persona deberá elegir a través de su corazón y
notar que el terapeuta en verdad ama a los animales). Es más difícil que el
gato, a diferencia del perro, comience a manifestar padecimientos por tanta
energía que absorbe y transmuta, pero, si empezamos a notarlo diferente en su
comportamiento, que ha cambiado su rutina, o que empieza a haber algún
padecimiento, además de tratarlo con medicina convencional, será necesario
armonizarlo energéticamente.
Los gatos al morir su cuerpo físico siguen en su cuerpo
energético con nosotros al igual que los perros, siguen trabajando en
dimensiones no físicas con quienes los cuidaron en vida, no por el concepto de
lealtad que tenemos los humanos, sino por la misión que ellos tienen, por amor,
y porque así lo realizarán en caso de ser necesario.
Hay gatos que no necesitan vivir con los humanos, pueden
estar por nuestra colonia o simplemente se dejan ver cada que llegamos a casa.
Si estamos alertas y atentos, sabremos que es su manera de decir: “aquí estoy,
protegiéndote, siendo libre, demostrando mi amor sin necesidad de que me poseas
o que te posea”.
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